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					La Jefatura Superior de Policía informó ayer de un operativo 
					llevado a cabo el pasado lunes y que se saldó con la 
					interceptación de un alijo de casi 300 kilos de hachís y 
					cuatro detenidos de una misma familia.  
					 
					De acuerdo con la información facilitada desde la Jefatura 
					en un comunicado de prensa, la actuación policial se 
					desarrolló dentro de los controles que se estaban realizando 
					con motivo de la finalización de las fiestas del ‘Aid Kbir’. 
					Durante el registro 
					 
					de un vehículo de la marca Mercedes VITO, que se dirigía a 
					embarcar con destino a Algeciras, se localizaron ocultos en 
					el portaequipajes 291 kilogramos de haschís. 
					 
					Tras descubrirse la droga, se procedió a la detención de los 
					ocupantes de la furgoneta, todos ellos pertenecientes a la 
					misma unidad familiar y de nacionalidad marroquí, si bien 
					son residentes en la provincia de Gerona. Los nombres de los 
					arrestados responden a las iniciales F.E.J., de 34 años de 
					edad; H.A., de 57 años de edad; S.E.M., de 27 años edad y 
					L.E., de 30 años de edad. 
					 
					Los detenidos, junto con la droga, han sido puestos a 
					disposición judicial. 
					 
					Último golpe policial 
					 
					El último operativo antidroga llevado a cabo por el Cuerpo 
					Nacional de Policía y relacionado con la supuso la 
					desarticulación de una red, dirigida por un ciudadano 
					marroquí, que se dedicaba al tráfico de hachís e introducía 
					también en territorio peninsular a inmigrantes con 
					documentación falsa. 
					 
					En este caso, la operación fue desarrollada por la Unidad 
					Contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif) de 
					la Comisaría de la Policía Nacional de Algeciras. 
					 
					Los delincuentes, dirigidos por un cabecilla de 29 años, se 
					valían de documentación falsa que la misma organización 
					obtenía en Marruecos, mediante la compra de documentos 
					auténticos sustraídos a sus propietarios y luego 
					modificados, o los falsificaba, directamente. Para ello 
					contaban con el apoyo de pequeños carteristas y otros 
					delincuentes menores que actuaban en Marruecos y que luego 
					vendían a la organización los documentos sustraídos, para 
					ser usados, previas las modificaciones pertinentes, para el 
					paso de los inmigrantes irregulares. A los extranjeros se 
					les utilizaba a cambio como ‘muleros’ para intentar 
					introducir sustancias estupefacientes en territorio 
					nacional. 
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