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					Verónica Michelle Bachelet Jeria (Santiago, 29 de septiembre 
					de 1951) es una médica pediatra y política chilena. Fue 
					presidenta de la República de Chile entre el 11 de marzo de 
					2006 y el 11 de marzo de 2010, fue la primera presidenta pro 
					tempore de UNASUR y actualmente es la encargada de ONU 
					Mujeres, agencia de las Naciones Unidas para la igualdad de 
					género. Recientemente habló sobre el compromiso de ONU 
					Mujeres de poner fin a la violencia contra las mujeres y las 
					niñas, y sobre las estrategias e innovaciones que ayudan a 
					marcar el camino hacia el futuro. 
					 
					Pregunta.- ¿Por qué es la erradicación de la violencia 
					contra las mujeres una de las prioridades mundiales de ONU 
					Mujeres? 
					 
					Es una prioridad para ONU Mujeres porque la violencia contra 
					las mujeres es un problema mundial que requiere una acción 
					urgente. Cada vez que una mujer es víctima de violencia de 
					género, se están violando sus derechos. El fenómeno tiene 
					diversas formas, como la violación, el abuso doméstico, la 
					violencia sexual como crimen de guerra y prácticas 
					tradicionales dañinas como los matrimonios forzados y la 
					mutilación genital femenina. Hasta que no pongamos fin a 
					todas estas violaciones, tanto en la arena pública como en 
					lo privado, la igualdad de género y el empoderamiento de las 
					mujeres no serán una realidad. 
					 
					¿Cuáles son las consecuencias de la violencia contra las 
					mujeres y las sociedades? 
					 
					Hay consecuencias físicas, psicológicas y económicas obvias 
					para las mujeres y las niñas que sobreviven a la violencia. 
					Lo que no siempre es tan obvio es el daño adicional que se 
					hace a los niños, las familias, las sociedades y las 
					economías. Necesitamos muchos más datos sobre el alcance de 
					este problema, pero en aquellas instancias en que los 
					poseemos, sabemos que ocasiona enormes costos. Miles de 
					millones de dólares se pierden en cuidados extraordinarios 
					de salud y en gastos de vigilancia, y a causa de una menor 
					productividad cuando las mujeres no pueden trabajar. Unas 
					150 millones de niñas son víctimas de violencia sexual todos 
					los años, lo que se traduce en un costo más allá de lo 
					imaginable. Muchas se enfrentarán a una vida limitada en 
					cuanto a e esperanzas y posibilidades para ser miembros 
					activos de la sociedad. 
					 
					Por un lado, se tiene que erradicar la violencia contra las 
					mujeres porque las mujeres tienen el derecho de vivir libres 
					de violencia, y porque esa es la manera correcta de tomar 
					acción Por el otro, debemos reconocer que la erradicación de 
					la violencia beneficia a todos. Las sociedades sin violencia 
					serán más sanas y más productivas, serán más estables e 
					inclusivas porque más mujeres y niñas podrán gozar de sus 
					derechos. 
					 
					¿Qué podemos hacer para poner fin a la violencia? 
					 
					Los países han adoptado una cantidad histórica de leyes para 
					poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, 
					pero aquellas leyes no siempre se traducen en igualdad y 
					justicia, como lo indica nuestro reciente informe El 
					progreso de las mujeres en el mundo: en busca de la 
					justicia. El informe muestra que las leyes tienen lagunas 
					jurídicas, que su cumplimiento es deficiente y que las 
					mujeres frecuentemente se enfrentan a actitudes hostiles de 
					parte de los funcionarios judiciales que supuestamente 
					tienen que protegerlas. Además, demasiados culpables escapan 
					al castigo. Tenemos que combatir las actitudes y los 
					comportamientos que permiten o incluso alientan la 
					violencia, y tenemos que ayudar a las mujeres y a las niñas 
					a liberar sus capacidades de empoderamiento y transformación 
					social. Servicios accesibles y de alta calidad, respaldados 
					por recursos adecuados, permitirían a millones de mujeres y 
					niñas que sobreviven a los abusos todos los años, 
					recuperarse y obtener justicia. Esfuerzos de prevención más 
					intensos podrían tener como consecuencia que, un día, ya no 
					tengamos que hacer campaña para erradicar la violencia 
					contra las mujeres y las niñas. El mejor modo de poner fin a 
					esta violación universal de los derechos humanos es 
					impidiendo que ocurra. 
					 
					Uno de los principales campos de acción de ONU Mujeres en lo 
					referente a estos temas es a través del Fondo Fiduciario de 
					la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres. 
					Administrado por ONU Mujeres, el Fondo es la principal 
					fuente en cuanto a subsidios para estrategias innovadoras. 
					Por ejemplo, un beneficiario en Guatemala está ofreciendo 
					guía y formación de modo que las niñas indígenas – muchas de 
					las cuales viven en áreas donde los servicios de prevención 
					no existen – puedan comenzar a abogar por la erradicación de 
					la violencia en sus comunidades. Un mapa comunitario 
					provisto de tecnología GPS ha ilustrado gráficamente las 
					inquietudes en materia de seguridad e inducido a los líderes 
					comunitarios a atender los factores que impulsan a los 
					hombres jóvenes a la violencia. 
					 
					Alrededor de la mitad de los proyectos que cuentan con el 
					apoyo de este Fondo Fiduciario hacen participar, de algún 
					modo, a los hombres y los niños, porque ellos son un 
					elemento integral de la protección y la prevención. En 
					Nepal, por ejemplo, un beneficiario del Fondo trabajó con 
					los hombres de las comunidades locales para que 
					reconsiderasen sus nociones de masculinidad y aprendiesen 
					técnicas como la de comunicarse con la compañera. El 
					proyecto les alentó a ser paladines de la igualdad de 
					género, a través de la campaña “ El marido más comprensivo” 
					emitida por la radio nacional. Al finalizar el proyecto de 
					tres años, las encuestas indicaron que la cantidad de 
					hombres que apoyan las intervenciones para erradicar la 
					violencia se había quintuplicado. 
					 
					Estrategias como éstas han dado pruebas de éxito, y debemos 
					aumentar nuestras inversiones en ellas. La demanda siempre 
					supera la oferta de los recursos del Fondo Fiduciario, que 
					se originan en contribuciones voluntarias. En 2011, el Fondo 
					recibió solicitudes de subsidios por un monto de 1,2 mil 
					millones de dólares, pero sólo pudo ofrecer 17,1 millones de 
					dólares para 22 iniciativas en 34 países. La campaña del 
					Secretario General de la ONU Únete para poner fin a la 
					violencia contra las mujeres ha establecido la meta de 
					recaudar 100 millones de dólares para 2015 destinados al 
					programa anual de subsidios del Fondo. 
					 
					¿Qué rol desempeñan las redes sociales y las nuevas 
					tecnologías en la movilización de las personas para poner 
					fin a la violencia? 
					 
					La tecnología es cada vez más importante para conectar a las 
					diferentes personas en todo el mundo para poner fin a la 
					violencia contra las mujeres. Esto es especialmente cierto 
					para los jóvenes, ya que la mayoría están en una red social 
					en internet. Si ellos comienzan hoy a actuar de manera 
					diferente, nos llevarán a un futuro mejor. 
					 
					Las plataformas virtuales como la de Di NO – Únete para 
					poner fin a la violencia contra las mujeres de ONU Mujeres 
					salvan las distancias entre lo que sucede en las comunidades 
					y el activismo en el mundo y en la Red.  
					 
					Todos pueden visitar el sitio web, ya sean los funcionarios 
					de los gobiernos, los líderes religiosos, los defensores de 
					la igualdad de género o simplemente las personas que quieren 
					saber más sobre el tema. Se pueden intercambiar ideas, 
					llevar a cabo acciones, hacer oír su voz y conseguir que 
					esas acciones se conozcan en todo el mundo. 
					 
					¿Está usted personalmente comprometida con la 
					erradicación de la violencia contra las mujeres? 
					 
					Sí. Firmé, por primera vez, para Decir NO como Presidenta de 
					Chile porque estimo que todos tienen que estar involucrados 
					en la erradicación de la violencia contra las mujeres y las 
					niñas. Mi madre era una mujer muy fuerte, que siempre me 
					dijo que tenía que cultivar mis propias capacidades para 
					escoger por mí misma y decidir qué quería hacer en la vida. 
					La violencia destruye las capacidades y las elecciones. Me 
					gustaría que todas las mujeres y todas las sociedades 
					viviesen libres de violencia y de discriminación.  
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