| 
                     Todos los analistas políticos han 
					dado como ganador del debate al líder de los populares y 
					candidato a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy que, 
					en algunos de los bloques que contenía el mencionado debate, 
					le sacó una buena ventaja al líder de los socialistas, Pérez 
					Rubalcaba, aunque en el computo final y utilizando las 
					matemáticas, da un resultado, más o menos, de un 16% de 
					ventaja que es, según las encuestas, la diferencia que 
					existe, en estos momentos, entre populares y socialistas en 
					intención de voto. 
					 
					No soy ningún experto en hacer análisis político, pero como 
					todas las opiniones son igual de respetables, sin que me 
					mueva absolutamente nada a favor de unos u otros, voy a dar 
					mí personal opinión para dar satisfacción a varios lectores 
					que me lo han pedido. 
					 
					Antes de dar esa opinión sobre el debate quiero decir que, 
					en el mismo, no se tocaron algunos temas que ha sido noticia 
					durante bastante tiempo en los principales medios de 
					información. Luego me da la sensación de que había un pacto, 
					entre ambos partidos, para no tocar esos temas que, al fin 
					de cuentas, podría perjudicar las aspiraciones, tanto a unos 
					como a otros, con la aparición de algún partido que 
					aprovechándose del asunto, pudiese servir de “bisagra” a la 
					hora de gobernar uno de los dos. 
					 
					Dicho esto, vamos a ese análisis que me solicitan mis 
					lectores en la creencia, equivocada por cierto, que se de 
					qué va todo éste asunto del debate entre los candidatos a la 
					presidencia del Gobierno de ambos partidos. 
					 
					Por la deformación profesional que me da el conocimiento de 
					los medios hablados, radio y televisión, a los que he 
					dedicado cuarenta años de mí vida, fue el primer análisis 
					que hice de ambos candidatos. 
					 
					Es seguro que cuando le ponen a cualquier persona, no 
					habituada al medio, una “alcachofa” por delante para que 
					hable, pierde un porcentaje importante de su capacidad para 
					reaccionar, incluso algunos señalan a quienes le acompañan 
					para que sean ellos los que hablen ante ese “maldito 
					artilugio” 
					 
					No es el caso que nos ocupa, pues ambos contendientes están 
					más que habituados al medio. Sin embargo, Rubalcaba, tuvo 
					momento en que la voz se le volvía algo “temblona”. Lo cual 
					es síntoma inequívoco de dudar en lo que está diciendo. 
					 
					Rajoy permaneció tranquillo, con la tranquilidad que le daba 
					el saber que no se jugaba nada en éste debate, pues ya 
					estaba todo el pescado vendido, limitándose a verlas venir y 
					procurando no decir nada que le pudiese perjudicar. A pesar 
					de ello perdió la compostura en un par de ocasiones, 
					haciendo unos gastos extraños. Naturalmente se portó como 
					gallego, que no sabe usted si viene o va. 
					 
					Rubalcaba daba la sensación de que ya consideraba a Rajoy 
					presidente del Gobierno, por las preguntas que le realizaba, 
					más propia de un buen periodista entrevistando al presidente 
					del Gobierno, que de un candidato a la presidencia. 
					 
					Sin paliativos, aunque algunos consideren lo contrario, ganó 
					Rajoy. La razón de esa victoria es muy sencilla, cuando uno 
					se está ahogando se agarra a un clavo ardiendo. Y ese clavo 
					ardiendo, ante la situación que estamos viviendo es, Rajoy. 
   |