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sociedad - VIERNES, 11 DE NOVIEMBRE DE 2011


Antonio Fuentes y José Luis Pérez con las coronas. fidel raso.

REPORTAJE / CORONA DE LA VIRGEN DE ÁFRICA
 

Una pieza única para una virgen
muy querida y admirada

África celebró ayer el 65 aniversario de la Coronación de la Señora con una joya confeccionada en su día gracias a la donación pública; EL PUEBLO fue testigo de los instantes previos al acto de conmemoración
 

CEUTA
Paula Zumeta

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La corona de la Virgen de África es la joya de mayor valor que posee esta imagen tan querida para los ceutíes. Ayer se celebró el 65 aniversario de su Coronación con una solemne misa a la que acudieron cientos de feligreses y las máximas autoridades civiles y militares. La Cofradía de Caballeros, Damas y Corte de Infantes de Santa María de África Coronada permitió a EL PUEBLO poder disfrutar de los momentos previos a la coronación. A las 17.00 horas en punto, el secretario de la Cofradía, Antonio Fuentes, y el mayordomo, José Luis Pérez, portaron el pequeño cofre que transportaba ese gran tesoro simbólico que es esta corona para los ceutíes. Secretario y mayordomo realizaron un breve trayecto por el pasillo principal de la Iglesia Nuestra Señora de África. Cerca del altar, se abrió el cofre, que contenía una corona que los ceutíes tan sólo pueden disfrutar una vez al año, cada 10 de noviembre. Los hermanos transportaron con mucho cuidado y solemnidad este preciado bien hasta el renovado Camarín de la Virgen. En una iglesia vacía, subieron con mucho cuidado hasta la cabeza de la Virgen para quitarle la corona que porta habitualmente. El momento fue emotivo y muy importante para la Cofradía, que celebró ayer uno de sus grandes días con todos los ceutíes.

En relación con la historia de este acto, hubo varios cambios para la fecha de la Coronación y en un principio se propuso el 5 de agosto; sin embargo, no fue posible. Otra propuesta para la celebración fue el 10 de octubre, festividad de los Santos Patronos pero un “extravío” del “breve que el Papa Pío XII había ordenado para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de África”, pues el documento no llegó a Nunciatura, obligó a que se aplazara de nuevo el acto y se fijara la fecha final, el 10 de noviembre.

Esta ‘joya’ fue confeccionada por donación pública de gran parte de las ciudades y pueblos de España, tal y como explica Fuentes en un escrito cedido amablemente a este diario. Además, también invirtió dinero el Estado, pero sobre todo, fue gente de Ceuta la que, voluntariamente aportó su dinero y “sus alhajas familiares de forma desinteresada”. “No sólo las familias pudientes colaboraron sino incluso los barrios pobres de la ciudad”, un aspecto aún más “meritorio si cabe” si se tiene en cuenta los duros que fueron los años de la Posguerra.

En total, 584 piedras preciosas

El trabajo de la corona fue encargado a los talleres de José Santarrufina en Madrid y estuvo basado en la idea de los joyeros locales Luis Pérez Gómez y Epifanio Hernández Valiente. La confección costó 425.000 pesetas, pagadas en cinco plazos. Compuesta por dos piezas de oro macizo, tiene un peso de 4.937 gramos, casi cinco kilos llenos de simbolismo y que han marcado la fe y la devoción de muchos ciudadanos no sólo de Ceuta. Así, el canasto se compone de tres órdenes: el primero, que corresponde al asiento de la pieza, presenta engastados e intercalados seis esmeraldas y seis granates de forma rectangular. En el segundo, se alternan sucesivamente columnas venecianas -ocho-, ángeles -seis-, así como dos escudos esmaltados de España y Ceuta flanqueados por 34 brillantes cada uno, timbrados de corona real en la que se engastan cinco perlas, dos esmeraldas y tres rubíes. En el tercer orden hay ocho florones de hojas de acanto perlados, que convergen en un mundo de oro y suman una cruz de 11,50 centímetros recubierta de platino y 110 brillantes y 26 rubíes de 3x2 milímetros con un gran brillante en el centro de 2,50 centímetros. El resplandor lleva en el círculo interior y en forma oval, seis esmeraldas y dieciséis rubíes, ocho zafiros azules y dos grandes perlas. En el cenit de la joya hay una estrella de dieciséis puntas recubiertas de plantino y 110 brillantes, con una gran esmeralda de Cabujón, en forma de lágrima, que perteneció a la Reina Isabel II. En total, 584 piedras preciosas adornan a una joya a la que, en la actualidad, “no se le puede dar un valor económico, ya que es mucho el valor sentimental que tiene”, explica Fuentes.
 

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