| 			
			 
			  
			
			  
			PORTADA DE HOY 
			 
			  
			  			
			  
			  
			   			
			  
			  
			  			
			  
			  
			
			   
			 
			  
		   
  | 
			
            	
					
						
                  | 
                      | 
                		 
						
                  | 
                     
                      
						   | 
                		 
						
                  | 
					 
					OPINIÓN - MARTES, 6 
					DE DICIEMBRE DE 2011  | 
                		 
						
											
											  | 
										 
						
											| 
											  | 
										 
						
                     
					  
							OPINIÓN / EDITORIAL | 
                		 
						
                  | 
					 
					El Príncipe no debe ser la 
					ciudad sin ley  | 
                		 
						
                  | 
                     El Príncipe no es ni puede 
					convertirse bajo ningún concepto en una ‘ciudad sin ley’. No 
					es tolerable, en democracia, espacio alguno de impunidad 
					para quienes pretenden convertir un barrio en su finca 
					particular, en un gueto en el que los instrumentos del 
					Estado de Derecho no sean efectivos. En ninguna barriada de 
					la ciudad, en ninguna de las calles que no sean las del 
					Príncipe, se apedrea a los agentes de los Cuerpos y Fuerzas 
					de Seguridad del Estado. El Príncipe no debe ser una 
					excepción. Es inconcebible que algo así suceda en una ciudad 
					civilizada, que un agente de la Ley reciba una pedrada, 
					siquiera un reproche por estar en el lugar que le 
					corresponde, en el lugar en que la sociedad le ha puesto 
					para velar por la seguridad y el bienestar de todos. 
   | 
                		 
						
                  
					
						
											
											  | 
										 
						
                  | 
					 
					Día de la Constitución, día 
					de los españoles  | 
                		 
						
                  | 
                     Con sus defectos y virtudes, la 
					Constitución es la base de la convivencia democrática, el 
					marco en el que los demócratas pueden sentirse seguros y en 
					el que ven plasmados sus derechos y obligaciones. El amparo 
					que la Constitución da a los españoles, sin distinción, no 
					es siempre tan apreciado como debería. Quienes han vivido o 
					viven aún hoy en día una dictadura, bajo el yugo de un 
					gobierno autoritario, una monarquía absolutista o en el caos 
					de una guerra o de la violencia permanentes, sí pueden 
					valorar en toda su importancia este texto, los valores que 
					han inspirado cualquiera de las constituciones democráticas 
					que, como la española, beben de las primeras de las que se 
					dotaron los países desarrollados, como ‘La Pepa’, celebrada 
					ayer, con justicia, en Ceuta. 
   | 
                		 
						
                  
											  | 
                		 
					 
					 | 
                		 
						
							| 
							
							 | 
						 
					 
				 
                        
		    |