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                     En el día de hoy compartiré con 
					los lectores de este medio de comunicación algunas 
					reflexiones en relación al final de una etapa, que hemos 
					disfrutado plenamente todos los ceutíes. El punto y final de 
					la estabilidad política en el seno de la Asamblea como 
					consecuencia directa de la irrupción en la misma de un 
					político proveniente de nuestro pasado político más oscuro. 
					Un dirigente político y sindical manipulador y maestro en la 
					utilización de estrategias desestabilizadoras con la única 
					intención de menoscabar la imagen de cualquier competidor y 
					con ello, incrementar sus propios apoyos obviando totalmente 
					el perjuicio que pudieran infligir a la ciudadanía en su 
					conjunto.  
					 
					Los ceutíes somos plenamente conscientes de la profunda 
					transformación que nuestra ciudad ha experimentado en todos 
					los ámbitos en los últimos años aunque, en esta ocasión me 
					refiera exclusivamente a la estabilidad política que ha 
					primado en el seno de una Asamblea fruto de la sensatez, la 
					moderación y la lealtad institucional de todas las 
					formaciones políticas con representación parlamentaria en 
					clara contraposición con la actual, tan solo equiparable a 
					la etapa más oscura de nuestra historia democrática, una 
					época caracterizada por la deslealtad constante en el propio 
					equipo de Gobierno municipal. Tres años de pacto 
					caracterizados por los insultos, las mentiras, las 
					acusaciones, las injurias, las calumnias y los engaños.  
					 
					No obstante, el protagonismo principal recaía, al igual que 
					en estos momentos, en quien vertía y vierte sus infamias 
					contra quienes no compartimos su “pensamiento único”. Las 
					sesiones plenarias, las comparecencias de prensa o las 
					colaboraciones semanales constituyen los ámbitos para 
					difundir sus injurias, sus ataques frontales repletos de 
					descalificaciones y las artimañas facinerosas más rancias. 
					Un pasado oscuro que recobra actualidad en los últimos meses 
					como consecuencia directa del protagonismo asumido en el 
					liderato de una coalición compuesta por la tercera fuerza 
					política y un partido localista minoritario surgido tras el 
					primer episodio de transfuguismo político en nuestra ciudad, 
					una escisión producida entre los propios miembros del PSOE 
					ceutí tras arrebatar la Alcaldía a quien la había alcanzado 
					legítimamente en las urnas. 
					 
					En definitiva, los ceutíes revivimos los peores momentos de 
					nuestro pasado político más deleznable como consecuencia 
					directa del protagonismo asumido en la portavocía de la 
					coalición Caballas por el líder de una formación política 
					minoritaria, quien ha capitalizado en exclusividad 
					comparecencias de prensa e intervenciones plenarias en las 
					que las injurias contra todos aquellos que disienten de su 
					“pensamiento único” han sido la nota predominante en los 
					últimos meses, devolviéndonos lamentablemente a la etapa más 
					oscura de nuestro pasado político. Asistimos indefensos al 
					resurgimiento del “pensamiento único”. 
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