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cultura - LUNES, 31 DE OCTUBRE DE 2011


cartel anunciador. reproduccion.

reportaje
 

Ceuta y la educación: Particularidades locales de un problema global

Ceuta experimentó en el curso 2007-2008 el mayor aumento de titulados de toda España, pasando de un 52,3% de los jóvenes a un 61,8%
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El sector de la educación en España vive uno de los inicios de curso más delicados de su historia reciente. El aumento de las horas de trabajo para los profesores en algunas comunidades autónomas y la previsión de recortes económicos en este área han puesto a muchos docentes del país en pie de guerra, llegando a convocar manifestaciones que en ciudades como Madrid se repetían durante el mes de septiembre con la sombra de una huelga general del gremio planeando en el ambiente. El reciente informe Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE 2011, confirma entre otras muchas cosas que los profesores españoles imparten más horas de clase que la media europea, pero también cobran más. Incluso las conclusiones de este informe, con datos no muy diferentes a los de años anteriores, plantean más preguntas que respuestas en cuanto al funcionamiento del sistema educativo actual. Si en los últimos años hemos invertido más en educación que la media de la Unión Europea (el gasto público y privado por alumno sobre el PIB per cápita estaba en 2008 en el 29%, tres puntos por encima de la media de la UE) y también se han dado más horas de clase, ¿qué es lo que falla? Y centrándonos ya en nuestra ciudad ¿qué es lo que realmente sucede, al margen del resto de España, en este desconcertante inicio de curso?

Elaborar un diagnóstico de la situación educativa en Ceuta, la eterna ciudad a la cola en las estadísticas sobre resultados académicos junto a Melilla, se traduce en un complejo entramado de pros y contras, donde no deja de ser cierto que nos encontramos a la cabeza en cuanto a abandono escolar (un 40,7% frente a la media nacional del 28,4%) pero donde también hay centros educativos donde se han ido produciendo mejoras significativas y de las que normalmente nunca oímos hablar.

La dificultad de la ratio

Una primera consulta entre todos los sectores relacionados con la enseñanza en la ciudad que incluye a los responsables de la dirección provincial del Ministerio de Educación, sindicatos, profesores, formadores de profesores y padres, apunta hacia un lugar común en lo que se considera como el mayor problema ante el que se enfrenta la educación ceutí este curso: la elevada ratio de alumnos por aula y profesor. La masificación de las clases y la necesidad de nuevos centros educativos afecta sobre todo a los primeros niveles de la enseñanza, en Infantil y Primaria, área en el que en los últimos cuatro años ha aumentado el número de escolarizaciones nuevas en unos mil niños. Según datos de la dirección provincial del Ministerio de Educación (ME) en Ceuta, en 2008 el curso comenzaba con 9.361 estudiantes de infantil y primaria repartidos en 384 grupos y con una ratio media de 24,4, alumnos por aula. Cuatro años después el total de alumnos admitidos asciende a 10.310 y las 403 unidades en las que se reparten consiguen mantener la ratio en una media de 25,6 alumnos por aula. Para comprender el esfuerzo del ME en escolarizar a todos estos niños habría que tener en cuenta que durante estos cuatro últimos años no se ha construido ningún centro escolar nuevo, mientras la escolarización infantil ha aumentado considerablemente.

Poniendo estas cifras en perspectiva, en España la media de alumnos por clase en centros públicos de Primaria se sitúa en 19,8, por debajo de la media de la UE (20,0) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE (21,4). Las cifras de Ceuta, muy por encima de estas tres medias, están en el curso 2011-2012 en 25,6 alumnos por aula.

En cuanto a Educación Secundaria Obligatoria, comparando el curso que acaba de comenzar con el anterior, los datos confirman también un aumento de alumnos en 2011-2012, pasando de 3.947 alumnos en 2010 a 4.058 en este curso, aunque esta última cifra podría variar ligeramente por matriculaciones de última hora. Las ratios en Secundaria varían entre los 20,9 alumnos por aula que tiene el IES Almina de media y los 32 del Colegio Concertado Severo Ochoa. De los doce centros que imparten ESO en Ceuta, nueve de ellos tienen una ratio que se eleva por encima de los 26 alumnos por aula. De media, y según el informe Panorama de la Educación, comentado anteriormente, en la primera etapa de la Educación Secundaria los centros públicos españoles se mueven en torno a los 23,5 alumnos por aula, igual a la media de la OCDE (23,5) y algo por encima de la UE (21,9). Mientras, los Centros privados tienen en España una media de 25,8 alumnos por aula.

Mientras la Dirección Provincial escolariza “como puede” al 100% de las solicitudes de escolarización (que han aumentado de nuevo este curso, aunque en un porcentaje inferior a 2010) en una complicada operación que este año no cuenta con aulas prefabricadas pero sí ha dado lugar “de manera virtual” a lo que equivaldría a un nuevo centro escolar a base de redistribución en las aulas, los sindicatos de la enseñanza ceutí denunciaban a finales de septiembre que con estas cifras resulta “imposible” luchar contra el fracaso escolar y que, lejos de al menos establecerse, la situación empeora.

¿Podemos entonces concluir que la elevada y creciente ratio de alumnos es el principal problema de la educación en Ceuta en la actualidad? Según un grupo de maestros y profesores de secundaria, aunque se trata de un grave e importante inconveniente que hay que atajar, no puede ni muchísimo menos identificarse como el primer causante de los pobres resultados académicos que alberga la ciudad autónoma. Como algunos de ellos señalan, la realidad es mucho más compleja, y el debate tendría ser enfocado desde una perspectiva más amplia. ¿Deberíamos entonces remitirnos al argumento de la dualidad lingüística de la población como punto de partida? Según la opinión de un grupo de docentes que trabaja en la ciudad autónoma desde hace una media de treinta años, las dificultades derivadas del amplio uso del dialecto darilla como primera lengua, tampoco serían el causante de los malos resultados. “No es cuestión de idioma, sino de interés. En mi aula el porcentaje de alumnos musulmanes supera en gran medida al de niños cristianos, y esto no repercute para nada en los resultados de cada uno de ellos”, dice uno de ellos, profesor de educación primaria en el Colegio Público Vicente Aleixandre.

Echando la vista atrás, cuando la masificación de las aulas todavía no era un problema como el de hoy, los profesores recuerdan los años en los que los alumnos, aunque no hablaran una palabra de castellano al incorporarse al sistema educativo, cogían gradualmente al resto del grupo, sin que el hecho de provenir de un hogar en el que solo se hablase darilla se convirtiera en una traba insalvable a la hora de obtener buenos resultados escolares. “Hay que tener en cuenta que el porcentaje de alumnos cuya primera lengua es el darilla era mucho menor que ahora, por lo que la inmersión lingüística era más efectiva”, explican los docentes, mientras dicen que el porcentaje de alumnos cristianos hoy, y por tanto con el castellano como primera lengua es en muchos casos una minoría, cuando no una auténtica excepción.

Un triángulo desequilibrado

Los profesores, conscientes del empeoramiento de su imagen pública, más aún cuando se despierta el debate por el supuesto aumento de horas lectivas de un colectivo criticado históricamente por sus amplios periodos vacacionales, apelan al compromiso de toda la ciudadanía para que se les deje de señalar con el dedo como los principales culpables de que la educación ceutí, y española por ende, continúe en esta senda de retroceso.

Según argumentan los profesores, el problema es que la educación es como un triángulo en el que a partes iguales deberían participar el alumno, el profesor y la familia, y si cualquiera de estos vértices falla, la fórmula no funciona. “La labor educativa es de todos, y aunque esto es obviamente nuestro trabajo, la responsabilidad del fracaso escolar no puede recaer solamente en el docente”, afirman.

Los tiempos han cambiado mucho y los hogares se han transformado en los últimos años, dicen los docentes, según explican para muchos alumnos las personas de referencia y en las que se fijan como modelo son los famosos con dinero, o los contertulios en programas del tipo Salsa Rosa. “Hoy en día lo tienen todo, no saben lo que es el esfuerzo, y han perdido el respeto a la autoridad, porque saben que de todas formas, seguirán pasando de nivel.”

Para los profesores, el hecho de que la igualdad sea un imperativo para el acceso a la educación, es negativo si los resultados académicos se igualan “por abajo”, ayudando a los malos estudiantes a continuar en el sistema mientras los buenos no reciben ningún tipo de recompensa por su esfuerzo. Un ejemplo de esto serían las becas, cuya tramitación no funciona como debería para este grupo de profesores. “El año pasado comencé el curso con un grupo de unos treinta alumnos de los que la mayoría, en cuanto recibieron su beca económica, desaparecieron para no volver”, dice una profesora de FP.

Amenazas, gritos, desafíos para ver quién puede más en la clase, si el profesor o el alumno... éste es el pan de cada día de números profesores en Ceuta, algo que muchos de ellos, sobre todo los más jóvenes, no son capaces de controlar y termina con situaciones de baja psicológica.

El lado positivo

Ahora bien, si hablamos de la educación como un triángulo, tampoco está en los alumnos la culpa de que el sistema no funcione, de hecho y, pese a ser todavía una minoría, hay una parte del alumnado ceutí que destaca en su ámbito. Además, según la tasa bruta de población que se gradúa en ESO (un indicativo clásico con el que se mide el rendimiento escolar), Ceuta experimentó en el curso 2007-2008 el mayor aumento de titulados de toda España, pasando de un 52,3% de los jóvenes a un 61,8%.

Desde el Centro de Profesores y Recursos (CPR) de Ceuta, su directora, Maria José Navarro, abunda en las experiencias positivas para la educación que se desarrollan desde hace tiempo en muchos centros de la ciudad, grandes desconocidos para la opinión pública local, que además ofrecen atisbos de una incipiente mejora en el rendimiento escolar de los centros donde se han puesto en marcha.

“La mayoría de los profesores en Ceuta son personas comprometidas con el cambio, y que a través de formación complementaria buscan nuevas fórmulas para mejorar el rendimiento escolar. El Colegio Público Vicente Aleixandre, que comenzó hace un año su transformación en Comunidad de Aprendizaje, está viendo ya los primeros resultados del programa en el que participa”. La Comunidad de Aprendizaje es un modelo de enseñanza que se lleva desarrollando en España y otros países desde hace años y que consiste en integrar a toda la sociedad en el proceso educativo, haciendo del centro escolar un lugar abierto y mucho más en contacto con todos los actores sociales de su entorno. “Incluso los profesores, en una evaluación anónima del funcionamiento del curso, manifestaron que habían recuperado la ilusión de enseñar, trabajando unidos por un sueño común”, dice Navarro, que defiende la estabilidad en las plantillas educativas para que los nuevos programas optimicen al máximo sus resultados.

“Hay tal cambio de asignación de profesores en los centros que hay que hacer un reciclaje permanente excesivo: no se rentabiliza la formación del profesorado de un año para otro en algunos sitios y el ME debería replantearse esto. Si un equipo completo se embarca en un proyecto ilusionante e innovador deberían rentabilizar la permanencia de ese profesorado para su continuación en el programa al menos 3 ó 4 años. Si el resultado es interesante , ¿por qué no renovarlo? la estabilidad de las plantillas es muy importante para conseguir la eficacia en la formación y los procesos de cambio”.

Así llegamos a otro de los puntos débiles de la educación ceutí: el incesante cambio en los claustros de profesores, que impide mayor profundización en las aulas.

En un artículo publicado recientemente en el diario El País, el profesor de Lengua y Literatura de secundaria Fernando López exponía que, dado el recorte de profesores en su instituto madrileño, a lo largo de este curso tendrá que impartir materias en las que no es especialista, como filosofía, historia y geografía, cuando el año pasado fue lengua española y alemán. López cuenta que invierte unas cinco horas en preparar algunos temas, para los que compagina el texto con material online. El profesor se preocupa por motivar a sus alumnos, a los que no les vale que alguien llegue para “vomitarles el contenido”. En Ceuta la situación se repite, aunque dadas las reducidas dimensiones del ámbito escolar en la ciudad, algunos de los que sufren esta situación no quieren dar su nombre por miedo a que esto pueda repercutir de forma negativa en el centro donde trabajan. La directora del CPR, Maria José Navarro, confirma que, aunque no es competencia suya, es una práctica que se ha ido extendiendo en los últimos años y que “claro que perjudica, es el problema de los cupos. Faltan profesores en unas áreas y sobran en otras, pero pensar que cualquier profesor puede dar una materia es un error”.­

Quienes menos suelen opinar al final sobre si están satisfechos o no con el sistema educativo son los alumnos, protagonistas finales del proceso educativo que si no encuentran el aliciente necesario en las aulas, terminan buscándolo en otros sitios. Los jóvenes, en su mayoría tienen la necesidad de aprender y la facilidad hacerlo, pero ellos no pueden cambiar el sistema en el que se desarrollan. Solo el conjunto de la sociedad, olvidándose del color político de sus ideologías, puede promover el cambio en el que nos veremos reflejados el día de mañana.
 

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