Ayer por la mañana me llamaban desde el periódico y me lo
decían. Me quedé perplejo, porque aunque, desde hacía
tiempo, yo sabía que la salud le estaba jugando malas
pasadas, no creí que nos fuera a dejar ahora.
Hacía varios meses que yo no lo veía, creo que no lo había
vuelto a ver, desde que regresé, en septiembre, de mis
vacaciones, y eso me hace quedarme con el recuerdo de
Antonio Moreno, un poco tocado, pero siendo él mismo, el que
había sido siempre, amable, agradable para con sus amigos,
yo lo era, y un hombre sin dobleces de ningún tipo.
Todo un colegiado
No sé si habrá sido el mejor árbitro de Ceuta, porque no
llegó a estar en primera división, pero para mí sí fue el
número uno, aunque creo que no supo moverse en los despachos
o no tuvo quien se moviera por él para que le hubieran
nombrado como uno más de los de arriba.
No militó, pues, en la primera división pero categoría tuvo
por arrobas, para haber estado ahí, durante muchos años.
Con todo, en todos los árbitros de aquella época, de la
suya, el nombre de Antonio Moreno no pasaba desapercibido,
por su preparación, la personalidad que tenía y la clase que
mostraba en el terreno de juego.
Su punto débil, sólo uno, no haber sido un hombre que dijera
a todo SI, y eso es lo que hizo que Pepe Plaza lo
descendiera a tercera división, cuando ese año había hecho
méritos suficientes y sobrados, para haber ascendido de
categoría.
Naturalmente, Antonio Moreno, en aquel instante y ante tal
injusticia, decidió colgar el silbato y ya no volvió a
pitar, algo que se perdió por parte del arbitraje y muy
concretamente por el arbitraje de Ceuta.
Un partido en Getafe
En varias ocasiones se lo oí contar a mi apreciado Paco
Valencia, que en paz descanse, y es que a Antonio Moreno le
asignaron un partido en el campo del Getafe en la segunda
división.
Me decía Paco Valencia que fue uno de esos encuentros
complicados de los que salen muchas veces, sin que ni un
equipo, ni el otro, dieran facilidades al árbitro, con lo
que ahí apareció el buen árbitro, Antonio Moreno, dando un
auténtico recital de buen arbitraje, desde los mismos
comienzos, hasta el pitido final.
Un partido que a otro se le habría ido de las manos, pero
que a Antonio Moreno le sirvió, para a las mismas puertas de
Madrid salir aplaudido por todo el público.
Según iban saliendo del terreno de juego, Paco Valencia le
dijo:”No vayas tan rápido que nos están aplaudiendo, hay que
saber vivir esto”, y el propio Antonio le respondió:” Tú no
te preocupes que de esto vamos a tener muchos días”.
Estaba claro, él sabía que dominaba la situación. Sabía
donde estaba, sin más.
Delegado del Ceuta
Un hombre del fútbol y de fútbol, como era él, no podía ser
desaprovechado por el primer equipo de la ciudad y Antonio
Moreno colaboró con la Agrupación Deportiva Ceuta, yendo
como delegado del equipo en muchas ocasiones, cosa que
siempre favoreció al equipo ceutí, porque cualquiera de los
árbitros que le tenía que pitar, de los buenos o de los
peores, sabía que observándole, también, en el banquillo,
había alguien que conocía perfectamente de qué iba el
invento.
En los años 93, 94, 95 y 96 del pasado siglo, hice muchos
viajes fuera de Ceuta con Antonio Moreno y el Ceuta, y puedo
decir, porque lo viví, que con él tenías abiertas las
puertas de todos los clubes que visitabas.
No se le ha aprovechado
Y donde no se ha querido, no se ha podido o no se ha sabido
aprovechar a Antonio Moreno, ha sido en el Colegio de
Árbitros, ni siquiera en estos momentos en los que el
arbitraje, en Ceuta, está bajo mínimos.
Es imperdonable que por ese colegio, con cargos importantes,
hayan pasado ciertas personas y que jamás haya habido un
sitio digno, para Antonio Moreno.
Es posible que su sombra, alargada, hiciera temblar a más de
uno y por eso se le tuvo siempre alejado.
Los que fuimos amigos de Antonio Moreno, hoy más que nunca
tenemos que decir que se fue un gran árbitro y una gran
persona, que sabía vivir la vida en cada momento. Él no era
un “ñoño”, él fue todo un señor del arbitraje.
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