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                     Sin lugar a dudas era algo que se 
					hubiera querido hace cinco años, hace diez, hace veinticinco 
					y hace cuarenta años, pero el final ni ha sido lo esperado y 
					deseado, ni ha convencido más que a los tontos del pueblo y 
					a sus secuaces, que buscan tajada en cualquier cosa. 
					 
					Naturalmente, al hablar de la noticia de la semana, me estoy 
					refiriendo al cese definitivo de la actividad armada de ETA, 
					una noticia que, de palabra, puede ser buena, pero de hecho 
					se ha quedado a menos de medio camino de lo que debería ser. 
					 
					Hubiera sido una gratísima noticia, si junto a esto hubiera 
					dicho ETA que se disolvía. Cosa que no ha dicho. 
					 
					Hubiera sido una gratísima noticia y creíble su postura, si 
					hubiera pedido perdón a las víctimas, muchas víctimas, hasta 
					ahora 859 víctimas mortales. Pero eso no lo ha hecho ETA, 
					con lo que yo no me creo nada de lo que, aparentemente, 
					alguien quiere ver de buena voluntad. 
					 
					De por medio y que nadie lo olvide, además de esa serie de 
					víctimas mortales hay otro tipo de víctimas, los exiliados 
					de Euscal Herría, por no poder vivir con normalidad allí en 
					Euscadi. A esos 360.000 exiliados se les ha ignorado, no se 
					les piden disculpas de nada, tampoco. 
					 
					Y sería más ético y creíble si en la aparición esa del 
					comunicado hubieran salido a cara descubierta, no con la 
					cara, como siempre, tapada. 
					 
					Llegados a esta situación tenemos que decir que la noticia 
					no es tan buena como se ha querido ver, desde el Gobierno y 
					desde muchos medios de comunicación. Eso que quede claro. 
					 
					Por tanto ¿Y ahora qué?. Ahora si hay seriedad, ETA no se 
					tendría que beneficiar de esta nueva situación. Sus presos 
					tendrán que seguir cumpliendo sus condenas y en el mismo 
					lugar donde estén ahora, porque si con esto salen 
					beneficiados es que han montado una estratagema para sus 
					propios intereses. 
					 
					Y es que, que nadie se confunda, esto no lo hace ETA en un 
					momento en el que esté debilitada, porque ahora y debido a 
					que le han dejado, es cuando más fuerza tiene, porque ahora 
					domina muchas instituciones oficiales, con lo que tiene de 
					donde poderse nutrir, directamente, desde la propia casa. 
					 
					Lo que habría que saber es si su respuesta, ahora, se ha 
					debido a los favores que ha recibido para poder llegar a las 
					instituciones oficiales, con lo que eso ya tendría otro 
					nombre y algunos responsables. 
					 
					Y de todo esto lo más perverso es que condiciona a los 
					Gobiernos de Francia y de España para buscar una solución 
					política. ¿Qué solución política, un referéndum para tratar 
					de lograr la segregación de Eskal Herría?. 
					 
					Es más, ETA habla de un conflicto, cuando aquí no se ha dado 
					ningún tipo de conflicto político-jurídico en Euskadi. Aquí 
					lo que ha habido ha sido una banda de pistoleros que ha 
					ocasionado cientos de crímenes, durante más de cuarenta 
					años. 
					 
					Si ETA actúa con esa prepotencia parece que ha podido, 
					incluso, con el Estado, especialmente porque ha tenido y 
					tiene en su política colaboradores políticos, muy 
					especialmente desde el mundo del nacionalismo. 
					 
					Ha decidido esto para ¿Superar la confrontación armada?. 
					Confrontación armada no ha existido, porque las víctimas del 
					terrorismo, Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez o decenas 
					de miembros de las fuerzas del orden, no han ido jamás con 
					la pistola frente a ETA. 
					 
					El tema daría para mucho más que una columna y debo terminar 
					diciendo que “ es bueno que ETA diga que deja de matar, pero 
					sería mucho mejor que eso que dice no vaya acompañado de 
					recompensas políticas, algo que ha tenido desde meses atrás, 
					cuando las últimas elecciones municipales”. 
					 
					Al final, y el futuro ya nos lo irá diciendo, mejor no es 
					que diga que dejan de matar, lo mejor es que cumplan con su 
					promesa, pero no a costa de recompensas. 
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