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					Como millones de españoles seguí con avidez, implementado 
					por mi condición profesional, el cara a cara entre Alfredo 
					P. Rubalcaba y Mariano Rajoy. 
					 
					Me llamaron la atención muchas cosas, eso es cierto. Más 
					allá de ver al candidato socialista en plan sesión de 
					control al presidente del Gobierno, cuestionando más sobre 
					el proyecto popular que ensalzar el propio, vi a un 
					Rubalcaba que pareció improvisar el pésame a las Fuerzas 
					Armadas y a los familiares del sargento Moya, abatido en 
					acto de servicio en Afganistán al ver que de ese modo 
					comenzaba su intervención Rajoy en su primer turno de 
					palabra. Dio la sensación de no tenerlo preparado y salir 
					sobre la marcha de la situación. 
					 
					Pero al margen de eso y de que se haya criticado por activa 
					y por pasiva, desde el PSOE, a los anteriores Gobiernos 
					Aznar de participar en el conflicto bélico de Irak, sin 
					cuestionarse al menos qué hacemos actualmente en Líbano, 
					Afganistán o qué hemos hecho en Libia, Alfredo Pérez 
					Rubalcaba mencionó formas de minorar la crisis recortando, 
					entre otros, en las Fuerzas Armadas. 
					 
					Esto es algo que realmente llama la atención, sobre todo en 
					Ceuta, donde los recortes ha sido de tal calado, que ha 
					cambiado absolutamente el papel disuasorio del Ejército en 
					la Ciudad Autónoma, por el de estampa costumbrista porque 
					así lo ha querido Carmen Chacón y así lo han asentido los 
					‘babucheros’ al mando de nuestras Fuerzas Armadas, por 
					debajo del Rey, esos que entre otras cuestiones sirven para 
					llevarle el bolso a doña Carmen y no elevan su voz bajo 
					ningún concepto ante las dificultades que asumen y tragan a 
					la hora de ser operativos y estar preparados para cumplir 
					con la misión más importante que se le encomienda al 
					Ejército en la Carta Magna en su artículo 8: Las Fuerzas 
					Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y 
					el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la 
					soberanía e independencia de España, defender su integridad 
					territorial y el ordenamiento constitucional. 
					 
					Decir como dijo Rubalcaba lo del recorte en las Fuerzas 
					Armadas es para llevarse las manos a la cabeza. Un país, que 
					se precie de ser una potencia internacional, necesita un 
					ejército moderno, preparado y bien dotado. Lo contrario es 
					hacer el papel de bobo ante el necesario escenario en que 
					debe estar España a nivel internacional. España es una gran 
					nación que debe contar con una economía fuerte, con niveles 
					de paro similares, como máximo, a la media europea, con una 
					educación de primer orden, con una sanidad de excelencia, 
					con unas políticas de protección social cubiertas por las 
					aportaciones de los millones de trabajadores con los que 
					debería contar España en las empresas inversoras y confiadas 
					en una buena gestión estatal, y con unas Fuerzas Armadas 
					como Dios manda. Lo demás son milongas. 
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