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                     José Luís Rodríguez Zapatero será 
					recordado como el Presidente del Gobierno que llevo a este 
					país a la mayor crisis socio económica de nuestra historia 
					democrática como consecuencia directa de su incapacidad para 
					ofrecer las respuestas necesarias que podrían haber 
					minimizado los efectos de la crisis que sufre la sociedad 
					española pero también, de las contradicciones constantes en 
					la toma de decisiones esenciales, que deberían haberse 
					dirigido a favorecer el bienestar general de una ciudadanía 
					que debe continuar pagando los desaguisados y la incapacidad 
					de los líderes socialistas puesto que, continuamos siendo 
					cuestionados por unos organismo internacionales, que 
					comprueban expectantes como se hunde nuestra economía y 
					como, un trimestre más, se incrementa una tasa de desempleo 
					que nos acerca peligrosamente a los cinco millones de 
					parados, duplicando la tasa de paro existente actualmente en 
					la Eurozona.  
					 
					“Tomaré las decisiones que España necesita aunque sean 
					difíciles. Voy a seguir ese camino cuesto lo que cueste y me 
					cueste lo que me cueste” fueron las palabras textuales 
					pronunciadas por José Luís Rodríguez Zapatero, el 14 de 
					julio de 2010, durante el debate del estado de la nación dos 
					meses después de renunciar totalmente a cumplir las medidas 
					incluidas en el programa electoral con el que el partido 
					socialista convenció a los 11.064.524 de votantes que le 
					otorgaron la Presidencia del Gobierno. Una decisión que 
					constituye a fecha de hoy el mayor cambio en materia 
					económica introducida por un Gobierno democrático en la 
					historia de España exclusivamente por motivos electoralistas 
					puesto que, fue incapaz de reconocer la situación real del 
					país en los meses anteriores a la celebración de las 
					Elecciones Generales de 2008 tal y como indicaban los datos 
					y las cifras facilitadas por expertos economistas.  
					 
					Por todo ello, los españoles tenemos la obligación moral de 
					recordar dos célebres frases pronunciadas por el máximo 
					representante de los socialistas españoles en los últimos 
					años que demuestran las incongruencias en su discurso: 
					“bajar impuestos es de izquierdas” y “a quienes piden un 
					despido más fácil y más barato les digo: ¡que no, que no!”. 
					Las informaciones posteriores demuestran una realidad 
					totalmente contrapuesta puesto que, tanto en materia 
					impositiva el partido socialista en el Gobierno ha ejecutado 
					una subida generalizada de impuestos cuyo eje central ha 
					sido el IVA como, en materia laboral en la que han aprobado 
					finalmente una reforma laboral que permite despedir a un 
					trabajador abonándole 25 día por año trabajado frente a los 
					33 de antes y ERES (expedientes de regulación de empleo) por 
					previsión de pérdidas sometidas a arbitraje. 
					 
					Tampoco podemos olvidar otras decisiones promovidas desde el 
					Ejecutivo de la nación tan relevantes como, la reducción 
					cercana al 5% en las retribuciones de los trabajadores 
					públicos, el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 
					años, la congelación en las pensiones de nuestros mayores, 
					la eliminación en las deducciones por compra de vivienda, la 
					desaparición de la ayuda por nacimiento, sin tener en cuenta 
					el ingreso de las familias o la eliminación en la devolución 
					de 400€ cada año a los contribuyentes de IRPF aunque, la 
					decisión más significativa ha sido sin duda la privatización 
					de una parte significativa de AENA (Aeropuertos Españoles y 
					Navegación Aérea) y de Loterías y Apuestas del Estado cuando 
					siempre han criticado con dureza las que llevo a cabo los 
					gobiernos del Partido Popular. En definitiva, jamás una 
					formación política en el Gobierno ha mostrado tantas 
					incongruencias entre sus planteamientos iniciales y sus 
					actuaciones finales. 
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