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					El crisol de culturas en el que se sustenta la sociedad 
					melillense hace que en esta ciudad de apenas 12 kilómetros 
					cuadrados haya tres cementerios. En realidad, no son los 
					únicos en los que parte de la historia de Melilla descansa 
					para siempre bajo tierra. Fuera de nuestras fronteras, a 
					casi mil kilómetros de distancia, hay un camposanto muy 
					vinculado a la ciudad aunque esté enclavado en mitad del 
					bosque asturiano. Allí hay enterrados unos 50 soldados 
					regulares melillenses que fueron al Norte de España para 
					combatir en la Guerra Civil, aunque la cifra podría estar 
					entre 200 y 300 según los investigadores del cementerio, que 
					se encuentra en ruinas desde hace años. Este año se han 
					conmemorado los primeros tres cuartos de siglo de la Guerra 
					Civil y el primer centenario de la unidad de Regulares. Dos 
					efemérides muy relacionadas con un antiguo cementerio 
					construido al inicio de la contienda por los propios vecinos 
					de el pequeño municipio asturiano de Barcia, en el que 
					reposan los restos de medio centenar de soldados regulares 
					de nuestra ciudad.  
					 
					Esta cifra oficial contrasta con la horquilla de entre 200 y 
					300 militares melillenses que podría haber en realidad por 
					las sospechas de quienes han investigado este camposanto, 
					conocido como Cementerio Moro de Barcia. Es el único de 
					estas características que existe en todo el Norte de España, 
					aunque desde hace años se encuentra en muy mal estado de 
					conservación por la falta de apoyo institucional. La 
					vegetación y la maleza del bosque asturiano en el que se 
					asienta este cementerio cubren las tumbas de los soldados, 
					que fueron enterrados siguiendo el rito musulmán, y que aún 
					hoy reciben la visita de quienes se muestran atraídos por la 
					historia de lo que ocurrió en aquella zona de España hace 
					más de 70 años.  
					 
					Estos visitantes son, de alguna manera, el relevo del santón 
					y de los soldados que hasta hace tres décadas iban a Barcia 
					para mantener el cementerio en buenas condiciones. En la 
					actualidad, sólo la parroquia rural de Barcia se encarga con 
					sus pocos recursos de limpiar periódicamente la zona del 
					cementerio musulmán, aunque la aspiración de este pequeño 
					municipio es que se pueda rehabilitar con una inversión que 
					nunca se ha cuantificado. 
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