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					Las autoridades marroquíes y españolas tuvieron que 
					entenderse ayer a la fuerza por el colapso provocado por 
					cientos de porteadores que querían entrar a Ceuta sin que el 
					Biutz estuviera abierto, circunstancia que impidió la 
					Policía Nacional. Esto tuvo como consecuencia que los 
					cargadores dificultaran el acceso de los vehículos por el 
					puente. 
					 
					Otro nuevo ’tapón’ fronterizo, provocado por la presencia 
					multitudinaria de porteadores en un día en el que el Biutz 
					no abre, ha sido la causa de una gigantesca cola de 
					vehículos que pretendían entrar a Ceuta y que llegó a partir 
					desde el hotel Ibis, ya en Castillejos, según fuentes 
					marroquíes consultadas. 
					 
					Este hecho no es nuevo. La Policía española impide el acceso 
					de los porteadores cuando no hay apertura del Biutz, y de 
					esto ya ha avisado en varias ocasiones a las autoridades 
					marroquíes para que, éstas a su vez, canalicen mejor el 
					flujo de estas personas. 
					 
					Y esta decisión de no permitirles el acceso se debe porque 
					una vez cargados los bultos se concentran en la rotonda del 
					Tarajal en espera de un ‘mejor turno’ en la zona marroquí 
					para entrar con la carga. En ocasiones la espera es de más 
					de 12 horas y el colapso se produce en la parte española. 
					Esta pasada madrugada, la del viernes al sábado, la Policía 
					hubo de desalojar el Tarajal que se encontraba atestado de 
					porteadores. 
					 
					Durante la mañana de ayer los porteadores quedaron en las 
					puertas del vallado ceutí, en el mismo puente, taponando el 
					tubo de acceso a Ceuta y expandiéndose por la zona asfaltada 
					por donde discurren los vehículos que circulaban con cierta 
					dificultad por el lugar. Esta situación provocó que se 
					ralentizara la llegada de vehículos a la zona española de la 
					frontera, según indicaron a EL PUEBLO, fuentes policiales. 
					No obstante, a mediodía la situación comenzaba a ser más 
					fluida. Estas situaciones son demasiado habituales en la 
					frontera. 
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