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					”España es una sociedad que te atrae, te abre las 
					puertas, te acoge con los brazos abiertos, te hace parte de 
					ella sin pensar”, explica la candidata al Senado por el 
					Partido Popular, Luz Elena Sanín, al recordar su llegada a 
					España en 1980. Como senadora ha participado en iniciativas 
					como la promoción de la Comisión Mixta Congreso-Senado para 
					la Unión Europea, y considera que es “un orgullo” que la 
					Ciudad Autónoma confíe en ella. La senadora explica, durante 
					su entrevista con EL PUEBLO, como ha podido conciliar su 
					vida política con su carrera profesional en el campo del 
					Derecho, así como con el cuidado de sus dos hijos. No en 
					vano se reconoce, por encima de todo, una defensora de la 
					familia. 
					 
					El 1 de septiembre de 1980, Luz Elena Sanín llegó a Ceuta. 
					Procedía de Colombia. Licenciada en Derecho, había ejercido 
					de abogada en Medellín durante más de cinco años. “Había 
					aprobado unas oposiciones, abandoné un trabajo muy bueno y 
					estable que tenía en Colombia por defender mi idea de la 
					familia, por mantenerla unida”, recuerda la candidata al 
					Senado por el Partido Popular. “Llegamos a Ceuta porque aquí 
					vivía la familia del que era mi marido”, explica Sanín. 
					Llegó con sus dos hijos muy pequeños, uno a punto de cumplir 
					los tres años y el otro con dieciocho meses. “Cuando llegué 
					a Ceuta ya tenía problemas matrimoniales, pero me vine a 
					España con el único afán de que mis hijos mantuvieran el rol 
					de padre que podría perderse en poco tiempo”, explica. 
					 
					Los primeros meses de aquellos años 80 fueran extraños. 
					“Convalidé mi título en la Universidad Complutense de Madrid 
					porque desde el principio tenía claro que quería ejercer mi 
					profesión”, explica. Sin embargo, los primeros meses fueron 
					complicados en cuanto a lo laboral se refiere. “Hubo un 
					tiempo de espera, de dedicarme a estudiar y de ver cómo me 
					organizaba, que me hicieron vivir una especie de tiempo de 
					reposo. Yo que siempre he sido muy trabajadora, esa 
					tranquilidad no iba conmigo”, explica.  
					 
					Pregunta.- ¿Cómo recuerda aquellos primeros años en 
					Ceuta? ¿Cómo le acogieron? 
					 
					R.- El haber llegado a España fue y sigue siendo una 
					experiencia muy importante para mí, porque me encontré con 
					una sociedad muy abierta y plural. Yo venia de Colombia, 
					pero nunca he sentido ningún rechazo por parte de los 
					españoles por el hecho de ser colombiana. En Colombia, en 
					Iberoamérica en general, apenas se aprecian cambios con 
					respecto a España, porque tenemos el mismo idioma, las 
					mismas costumbres, igual religión... Llegar a España, a 
					Ceuta en concreto, fue como llegar a mi propia casa.  
					 
					P.- Pero pensaba en volver... 
					 
					R.- No, vine pensando en quedarme. Llegué a Ceuta y sentí 
					que aquí había algo que me atraía. Desde los primeros 
					momentos supe que me quedaría en España. De hecho, vine con 
					los billetes de regreso a Colombia para mí y para mis dos 
					hijos, pero nunca los llegué a utilizar. En Ceuta me fui 
					involucrando con mi trabajo como abogada de cara a la 
					sociedad, con una especial atención a la problemática de la 
					mujer y a los menores. La situación me fue absorbiendo de 
					tal forma que ya no podría vivir sin España, mientras que, 
					curiosamente, cuando vine sí pude vivir sin Colombia, a 
					pesar de que allí tengo a mis hermanos, mi familia, a uno de 
					mis hijos y nieto, a mis amigos... Pero España es una 
					sociedad que te atrae, te abre las puertas, te acoge con los 
					brazos abiertos, te hace parte de ella sin pensar. 
					 
					Abogada 
					 
					Una vez homologado su título, Luz Elena Sanín comenzó a 
					ejercer como abogada en Ceuta en diferentes procesos 
					judiciales. Al principio fue difícil porque la frenaba un 
					mundo profesional repleto de hombres. “Fui la primera mujer 
					que ejercía de abogada en Ceuta, yo era joven, y esta era 
					una profesión en la que todos eran hombres y mayores, y al 
					principio fue difícil, costó, pero poco a poco me fue 
					haciendo un hueco”, explica Sanín, mientras agrega que para 
					hacerse reconocida, especialmente en los procesos de 
					separaciones matrimoniales, tuvieron una gran relevancia los 
					primeros casos a los que se enfrentó.  
					 
					“Mis colegas hombres al principio me encorsetaban, la 
					competencia era muy fuerte, pero tuve la gran suerte de que 
					mis primeros tres asuntos fueron de mayor cuantía en un 
					momento en el que no era fácil hacerse con grandes casos. 
					Así que fue duro abrirse camino pero lo conseguí”, concluye 
					Sanín. A la hora de hacerse un nombre en la abogacía 
					influyeron también largas horas de trabajo. La abogada se 
					instaló el despacho en su propia casa y tuvieron que pasar 
					muchos años hasta que pudo cambiar su ubicación a la planta 
					de abajo de su vivienda. “Así podía estar pendiente si mis 
					hijos me necesitaban”, recuerda. Por ello, esta “defensora a 
					ultranza de la familia”, como ella misma se define, asegura 
					que “quien quiere conciliar su vida laboral con su familia, 
					puede”. “La posibilidad existe, sólo hay que querer”, 
					apunta.  
					 
					P.- Tiene fama de que nunca pierde un juicio... 
					 
					R.- Cualquier abogado, por muy bueno que sea, siempre se 
					enfrenta a asuntos que pierde. Yo, como todos, gano y pierdo 
					casos, aunque es cierto que si hago un balance de mi vida 
					laboral, he ganado más casos de los que he perdido.  
					 
					P.- Y para que ese balance haya sido positivo, ¿es 
					necesario que crea en los casos que defiende? 
					 
					R.- Bueno, depende del caso. Cuando trabajas en un asunto 
					civil tienes que creer en lo que estás defendiendo. No vas a 
					ejecutar una letra de cambio si sabes que esa letra está 
					falsificada o tiene alguna alteración. Si lo sabes, no coges 
					como profesional a esa persona. Pero hay que separar el 
					ámbito civil-administrativo del penal. En el ámbito civil, 
					mercantil y administrativo tiene que haber una puridad de 
					pruebas muy claras para tú decir que, efectivamente, esa 
					persona tiene razón, tienes que tener la documentación 
					suficiente; si no es así, no planteas el caso. Pero en otras 
					ocasiones, las pruebas pueden ser endebles pero aunadas a 
					otras pruebas, puedan hacer realidad un hecho que 
					inicialmente parecía débil. En los temas penales, sin 
					embargo, la gente no te va a decir ‘Yo intente matar a 
					fulanito’, así que a veces te encuentras con que te engañan. 
					Pero es que esos asuntos no sólo se pueden ganar por el 
					fondo, sino también por las formas. Y tú puedes cuestionar 
					la credibilidad del cliente en un momento dado, pero si ves 
					que dentro de ese proceso hay una irregularidad, la 
					aprovechas para defender a tu cliente. 
					 
					P.- Su mayor reconocimiento como abogada es en los casos 
					de separaciones matrimoniales... 
					 
					R.- Yo pienso que, en esos casos, el abogado se tiene que 
					concienciar con el problema familiar. Yo defiendo a ultranza 
					la unidad familiar, y cuando una mujer llega a mi despacho 
					porque se quiere separar, lo primero que hago es 
					recomendarle que si todavía quiere a su pareja, intente 
					recuperar su relación. Tienes que plantarte en su amargura 
					antes de coger un caso. Un abogado no se puede deshumanizar. 
					Yo tengo clientas que salen de mi consulta y me dicen que 
					hablar conmigo es como ir al psicólogo, y a mí eso me 
					satisface mucho. Yo les hablo, les asesoro judicialmente 
					pero también les aconsejo de una manera personal, casi 
					espiritual. Un abogado tiene que darle a su cliente lo mejor 
					de sí mismo, un asesoramiento humano.  
					 
					P.- ¿Qué opinión tiene, por ejemplo, del caso de los dos 
					niños desaparecidos en Córdoba? 
					 
					R.- Yo creo que cuando una pareja se separa, el padre tiene 
					todo el derecho del mundo a estar con sus hijos y cuanto más 
					tiempo pueda estar, mejor. Los menores no pueden perder ni 
					el rol de padre ni el de madre, bajo ningún concepto. Lo que 
					ocurre es que cada asunto hay que mirarlo de forma muy 
					individualizada. Yo no conozco el tema de los dos niños, 
					conozco los rumores que salen por los medios. A mí lo que me 
					parece extraño es que se hayan perdido los dos. 
					 
					Salto a la política 
					 
					Fue necesario que el Partido Popular la llamará en tres 
					ocasiones a sus filas para que Luz Elena Sanín aceptara.  
					 
					P.- ¿Cómo recuerda su salto al mundo de la política? 
					 
					R.- La primera vez que me llamaron eran mis hijos muy 
					pequeños, sopesé y decidí que no era un buen momento. La 
					segunda vez ya habían crecido, pero eran adolescentes y 
					pensé que tampoco era una buena ocasión. La última vez, la 
					tercera, mis hijos ya eran mayores. Yo me he desarrollado en 
					mi carrera, mi profesión me da una independencia económica, 
					y la política es un mundo en el que entré en un momento en 
					el que ya podía decir que no era una obligación, que lo hago 
					porque quiero. Cuando empecé en política le dije a mi hijo 
					‘Tengo la sensación de haber estado hasta ahora en un 
					búnker’. Ahora este es verdaderamente mi espacio. Además, El 
					mundo de la política te permite hacer muchas cosas por la 
					gente y por tu pueblo. Por eso creo que es bueno llegar a 
					esta faceta cuando ya no eres tan joven, cuando puedes mirar 
					con cierta perspectiva, sabiendo que la política es siempre 
					temporal. 
					 
					Unión Europea 
					 
					Esa faceta política en la que se siente “muy cómoda” es la 
					que la ha llevado a volver a ser propuesta por el Partido 
					Popular como candidata al Senado. Una reelección que afronta 
					con entusiasmo tras haber sido la senadora por Ceuta durante 
					la legislatura que está a punto de concluir. “Para mí supone 
					un orgullo la confianza que el Gobierno de la Ciudad me dio 
					en su día y que ahora me vuelve a dar para poder estar 
					representando a los ceutíes en el Senado”, explica Sanín.
					 
					 
					Como senadora ha participado en sacar adelante actuaciones 
					tan claves como la Comisión Mixta Congreso-Senado para la 
					Unión Europea, una medida que va encaminada a asegurar los 
					fondos estructurales en la ciudad, así como la inclusión de 
					los puertos, tanto de Ceuta como de Melilla, en los 
					proyectos de interés europeo, el impulso de la presencia de 
					ambas ciudades en el Comité de las Regiones, así como la 
					entrada de ambos territorios en la Unión Aduanera. Para la 
					senadora, está es “la única manera de que Ceuta pueda 
					continuar con su desarrollo económico”, así como un impulso 
					para “la creación de empleo”. De hecho, fue ella la que 
					promovió la constitución de una ‘Ponencia de Estudio sobre 
					las especificidades de Ceuta y Melilla, y su situación ante 
					la Unión Europea’.  
					 
					Singularidades como la multiculturalidad, la misma que ella 
					vivió aquel 1 de septiembre de 1980 en el que llegó a la 
					ciudad autónoma por primera vez, por el que ha luchado desde 
					entonces, y respecto a la cual tiene clara una idea: “Ceuta 
					es un ejemplo de convivencia ante el mundo”. 
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