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                     Mientras Túnez y entre ciertos 
					interrogantes celebra hoy domingo unas trascendentales 
					elecciones históricas, en el vecino Marruecos las 
					formaciones políticas siguen moviendo fichas a fin de ir 
					tomando posiciones para las comicios del 25 de noviembre. 
					 
					En cuanto al titular, viene a cuento de la sugerente 
					conferencia del secretario general del PJD, Abdelilah 
					Benkirán, el pasado jueves 13 en la capital económica del 
					Reino, la populosa Casablanca, ante destacadas figuras del 
					mundo de la banca y las finanzas. Si bien el temperamental 
					Benkirán tascó ésta vez el freno, ello no fue óbice para que 
					lanzara una andanada en el espinoso asunto de la herencia 
					para hombres y mujeres invocando literalmente el Corán, tras 
					explicar a los presentes que, al fin y al cabo, si el Corán 
					es la palabra sagrada de Dios, no es menos cierto que “es 
					Dios y no el hombre quien conoce mejor los intereses de la 
					mujer”. Interesante reflexión digna del mismo San Pablo. Eso 
					sí, esbozando su mejor sonrisa (y Benkirán es un orador de 
					primera fila), el impetuoso secretario general de los 
					islamistas parlamentarios se desmarcó caso de estar al 
					frente del gobierno de una eventual obligatoriedad del uso 
					del hiyab o velo islámico, mientras que su novedosa 
					interpretación sobre el consumo de alcohol (particularmente 
					vino, del que Marruecos es un gran productor) no dejó 
					indiferente a nadie: después de matizar que si bien en el 
					Corán “el consumo de alcohol es pecado (haram) pero no está 
					prohibido (mamnous)”, señaló que el PJD no abogaría por su 
					prohibición puesto que podría reproducirse un fenómeno 
					parecido al de la época de la “Ley Seca” en los Estados 
					Unidos, siendo lo procedente “convencer a los marroquíes 
					para disminuir su consumo, puesto que legislar en este 
					dominio es prácticamente imposible”. Recuerdo al interesado 
					lector que el ex alcalde del PJD en la imperial villa de 
					Mekinés, el defenestrado y elegante Abubakr Belkora, es 
					propietario de importantes hectáreas de viñedos, buena parte 
					de ellos destinados a la producción del excelente vino rojo 
					de la región. 
					 
					Entiendo que, de algún modo, Benkirán y el Partido de la 
					Justicia y el Desarrollo (PJD) se aprestann a formar parte 
					del nuevo gobierno tras las elecciones generales del 25 de 
					noviembre. Si en ciertos medios de la formación islamista 
					parlamentaria, en buena media con la “llave” de la 
					estabilidad política en sus manos, se aspira a una eventual 
					participación al alza quedando a la cabeza del ejecutivo, 
					intuyo que el sector liderado por el actual secretario 
					general, Abdelilah Benkirán, podría conformarse con alguna 
					cartera formando parte de un gobierno no liderado por el PJD. 
					¿Hablaron de ello a primeros de mes el actual primer 
					Ministro, Abbas el Fassi y el propio Benkirán…? ¿Pudieran 
					haber sellado una alianza post electoral entre ambos?. Es 
					plausible, pues al fin y al cabo el partido del Istiqlal 
					(Independencia), también conservador y con raíces 
					neosalafistas si bien al día de hoy más matizadas que en el 
					PJD , es de todo el arco político marroquí y salvando otras 
					formaciones islamistas (como Renacimiento y Virtud o los 
					abstencionistas del Partido de la Alternativa Civilizacional 
					y el Partido de la Umma), ideológicamente el más próximo al 
					Partido de la Justicia y el Desarrollo, del que solo le 
					separaría una referencia islámica más moderada y el 
					acendrado y tradicional nacionalismo istiqlalí ranciamente 
					imperialista, pues sin obviar sus raíces nacionales (algo 
					por lo demás impensable en un marroquí) los islamistas 
					parlamentarios del PJD estilan un talante más 
					internacionalista, manteniendo fluidos contactos con 
					partidos islamistas de todo el mundo (con el Ennahda 
					tunecino entre otros) destacando en la actualidad su 
					estrecha relación, casi fraternal, con el AKP turco de 
					Erdogán y su hábil estrategia moderada de islamización 
					social. 
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