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OPINIÓN - LUNES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / ANALISIS

Conferencia en la UNED sobre
el matrimonio en el Islam

 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

A lo largo del fin de semana y en el salón de actos de la UNED han venido realizándose una serie de conferencias sobre el Islam organizadas por una Asociación Islámica de Benzú que, de forma privada, invitaron a un buen orador muy versado en temas religiosos, que viajó desde Melilla para compartir sus conocimientos con los musulmanes de Ceuta. Ayer domingo, última jornada del ciclo, acudí a la última intervención porque siempre es enriquecedor y muy interesante ilustrarse sobre los dogmas y principios de las distintas creencias.

De hecho la convocatoria fue un éxito ya que la sala se encontraba repleta de asistentes, entre ellos Fátima Hamed, con los caballeros sentados en las primeras filas y las damas en las filas posteriores y a lo largo de los pasillos al faltar espacio.

El único problema con el que me encontré, aunque no iba a título profesional sino de forma privada e invitada por la familia Amar Mohamed, fue la utilización de frases en árabe que, por ser de contenido religioso, eran entendidas por todos los musulmanes y aunque el orador trataba de ir traduciendo de forma simultánea como señal de deferencia hacia los asistentes de otros credos, a veces hacía difícil seguir la línea argumental de la exposición que venía a ser una culta exaltación del matrimonio en el Islam, que considera la institución matrimonial como el único contrato que puede darse entre el hombre y Allah, que bendice este acto de forma especial. “El que ponga la intención de casarse para tener hijos y crear una familia, Allah le bendecirá”. Acto seguido el conferenciante pasó a exponer las condiciones obligatorias para el matrimonio, así como las indicaciones expresas encaminadas al musulmán al momento de la petición de mano de su hija, donde ha de ponerse especial interés en que, el pretendiente sea un creyente y tenga buenas maneras, de forma que viva con la esposa felizmente porque irá con el Corán y la Sunnah, le dará sus derechos y la respetará.

Especialmente interesantes los motivos por los que se casa el hombre con la mujer que son la belleza, que se va con el tiempo; la riqueza, que puede perderse; el status social de la esposa y que esta sea creyente y virtuosa. Y estos motivos, como cristiana esenia que trato de merecer ser, me recordaron especialmente al Eclesiástico, texto compuesto en hebreo por Ben Sirá y traducido por el nieto del autor en el año 132 antes de Jesucristo y que en su versículo 26 señala “Dichoso el marido de una mujer buena, el número de sus días se duplicará. Mujer valerosa es la alegría de su marido, él vivirá en paz todos los días de su vida. Una mujer buena es una herencia valiosa que toca en suerte a los que temen al Señor : sean ricos o pobres su corazón estará contento y llevarán siempre la alegría en el rostro” “El encanto de la mujer complace a su marido y su ciencia le reconforta. La mujer silenciosa es un don del Señor, la mujer bien educada no tiene precio. La mujer honrada duplica su encanto, es incalculable el valor de la que sabe controlarse” “Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en su casa bien ordenada. Lámpara que brilla en el candelabro santo es un rostro hermoso sobre una figura esbelta.”

El orador resaltó en todo momento la importancia de la esposa que, en el hogar es el Ministro del Interior, denominación que fue acogida con un murmullo de satisfacción por parte de las señoras asistentes, alegó la importancia crucial de la educación de los hijos en principios religiosos desde la más tierna edad, lo esencial de que aprendan árabe y que sean introducidos en los preceptos por el propio padre, evitando que presencien conductas y contenidos televisivos contrarios al decoro y a las buenas costumbres. Demostrado está que la figura de los hijos, de los niños, aparece con carácter primordial en las religiones monoteístas y recordé el Evangelio según San Mateo donde en el versículo 18 aparecen las sagradas palabras de Nuestro Señor Jesucristo “En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: “¿Quien es pues el mayor en el Reino de los Cielos?” Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo “Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. “Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente que vengan escándalos, pero ¡Ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!” Y se extendió en consejos de convivencia hacia los esposos para que le dediquen tiempo y atenciones a sus cónyuges, mientras que a las creyentes les recordó que el uso del hiyab es mandato divino, consejo que parecía haber calado de antemano entre las asistentes ya que mayoritariamente iban con la cabeza cubierta. Comparativamente más relajado el mandamiento que la austeridad extrema en el atuendo y la ausencia absoluta de joyas a excepción de una cruz sencilla de metal o de madera que practicamos quienes tratando de seguir a Jesús el Esenio y al cristianismo primitivo (que nada tiene que ver con los Nuevos Cátaros ni con las Escuelas Mistéricas, sino que es algo infinitamente más simple) hacemos del ascetismo, la oración, el trabajo y el estudio un agradable estilo de vida.

Interesante ocasión en la conferencia de recabar información sobre extremos de la práctica del Islam, porque el estudio comparativo de las creencias es siempre una experiencia didáctica de primer orden. Excelente la organización de las jornadas y clausura con rezo en la mezquita de Benzú para los asistentes mientras servidora regresaba al periódico para relatar la jornada.
 

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