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					‘La seguridad está en nuestras manos’ es el lema de las II 
					Jornadas de Seguridad del Paciente que organiza el Ingesa en 
					Melilla. Comenzarán hoy a las 9:30 horas, y a lo largo de 
					dos días se hablará de la importancia de tomar las 
					precauciones necesarias para mejorar la calidad de los 
					cuidados que reciben los pacientes en los centros 
					sanitarios, repercutiendo en su curación. 
					 
					Aspectos sencillos como una pulsera de identificación o 
					tener la higiene adecuada hacen que los elementos “adversos” 
					sean los menos posibles. Deben implicarse, además del 
					personal sanitario, pacientes y familiares.  
					 
					“Los pacientes deben sentirse seguros y confiados de los 
					ciudadanos sanitarios que reciben y debemos estar implicados 
					en la seguridad, pacientes, familiares y profesionales 
					sanitarios”, declaró Mª Concepción Cortés, directora de 
					Enfermería de Atención Especializada del Hospital Comarcal, 
					quien recordó que las primeras jornadas sobre este tema 
					fueron en 2008. Este año comienzan abordando los aspectos 
					adversos que influyen en la seguridad, comenzando con la 
					ponencia de Jesús María Aranaz, hoy a partir de las 10 
					horas, sobre la cultura de seguridad.  
					 
					Un bloque que trata de “mostrar a todo el mundo, incluso a 
					los pacientes, la preocupación de todo el área al elemento 
					adverso, cómo lo afronta el profesional y cómo lo afronta la 
					institución y el entorno laboral”, dijo María Isabel Val, 
					del servicio de la UCI del Comarcal, entendiendo por 
					elemento adverso “cualquier cosa de nuestra propia actividad 
					que pueda dañar al paciente, simplemente por el hecho de 
					estar en un hospital, la OMS reconoce que uno de cada diez 
					pacientes puede tener un evento adverso”. Elementos que no 
					sólo dependen de los profesionales, pues el paciente puede 
					sufrir complicaciones, como depresión, posibilidades de 
					infección, “simplemente por estar en un recinto hospitalario 
					hay más probabilidad de sufrir un elemento adverso, no se 
					trata de que el trabajo del profesional directamente vaya a 
					causar un daño, sino por las condiciones que existen dentro 
					de un hospital, se puede causar ese daño”, quiso dejar claro 
					Val.  
					 
					Se trata de que la asistencia sanitaria que recibamos sea 
					con “la máxima seguridad”, que determine “todas nuestras 
					actuaciones”, porque “cada día la asistencia a los pacientes 
					implica mucha complejidad técnica y tenemos que evitar 
					cualquier suceso, tenemos que poner todas las barreras 
					necesarias” para que no haya problemas, por ejemplo, “algo 
					tan sencillo como una pulsera de identificación al paciente 
					es una barrera de seguridad, la higiene de manos adecuada es 
					una barrera de seguridad para evitar infecciones”, así, “en 
					todas nuestras actuaciones debe primar la seguridad”, es “lo 
					que queremos transmitir a través de estas jornadas”, explicó 
					Cortés, además de dejar claro que “todos tenemos nuestra 
					parte”, a la hora de tener una atención sanitaria segura, 
					desde pacientes, hasta familiares, y, por supuesto, personal 
					sanitario. 
					 
					El idioma 
					 
					Preguntada sobre cómo influía la barrera idiomática a la 
					hora de dar una atención segura, Cortés respondió que 
					“tenemos que buscar personas para que nos traduzcan, porque 
					si no nos comunicamos no nos pueden facilitar los datos que 
					necesitamos para dar un atención sanitaria adecuada”, en el 
					área materno infantil, por ejemplo, “se trabaja con unos 
					pictogramas muy sencillos, fácilmente comprensible si no 
					hablas nuestro idioma”. En cuanto a los familiares de los 
					pacientes, transmitió la necesidad de que informen de todo 
					aquello que vean en el enfermo a los sanitarios, además de 
					ser necesaria participación e implicación para que el 
					paciente asuma su tratamiento, sobre todo cuando está fuera 
					del hospital. 
					 
					A la inauguración de las jornadas irán la directora general 
					del Ingesa, Sara Pupato; el presidente de la Ciudad, Juan 
					José Imbroda; el delegado del Gobierno, Antonio María Claret; 
					y el director territorial del Ingesa, Antonio García 
					Morillo. Las jornadas se clausuran mañana a las 14:30 horas, 
					en el salón de actos del Hospital Comarcal.  
					 
					El martes finalizó en el Hospital Comarcal de Melilla el 
					curso “Bioética en la práctica clínica” que se ha 
					desarrollado durante dos jornadas y en el que han 
					participado 26 profesionales entre facultativos médicos y 
					profesionales de la Enfermería. En el transcurso, se ha 
					propuesto reconocer un nuevo paradigma que reconozca 
					explícitamente que las personas somos “frágiles y 
					dependientes a lo largo de diversas etapas de nuestra vida, 
					y esto debe de tenerse en cuenta en las relaciones y 
					situaciones que se establecen durante la atención 
					sanitaria”. 
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