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                     La huelga de profesores sigue. Ya 
					llevan casi un mes. Pero, se supone, que los ánimos ya no 
					son los mismos. Recordemos que, básicamente, ha estado 
					centrada en la Secundaria que, en principio, con datos 
					referidos a la Comunidad de Madrid, participaron el 75% de 
					profesores, reduciéndose cada jornada de huelga, para la 
					cual, los sindicatos pretenden equilibrarlo con movilización 
					de Infantil y Primaria. 
					 
					Quizás no sea el momento de hacer una valoración sobre el 
					éxito o fracaso de esta huelga. Y me estoy refiriendo a si 
					los docentes conseguirán que las Administraciones 
					correspondientes cedan en sus pretensiones. Por que si ello 
					fuese posible, no hay más remedio que pensar en otra parte 
					del conflicto: el alumnado. 
					 
					Yo recuerdo que participé en una convocatoria de huelga, 
					cuyo objetivo prioritario no era otro que conseguir una 
					mejora salarial. No fue lo mismo que ésta en la que están 
					implicados la casi totalidad de las autonomías. Era 
					solamente nuestra. Y tuvo una duración de 17 días. Quiero 
					recordar que, después de nuestras continuas 
					reivindicaciones, se cumplieron nuestros objetivos, a cambio 
					de la pérdida de nuestro salario y de algo muy 
					significativo, que en aquellos momentos no tuvimos en 
					cuenta, o bien, se hizo intencionadamente, para causar el 
					mayor daño posible a la enseñanza. Porque, ¿siempre se va 
					buscando la mejora de la misma, o por el contrario, la 
					nuestra propia? Y, si como era nuestro caso, causar un daño 
					irreversible a los que siempre salen perjudicados: los 
					alumnos. Se pensó y así se hizo, plantear la huelga al final 
					del curso, precisamente en unos momentos claves para la 
					feliz conclusión del mismo. 
					 
					En general, salvo contadas ocasiones, a una convocatoria de 
					huelga no la secunda la totalidad de los convocantes, lo que 
					implica que, en aquellos centros donde el tutor o 
					responsable de la materia, se adhieren a la protesta y sus 
					alumnos asisten al Centro, ¿qué se suele hacer con aquellos 
					alumnos de sus responsabilidades, porque hay que entender 
					que todos los afectados no se quedan en sus casas bajo los 
					cuidados familiares? En general, los alumnos salen al patio 
					de recreo, se les dan un balón para salir agotados hasta la 
					extenuación; utilización de la biblioteca escolar, 
					proyecciones cinematográficas, etc. Otros, prefieren la 
					familia que no vayan al centro educativo, lo que, en 
					definitiva, no hacen nada. 
					 
					Hay que tener presente que, según informaciones, en cuanto 
					se refiere a la Comunidad de Madrid, el absentismo escolar 
					que se registra en estos días, ¿por qué en la enseñanza 
					pública hay un 10% (5.000 profesores faltan cada día a 
					algunas clases) y en la concertada se reduce a 1%? 
					 
					Por otro lado, según las fuentes consultadas, en una 
					auditoria realizada hace unos años, en 80 Institutos, se vio 
					que los docentes trabajaban entre 14 o 15 horas cuando el 
					mínimo eran 18 horas. Pero, ¿qué ocurriría si exigieran las 
					30 horas de permanencia en el Centro que rige el ROC 
					(Reglamento de Organización de Centros) en vez de las 27 
					horas que se hacen actualmente). 
					 
					Nunca se sabrá si hubiera sido posible un acuerdo con los 
					docentes para sacrificarse ahora, a cambio de compensaciones 
					en un futuro halagüeño. Ahora, la solución es arreglar el 
					desaguisado “centro por centro”; por lo que no se habla de 
					volver a las 18 horas. 
					 
					De hecho el conflicto se ha enlodado mucho más por las 
					contradicciones y las confusiones creada por el ROC. Por 
					ejemplo, en Francia también se está registrando movimientos 
					de protesta por la supresión de puestos de trabajo, al 
					parecer con escaso éxito. Fue en 2007, cuando el Presidente 
					Sarkozy anunció una gran reforma de la Educación, que pasaba 
					por inversiones masivas, acompañadas de reducciones de 
					maestros y profesores. Al final del quinquenio presidencial 
					se habrá suprimido unos 80.000 puestos de maestros y 
					profesores, 50.000 entre 2007 y 2010 y otros 30.000 entre el 
					2014, y los primeros meses del 2012. 
					 
					Para los Sindicatos se trata de una “catástrofe nacional”. 
					Para el Gobierno, por el contrario, se trata de una medida 
					indispensable para racionar un modelo nacional de educación, 
					que tiene un numero “excesivo” de maestros y profesores. 
					 
					Después de sucesivas protestas y movilizaciones contra la 
					“Reforma Sarkozy”, no se ha conseguido paralizarlas de 
					formas llamativas. Maestros y profesores de la enseñanza 
					privada (subvenciones, mayoritariamente católica) se sumaron 
					por primera vez a las movilizaciones del sector público. Y 
					el seguimiento fue muy significativo en regiones 
					tradicionalmente conservadores y católicas, como la Bretaña. 
					Según los Sindicatos, en la Enseñanza Primaria se 
					movilizaron alrededor del 54% de los maestros. 
					 
					Desde la óptica gubernamental, la modernización y 
					racionalización pasa por estas grandes líneas de reformas en 
					curso: más horas de trabajo para maestros y profesores, para 
					producir más y mejor enseñanza, con menos docentes (¿?). 
					Para los Sindicatos, por el contrario, la reducción de 
					profesores en la enseñanza pública y privada traerá consigo 
					la degradación del nivel de la enseñanza francesa. 
					 
					Y, retomando la situación en nuestro país, el problema se 
					agudiza. No se vislumbran acuerdos para poder frenar las 
					movilizaciones, que ya se extienden por casi todas las 
					Comunidades. ¡Y, en medio de toda la protesta, el alumnado! 
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