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OPINIÓN - VIERNES, 2 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los pobres necesitarán carácter
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter. Cuántas veces habré oído yo esta frase cuando principiaba mi adolescencia y estudiaba en colegio dirigido por jesuitas. Era una de las citas preferidas de un profesor, bajito de estatura él, que había abandonado el seminario y que chamullaba latín como nadie.

Aquel profesor, con maneras de sabio distraído, aprovechaba cualquier motivo para recordarnos que la vida era compleja, incierta, dura… Y que había que estar preparado para afrontarla con la energía suficiente y el valor necesario para no ceder ante los contratiempos que a buen seguro irían saliéndonos al paso.

Aquel hombre enseñaba la asignatura que le correspondía por medio de una competición. Nos dividía en dos grupos: nominados romanos y cartagineses. Y las declinaciones de los verbos se sucedían a ritmo acelerado. Y ganar tenía premio. Hacer cada jueves por la tarde una excursión a una explanada en las afueras de la ciudad, donde los victoriosos podían correr detrás de un balón, sin traba alguna. Bueno, si uno se caía…, se ponía hecho un eccehomo.

Don Miguel, que así se llamaba el profesor, premiaba el esfuerzo. La voluntad de aprender. El deseo de superación. Y, sobre todo, que sus alumnos en las condiciones más desfavorables, que las había, por razones obvias en aquellos años de la posguerra, sacaran a relucir el carácter.

Muchos años después, cuando don Miguel estaba ya retirado y yo me dedicaba a una profesión en la cual la firmeza y el temple, la entereza y la asunción de riesgos eran necesarios, tuvimos tiempo de conversar lo suficiente para recordar las lecciones del pasado que sus alumnos le debíamos. Un día, durante una de nuestras charlas, en la sala de estar de un hotel que ambos solíamos frecuentar a esa hora vaga de mediodía, me miró con esa insistencia tan de él, carente de impertinencia, y me dijo de sopetón: “Lo que más aprecio en esta vida es ver de qué manera se desenvuelven las personas en los tiempos difíciles. Que es cuando hay que sacar el carácter a relucir”. Y no tuvo el menor inconveniente en volver a las andadas: “Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter”. Aquella mañana, don Miguel, antes de despedirse, pagó la consumición, estrechó mi mano, y me dijo con voz queda algo que jamás he olvidado.

El carácter es la virtud de los tiempos difíciles. Sin duda alguna. Que son los tiempos que corren ahora. Tiempos donde las penurias económicas y los miedos que están sembrando los políticos, quienes todavía no saben cómo enfrentarse a una crisis que va a dejar en el camino a millones de personas sumidas en la pobreza y abocadas a pasar canina desoladora. Hambruna como la que se daba en aquella miserable Edad Media.

Por lo tanto, creo que en estos momentos cabe la siguiente pregunta que se hacía un señor de cuyo nombre no me acuerdo: “¿Qué es carácter? En las condiciones más hostiles, ser capaz de dar de sí. ¿Y falta de carácter? En las condiciones más favorables, meter la mano en la caja sin contemplaciones.

Los políticos, sálvense los que puedan, han carecido de carácter en los tiempos de bonanza. Eso sí, se han hecho de oro. Por ello, a los de siempre, es decir, a los pobres, les está tocando soportar con firmeza las calamidades. Para no cambiar.
 

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