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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 26 DE OCTUBRE DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Regeneración Legal : La imprescindible
reforma del artículo 19 del Código Penal


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Los partidos políticos ya han presentado genéricamente candidatos y propuestas, pero la temática se sigue circunscribiendo con carácter casi exclusiva a temas económicos y a medidas para paliar los efectos de la crisis en el mercado del trabajo. Un asunto de carácter primordial si queremos evitar el ser intervenidos, pero no es en absoluto el “único” tema relevante que preocupa y causa zozobra en la ciudadanía.

Es cierto que en pleno debate de medidas financieras ha surgido la nueva tregua-trampa de ETA que me parece, a todos los efectos, una estrategia de los criminales para colocarse en las instituciones y garantizarse un salario, amen de una “patente de corso” para manejar fondos y nebulosas subvenciones. Si alguien “cree” a los etarras no soy yo y no pienso presentar disculpas por mi absoluta desconfianza.

Pero, quitando hoy por hoy estos monotemas, el resto de los proyectos de regeneración aparecen de alguna manera estancados y a falta de exposición motivada. Y el referirme a la grimosa Ley del Menor que ya desde su promulgación en el año 2.000 fue tachada por muchos de “irreal, bucólica y pastoril” no es una cuestión de oportunismo por la grave alarma social generada por el asesinato de la adolescente Marta del Castillo, cuyo cadáver no ha podido aún recibir cristiana sepultura porque los criminales se niegan a decir donde la arrojaron, ni por la indignación colectiva ante la amabilidad con la que la justicia (con minúscula) ha tratado a esa basura menor de edad llamado el Cuco, pese a que su ADN se ha encontrado junto al de la niña, pese a que estuvo presente en el crimen, pese a que ayudó a ocultar el cuerpo violado y golpeado. Ahí está la alimaña, en libertad y acudiendo al juicio tan tranquilo como simple “encubridor”. ¿Y qué me dicen del asesinato de la joven Sandra Palo? Recordarán como fue violada, torturada, atropellada con un coche, rociada con carburante y quemada viva y uno de sus verdugos, el Rafita, en libertad y delinquiendo de manera continuada mientras bendice una Ley del Menor garantista, educativa, reinsertadora y complaciente con los criminales y despiadada con las víctimas.

Cuando el propio Iborra, Presidente de la Plataforma contra la Intolerancia y firme defensor de los Derechos Humanos ha encabezado manifestaciones contra esa Ley absurda y forma parte de la Plataforma para su reforma, aunando su nombre y sus esfuerzos a los de las víctimas de delincuentes menores de dieciocho años, es porque existe a nivel ciudadanía un profundo clamor de protesta. De hecho una de las principales injusticias de esta norma “buenista” e ineficaz es que incumple una de las finalidades del Derecho Penal que es la proporcionalidad entre el hecho y la sanción ya que según el legislador “se pretende impedir todo aquello que sea “contraproducente” para el menor” y prima sobre todo “el interés del menor” desprotegiendo a las víctimas en particular y a toda la sociedad en general. ¿Y se puede hacer referencia desde la lógica a aquello que sea “contraproducente” para un criminal? Lo único “contraproducente” para los delincuentes son las leyes que garantizan la protección de la sociedad frente a los elementos antisociales y peligrosos, de ahí que los “garantismos” y los “melindres” de esta ley chambosa tan solo hayan conseguido incrementar de forma espectacular los delitos perpetrados por jóvenes de menos de dieciocho años, otorgándoles una sensación de total impunidad en plan “¡A mí no se me toca que soy menor!” y una absoluta falta de temor ante las consecuencias de sus actos, por atroces que estos sean ya que ni respetan los Centros de Internamiento ni las medidas y las pamplinas de estos Centros.

Tan solo aconsejo reflexionar sobre el hecho de que absolutamente todos los presos de todas las cárceles españolas, desde el asesino más sanguinario al atracador multirreincidente, han sido “menores”, pero ya no lo son. Y el único medio para que un joven no infrinja las leyes es el temor a la dureza del castigo, el respeto ante las medidas coercitivas y es ese el único freno existente que puede presentar garantía de eficacia para reprimir conductas delictivas. Sin dejar en ningún momento de reconocer que uno de los primeros problemas con los que arrastramos en España a la hora de tratar con infractores de menos de dieciocho años es que la psiquiatría infantil y juvenil está “en mantillas”, rectifico, la psiquiatría en general se encuentra a niveles tercermundistas y faltan psiquiátricos cerrados en los que poder recluir y tratar a los enfermos, tanto adultos como niños y jóvenes, cada cual en su correspondiente sección y con el personal especializado. Desde que en los años ochenta “se cerraron los manicomios” por las nuevas y extravagantes teorías que aconsejaban tratar de integrar al enfermo en la sociedad por el cómodo y barato método de trasladar toda la responsabilidad de su control y cuidados a las familias (buen ahorro para la Seguridad Social) el tema psiquiátrico se ha desmandado, porque en casos graves están las residencias que son escasas y simples “aparcaderos” de enfermos para alivio de los familiares, pero donde no se les cura con las nuevas terapias y tratamientos. Al igual que a los delincuentes jóvenes, algunos de ellos sociópatas, psicópatas y aquejados por patologías que no requieren al: educador-psicólogo-asistente social-monitor-cuidador, sino a buenos neuropsiquiatras, moderna medicación y tratamientos neurológicos avanzados con permanente control y régimen cerrado. Los jóvenes enfermos mentales con comportamientos antisociales y que suponen un riesgo y un peligro para la sociedad, ni se reeducan, ni se reinsertan, sencillamente o se diagnostican, se tratan , se controlan férreamente y se curan, o se les deja víctimas de sus problemas psiquiátricos entre charlitas de educadores y discursos de la asistente social, todo igual de inútil y de ridículo.

Y al fallar el sistema de salud mental a todos los niveles, es aún más urgente la reforma del artículo 19 del Código Penal rebajando la edad penal a los dieciséis años. Porque a los “menores” sí les atemoriza la prisión, allí no hay “educadores” sino funcionarios a quienes no se puede “potrear” existe una disciplina cuartelera, se tienen que respetar los horarios, a los compañeros y los recuentos a rajatabla, hay un duro sistema de sanciones para quien infringe el reglamento y cada pequeño privilegio “hay que ganárselo”. De hecho en todas las cárceles existen los módulos de menores para gente de menos de veinticuatro años y los infractores a partir de dieciséis años tienen allí “auténticas” posibilidades de reeducarse y de aprender a cumplir las reglas, pero no porque un psicólogo haya conseguido convencerle “para que sea bueno” sino por miedo al castigo si no se comporta. Con el aliciente de que, en las prisiones y dentro de la enfermería existen módulos psiquiátricos e infinidad de internos reciben tratamiento en el interior del centro penitenciario donde se suele contar con muy buen personal sanitario y buenísimos médicos. De hecho de dieciséis a veintitres años en un módulo específico de menores los jóvenes sí se pueden enderezar y el que esté enfermo ser diagnosticado y derivado a enfermería para tratamiento y si está peor ser derivado a uno de los psiquiátricos penitenciarios como el de Sevilla o Font Calent en Alicante que lo han modernizado mucho. Allí hay posibilidad de sanar y un control riguroso. Sé de lo que hablo soy penalista desde hace treinta y dos años y más sabe el diablo por viejo que por diablo, máxime cuando he sido testigo directo de las diferentes reformas legales, la una peor que la anterior porque los legisladores suelen venir de “Alicia en el País de las Maravillas” y creen que legislan para Disneylandia. Pero no, no estamos en Disneyworld, sino en una sociedad bastante feroz, con muchos jóvenes y más jóvenes con graves problemas de conducta y donde las mafias extranjeras han importado nuevos tipos de delincuencia infantil en los que chavales de diez años y de menos pueden atacar a cualquier ciudadano con violencia para robarle. Nada nuevo expongo cuando hago referencia a la modalidad de “delitos con menores” importados por las mafias. Menores que quedan en libertad y reinciden hasta en un centenar de ocasiones con la connivencia de sus familias y ante la indefensión absoluta de la sociedad ya que la estúpida ley contempla el arco de los catorce a los dieciocho años, no como otros sistemas como el inglés donde pequeños delincuentes son juzgados como adultos, o como el durísimo sistema francés o el alemán. Y no hablemos del americano. A España vienen con menores para delinquir. Hasta que una reforma legal que endurezca las penas, generalice el internamiento y rebaje el arco de aplicación desde los diez a los dieciséis años haga que este desventurado país deje de ser Eldorado del crimen y el Tijuana de los robos con violencia y de los delitos cometidos por jóvenes que se cachondéan de las leyes y se mofan de “las medidas”.

Con la rebaja de la edad penal descenderían de forma automática los hechos delictivos y la reforma tendría importantes efectos disuasorios, amen de erradicar la prepotencia y el sentimiento de impunidad de los delincuentes. La mayoría de edad a todos los efectos a los dieciséis años no es una “innovación” en un país donde se permite abortar a las adolescentes sin permiso de sus padres y acabaría con el proteccionismo lacrimoso de jóvenes, adultos a todos los efectos, totalmente responsables de sus actos y que se aprovechan de un Sistema que parece diseñado para salvaguardar a los malos y dejar indefensos a los buenos.

Cuando se promete “regenerar” se está asumiendo un compromiso ético y moral de muy hondo calado y de enorme trascendencia, porque se trata de determinar lo injusto, erróneo, ineficaz, obsoleto, estúpido e inservible, para cambiarlo por realidades justas, acertadas, eficaces, innovadoras, inteligentes y útiles. Por el bien, la seguridad, la tranquilidad y la satisfacción de todos los ciudadanos honestos. Eso y no otra cosa distinta, es “regenerar”.
 

 
OPINIÓN / SERPIENTE DE OTOÑO

Moda de Otoño


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

¿Quien puede hablar sobre un adecuado “look” otoñal cuando hasta hace una semana vivíamos una especie de primavera tardía? De hecho, a las alturas que estamos aún no se ven (ni pegan) abrigos, plumones, trenkas (este años son “lo más” en estilo casual) ni parkas. Como mucho chaquetas encima de “la manguita” pero ir veraniegas a estas alturas de la temporada es una vulgaridad y llevar zapatos de verano en octubre es un horror, aunque el termómetro suba a casi treinta grados. Las formas son las formas y lo que pega es el socorrido mocasín, la plana manoletina (ya con medias o calcetín) y sobre todo el zapato con cordones tipo Oxford porque el “look college” está pegando fuerte en las colecciones y todas las firmas han sacado sus zapatos Oxford de mayor o menor calidad ¿Los más elegantes según los gurús de la moda? Los burdeos y los marrones-camel, el negro resulta demasiado masculino para las señoras. Jaime Mascaró ha sacado unos Oxford caros pero ideales y en baratito los burdeos de Mustang tampoco molestan a nadie. Aunque para burdeos “de toda la vida” están los mocasines castellanos con borlitas que hace unos años nos parecían “del tunel del tiempo” pero que ahora son un “must” y no tan solo porque los lleven Tamara Falcó y los niños de Nati Abascal. ¿Se renueva tal vez el clasicismo? En algunas colecciones es indudable, ya en la pasada temporada Max Mara diseñó un abrigo camel con cinturón que tuvo lista de espera en media Europa. Y este año repite tonalidades tostadas en abrigos muy cuidados, algunos de pelo de camello.

Buena opción para este otoño apostar por tonalidades camel y dentro de la gama cromática tono hacia arriba y tono hacia abajo. ¿Y los hombres? Ellos lo tienen más fácil porque gracias al buen Dios se erradicó el loden verde que era un espanto y ahora pasan de la trenka al abrigo gris o azul marino. ¿Mis diseños preferidos para “ellos”? Cualquiera de Adolfo Domínguez pero no de la línea U que es para más jóvenes, sino del Adolfo Dominguez clásico de La Cañada o de Marina Banús ¡No se pierdan las trenkas forradas por dentro de mouton! Todo muy geométrico, muy Armani a la cañí, precios medianos y rebajas espectaculares en su momento para hacer fondo de armario.

Como verán no hablo del sempiterno Burberry´s porque si antaño una de sus gabardinas con el bolso y la bufanda (pican) a juego era de un precio adsequible ahora se ha encarecido y se ha subido a la parra, cuando no es para tanto y resulta igual de clasicón. ¿Monerías para aprovechar en las rebajas? Todo lo que sea de lana de Bimba y Lola que está en La Cañada y sus zapatos están bien aunque calzan un poco grandes y las gafas están aún mejor porque tienen diseños muy innovadores,

¿Para bolsos? Uterqüe, sin dudarlo, es la línea abolengosa de Inditex, Zara es para humildes, Sfera menos humilde, Mássimo Dutti tiene monerías y Uterqüe es elegante, tipo Bimba y Lola pero con un poco más de calidad. Sota, caballo y rey. Las economías medias no permiten grandes fluctuaciones y sí mucho escarbar en las cada vez más tempranas rebajas para hacerse con algunas piezas-clave. Siempre que no guste “el trapajerío” que de ese hay todo el año, bajo coste, fabricado en terceros países, ínfima calidad, diseños graciosos y “dan el pego”(siempre que no se tenga una talla superior a la 40) Por cierto, los vaqueros vuelven a llevarse casi en la cintura y no en las caderas y de incómodo tiro corto. ¡Animo, falta poco para las rebajas!.
 

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