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					María José Lesmes procede de una familia de bailarinas y 
					con sus hijas continúa la saga. Convertida en un referente 
					en la danza en Ceuta, Lesmes asegura que el baile es su 
					vida, una disciplina artística que traspasa a otros ámbitos 
					de su vida, porque enseña, entre otras cosas, a afrontar los 
					retos y a aceptar las situaciones. La escuela que dirige 
					ofrece esta tarde en el Auditorio del Revellín el 
					espectáculo ‘Crisol de culturas’, una función en la que 
					participan 35 bailarines y que inauguró el pasado marzo. Es 
					un montaje renovado y modernizado del que crease hace quince 
					años. Una función que recoge las cuatro culturas que 
					cohabitan en Ceuta, además de recorrer los orígenes 
					lusitanos de la ciudad autónoma. 
					 
					Pregunta.- ‘Crisol de culturas’ vuelve a Ceuta.  
					 
					Respuesta.- Sí, es un espectáculo renovado. Cuando lo 
					creamos se llamaba ‘Ceuta, crisol de culturas’ y se estrenó 
					hace quince años. Después ha sobrevivido, pero pensamos que 
					hacía falta renovarlo, una puesta al día. Se estrenó el 26 
					de marzo y tuvimos el honor de ser el primer ballet que 
					inauguraba el Auditorio del Revellín. Ahora ha sido Festejos 
					quien lo ha metido en su programación y nosotros estamos 
					encantados de volverlo a representar porque nos da pena que 
					se quede parado.  
					 
					P.- ¿Han pensado en moverlo fuera de Ceuta? 
					 
					R.- Nos gustaría, pero hace falta dinero, un lanzamiento, y 
					la cosa está complicada. Estamos buscando maneras de 
					promocionarlo porque es una manera digna, bonita y yo creo 
					que espectacular de representar a Ceuta fuera. Con el baile 
					también se pueden decir muchas cosas, tiene su mensaje. 
					Hemos invertido mucho en vestuario, pero también en 
					ilusiones y sacrificio por llevarlo con una calidad. Es un 
					espectáculo que hemos hecho como un regalo para la ciudad, 
					el otro ha vivido quince años y esperemos que esté también 
					salga adelante.  
					 
					P.- Quince años en los que ha pasado mucha gente por el 
					espectáculo, ¿no? 
					 
					R.- Han cambiado generaciones, hay gente que me dice: ‘Yo 
					bailé la primera vez’. Para nosotros es muy emocionante 
					porque no pensamos que una historia pudiera funcionar 
					durante tanto tiempo. Pero hemos representado a Ceuta en 
					muchos sitios. Además, cuando comenzamos ni siquiera la 
					palabra crisol se utilizaba tanto. 
					 
					P.- ¿Qué ofrece este espectáculo? 
					 
					R.- Es una recreación de las cuatro culturas, y las vamos 
					uniendo con el blanco y el negro, que son los colores de 
					nuestra bandera. Hay una introducción lusitana para recrear 
					la influencia de la Ceuta portuguesa y al final fusionamos 
					las cuatro culturas. No es una historia muy complicada. Con 
					respecto al espectáculo original, continúa la idea y el 
					esqueleto porque funcionó muy bien, pero hemos cambiado 
					muchas cosas, lo hemos enriquecido, desde un vestuario 
					renovado hasta unas coreografías mas actualizadas y la 
					inclusión de proyecciones.  
					 
					P.- ¿Qué le parece la evolución en Ceuta de estas cuatro 
					culturas? 
					 
					R.- Yo creo que hay una buena convivencia y eso es lo que 
					nosotros predicamos en la muestra. En cada cultura hay 
					diferentes formas de relacionarse, pero esperamos que se 
					integren. En la otra función invitamos a todas las 
					comunidades, nuestro deseo es que haya esa unión entre 
					todos. Este espectáculo es un ejemplo. Da la casualidad de 
					que todas las chicas que bailan proceden de la cultura 
					cristiana, pero cuando sale a bailar una chica hindú, existe 
					ese respeto absoluto. Igual con la árabe, que es muy 
					espectacular en el baile. A veces se lanza un mitin para 
					promover esa convivencia, pero también con la cultura y el 
					arte se pueden decir muchas cosas.  
					 
					P.- ¿Tiene buena acogida el baile en Ceuta? 
					 
					R.- Yo creo que sí, yo llevo toda la vida trabajando. Bailar 
					es muy sano, te mantiene viva y con luz, y ayuda mucho en el 
					orden de la vida. Y yo creo que Ceuta danza.  
					 
					P.- A usted en concreto, el baile ¿qué le da? 
					 
					R.- ¿Qué me da? Pues para mí es el oxígeno, la vida. Es la 
					forma de decir muchas cosas, es vivir. Las bailarinas somos 
					diferentes, somos muy privilegiadas de poder disfrutar de 
					este lenguaje universal que nos permite comunicar muchas 
					cosas, además de ser muy enriquecedor. Para mí es mi vida, 
					se resume en eso.  
					 
					P.- ¿Todo el mundo, con esfuerzo, vale para el baile o 
					hay niñas que ya desde pequeñas se les nota que este mundo 
					no es el suyo? 
					 
					R.- Hay de todo, le doy clase a muchas niñas que después me 
					sorprenden. Hay algunas chicas que las ves y parece que no 
					van a valer para el baile, pero después insisten y de buenas 
					a primeras se les enciende ese duendecillo y se estimulan y 
					son las que muchas veces te dan las mayores satisfacciones. 
					El secreto está en intentar que ellas mismas se enganchen, 
					se impliquen. Es muy bueno que tengan una disciplina.  
					 
					P.- ¿Es también una disciplina para la vida? 
					 
					R.- Sí, todo lo que se aprende con el baile puedes aplicarlo 
					luego en tu vida. La disciplina y el orden, la convivencia, 
					aprender a aceptar las cosas, a afrontar los retos... 
					Experiencias y vivencias positivas que van más allá del 
					baile.  
					 
					P.- ¿Y todo eso se lo ha inculcado también a sus hijas? 
					 
					R.- Yo no les he inculcado nada. Ellas han bailado porque lo 
					han hecho desde chicas. La grande bailaba antes de nacer 
					porque no dejé de bailar cuando estaba embarazada, pero yo 
					no le he dicho en ningún momento ‘Dedícate a bailar’. Entre 
					otras cosas, porque esto es muy bonito pero también muy 
					sacrificado. Te lleva siempre de un estado a otro, no te 
					puedes relajar, hay que estar luchando mucho. La grande hubo 
					un día en que se le encendieron las luces y me dijo: ‘Quiero 
					dedicarme a esto’. ¿Estas segura?. Sí. Pues tiene todo mi 
					apoyo y como veo que es válida, trabajadora, que tiene 
					aptitudes, que le apasiona y que empieza a ser su vida, pues 
					soy feliz. A la chica no le veo tanto gancho pero quién 
					sabe. Lo importante es que sean lo que ellas quieran ser, y 
					ganarte la vida haciendo lo que te gusta es un verdadero 
					lujo.  
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