OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE OCTUBRE DE 2011

¿Lo “políticamente incorrecto” de
preferir Portugal a Cataluña?

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Las polémicas como la originada por Peces-Barba en el Congreso de la Abogacía, son las que salpimientan un poco la amorfa realidad en la que subsistimos. ¿Y qué pasa si el padre de la Constitución bromea o reflexiona con que nos hubiera ido mejor con Portugal que con Cataluña cuando se tuvo que elegir en el siglo XVII? No pasa nada, es la aseveración que le sale de sus santos cojones y hay que respetarla, porque además muchos la compartimos.

De hecho cuando los airados abogados catalanes salieron de la sala ante la indiferencia del resto del auditorio que aplaudió a Peces- Barba, nadie se rasgó las vestiduras. Y es porque, frente a la indignación catalanista (capitalizará el tema para incidir en el victimismo implícito a cualquier nacionalista del pan pringáo) el tirón arquetípico de que, los allí reunidos por mor de la toga, eran y somos el numen de la Iberia Vieja de la que Portugal forma parte inherente e irrenunciable “totus celtíberos”. Y los catalanes, a lo largo de nuestra andadura democrática y aún antes, han sabido hacerse excepcionalmente antipáticos para el resto de los españoles. Recuerdo en los años sesenta, cuando la gran emigración andaluza partió en vagones de tercera para dejarse la salud y los sudores en las fábricas catalanas, a los del sur nos llamaban “charnegos” y ya nos trataban como a una mierda por considerarnos ciudadanos de segunda. Lógico que el recuerdo no despierte grandes simpatías en tierras de curetes. Más tarde y ya en democracia los españoles hemos tenido que tragar quina Santa Catalina con el pamplineo de las “nacionalidades históricas” y estar a verlas venir con unos tipos que alardean de sus diferencias y que incluso desprecian el idioma de cuatrocientos millones de hispanoparlantes imponiendo su lengua (para ser idioma el requisito básico es que tenga proyección universal y desde luego no es el caso) y ofendiendo sistemáticamente al resto de la Nación. ¿A que la sensación latente es que parecen ser españoles “a la fuerza”?. Es un gota a gota de prepotencia, de exigencias, de discriminar al resto de los españoles, de comportamientos despectivos y de ofensas que hace que, como los celtíberos somos mentalmente saludables y no padecemos el Síndrome de Estocolmo, los catalanistas nos toquen los huevos. Mejor habernos quedado con Portugal y les explico por qué ya que, por circunstancias profesionales me he visto obligada a viajar a la “otra” Iberia, pasearla, patearla, conocerla, vivirla y hacer noche en ida y vuelta en el Lusitania que es un tren de los años sesenta. ¿Y cómo son de encantadores y afables los portugueses? Ya lo saben. Pero tal vez no hayan vivido la experiencia estética imborrable de Lisboa en Navidad que es algo maravilloso ¿Y lo apegados que están a sus tradiciones que son las nuestras? ¿Y cómo se empeñan en hablar en un español que ellos llaman “portañol” para que les entendamos?.

Examino las diferencias entre Cataluña y Portugal y no hay color. Porque en Cataluña no está Estoril que es una belleza, ni Coimbra que es un dulce y la Costa Brava comparada con las playas del Algarve es una cochambre. ¿Y tienen los catalanes algo parecido al cocido portugués que con una sola ración (la pringá va a parte pero entra en el precio) se hartan tres personas? ¿Y los hoteles en villas señoriales que salpican la geografía portuguesa? Encima los precios son de medianos a bajos, no han entrado los “arrebatos del minimalismo cutre-zén” en las decoraciones y los portugueses exhiben con placer sus maravillosas antigüedades y sus murales de cerámica que son obras de arte. Pasear Portugal es una prueba de resistencia estética en positivo ¿Y cómo restauran, respetan y capitalizan sus monumentos? ¿Y las Leyes Penales que se gastan que hacen que la delincuencia sea una excepción? ¿Y la mala leche que tienen sus policías? Normal que allí no vaya la gente de turismo-delictivo porque policialmente hacen cualquier cosa menos bromear. Nada que ver con Cataluña donde los índices delictivos son escalofriantes y los ladrones que okupan Barcelona y que acumulan docenas de detenciones (todos extranjeros) son tan populares que hasta salen en los telediarios y han dado pie a que un avisado confeccione y venda un “Mapa del Delito de Barcelona” donde se informa a los ciudadanos y a los visitantes sobre las bandas que “operan” en cada zona de la ciudad. ¡Igualito que en Lisboa! ¡Iba a durar mucho una banda de delincuentes reincidentes en Lisboa!.

¿Requisitos para estar agustamente en Portugal? Pocos. Saber decir “obrigado” por mor de la cortesía, llevar dinerito (no dinerazo) para coger los tranvías y pasearse en los trenes y saber que cuando pica la gusa hay que preguntar por una “pastelaria” donde te dan la gloria de Dios y pasteles de cuarto de kilo sin conservantes ni colorantes por la mitad de precio que en Cataluña y encima te despachan en portañol con mucha sonrisa y mucho arrumaco. ¿Que dónde paro yo cuando tengo que ir a Lisboa? Pues en un hotelito de tres estrellas a precio de hostal que se llama “Hotel Lisboa” y está en una calle perpendicular a la Avinguda Liberdade que es la Gran Vía de ellos y donde se encuentran las grandes firmas internacionales, el hotel casi hace esquina y si se baja por la calle que es cortita hay una pastelaria que aunque llegues a las doce de la noche te ponen gloria divina y sopa de pescado.

¿Qué donde paro cuando voy a Barcelona? En ningún sitio porque trato de hacer ida y vuelta en el día, yo recuerdo las Ramblas hace veinte años, veo ahora el lugar y se me saltan las lágrimas. Toda Cataluña me da en el fondo pena por cómo está y lo único que les queda de las glorias del pasado es la prepotencia, el horroroso acento con el que mutilan el glorioso idioma español, la costumbre de mirar al resto de los españoles por encima del hombro y la suerte que tienen los nacionalistas de allí de que a ningún Ministro del Interior se le haya metido en los cojones echarles en lo alto una buena investigación tipo Malaya para dilucidar ominosos asuntos de dineros y de subvenciones, iniciativa que todos esperamos del Partido Popular para que empiecen a echar las cuentas a los agujeros negros de las “embajadas” que han montado, de los viajes suntuarios, de los dineros desparramados y de la poca vergüenza que se han gastado.

¿Que pasa? ¿Es que a ustedes no les gusta más aquella “María la Portuguesa, desde Ayamonte hasta Faro, se oye este fado, por las tabernas...” que cantara admirablemente Carlos Cano que Marta Ferrusola la mujer de Jordi Pujol? ¿O es que no prefieren la melancólica melodía de un fado de cara al Atlántico cantado con esas voces que parecen de alondras antes que el coñazo de la sardana? ¡No hay color! ¿Y cómo son los salvajes atardeceres marineros del norte portugués celtíbero lindando con tierras galáicas con el océano bravío y el despliegue de nubes de vientres asalmonados?Arrobadito te quedas, faltan palabras y encima entre los chillidos de las aves marinas siempre hay un tañido lejano de campanas, de los bronces que son el sonar de la cristiandad y a los portugueses les encanta hacerlas tañer para oírlas, porque son muy creyentes. En Barcelona en cambio hubo una propuesta de llamar a la Navidad “fiesta de invierno” para despojarla de su carácter sagrado, pero a los renegados se les echaron encima los comerciantes y los padres. ¡Qué grande es Peces-Barba! Inspiración divina al venir a abrirnos los ojos a errores históricos y hacer que muchos volvamos a añorar profundamente nuestra Iberia Vieja, porque a todos nos parieron en Atapuerca y de ahí venimos los que somos y quienes podemos enorgullecernos de ser y de que nuestros ancestros hasta el neolítico fueron parte latente y sangre vivificadora de la España Imperial ¿Han visto como me ha salido de altanero? ¡Pues eso no es nada! Si me oyen hablar de los tercios de Flandes alucinan y no me refiero a “nuestras” Filipinas porque me conozco y sé que me pierdo. Una respuesta al padre de la Constitución y un latir del ADN ibérico: “¡”.Portugal es-pa-ñol. Portugal es-pa-ñol!”