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sociedad - MIÉRCOLES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2011


jóvenes en bicicleta. fidel raso.

  EL DÍA DE LA MOCHILA EN FAMILIA
 

Los ceutíes se echan al
monte, aunque sustituyen la caminata por el coche

El ‘Día de la Mochila’ congrega a familias y a grupos de jóvenes que combinan los frutos secos con el alcohol durante varias noches en vela en las que añoran internet
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Grupos de familias y amigos se congregaron ayer en los montes de Ceuta para celebrar el ‘Día de la Mochila’. “Nuestra fiesta, la de todos los caballas”, apuntaban los ceutíes. Grupos de todas las edades reunidos en torno a un festín de platos típicos de un día de campo, desde la tortilla de patatas hasta la ensalada de pimientos. No faltaron, por supuesto, tradicionales frutos secos como las castañas o los pistachos. Los más jóvenes cambiaron la comida familiar por la velada nocturna. Muchos de ellos acamparon el viernes y desde entonces, aseguraban, no habían dormido ni una sola noche con tanta celebración.

Jesús Guerrero celebró su séptimo cumpleaños acampado en la zona de Isabel II cercana al Fortín de Anyera. Junto a él sus padres y una quincena de familiares. El más pequeño, cinco años; la mayor, 41. “El día de la Mochila es nuestra fiesta, la de todos los caballas”, apuntaba una de las madres, Mercedes Gómez. Habían pasado la noche en el campo, una jornada a oscuras porque, según explicaban, habían robado los motores que daban luz. Felicitaban la labor de las Fuerzas de Seguridad, pero reivindicaban que la Ciudad instalase luz eléctrica en los merenderos. “Queremos luz y cuartos de baño, que venimos con los niños pequeños y es muy incómodo, y que haya un puente en condiciones, que ayer [por el lunes] tuvimos que trabajar”, agrega Mercedes. Los adolescentes que la acompañaban, de paso, pidieron conexión wifi, que la noche sin internet se les había hecho muy larga.

Jóvenes de entre 15 y 25 años era lo que predominaba en García Aldave. Aunque la mayoría de ellos, aseguraban, no se mantenían en pie. “Llevamos desde el viernes sin dormir”, apuntaban muchos de ellos con la copa en la mano. “Me estoy quedando sopa, y ya no me entra más Coca Cola así que me bebo el ‘Pampero’ sólo”. “Y las cosas que hemos hecho no las podemos contar”, vacilaban.

Un grupo de unos cuarenta chicos, liderados por Marina, José y Jeremai, montaron su propia discoteca en el monte con mesa de mezclas incluida. Recordaban que cuando eran niños recorrían el monte en bicicleta. Ahora lo han cambiado por las tiendas de campaña y la noche en vela. A su alrededor, cuesta arriba y cuesta abajo, grupos de chavales de doce años en bicicleta. Probablemente, los que dentro de cinco años monten sus tiendas de campaña en el monte. Ciclos, como señalaba otra de las señoras de ‘Mochila’ en el monte: “Yo hace veinte años subía a García Aldave con mis amigos, ahora subo con mis hijos al Monte Hacho”.

El campo, convertido en un inmenso aparcamiento de coches porque con la excusa del niño pequeño y el abuelo mayor casi nadie había subido andando. Entre las familias no faltaban, por supuesto, los frutos secos. “Almendras, pistachos, castañas...”, explicaba uno de los ciudadanos. “Y tortilla, ensalada de pimientos, filetes empanados, callos con chorizo y morcilla...”, agregaba la ‘portavoz’ de un grupo de unos 18 adultos y 12 niños.

La prohibición de hacer barbacoas era otra de las medidas con la que muchos no estaban de acuerdo, aunque aseguraban que la entendían porque había “mucho cafre suelto” ayer en el monte.
 


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