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                     Cretinos. Señores bastante tontos 
					por falta de yodo y otros por escasez de neuronas. Hay dos 
					clases: los que nacen cretinos y los que se vuelven así 
					después; y una subclase, los rematadamente cretinos.  
					 
					Me aprovecho de esta definición, perteneciente a un profesor 
					que conocí en Madrid, para referirme a todos los que andan 
					alentando a Susana Román Bernet para que ésta, como 
					consejera de Juventud, Deporte y Menores, haga posible que 
					el Alfonso Murube pierda su personalidad en todos los 
					aspectos.  
					 
					Como si a Susana le hiciera falta sentirse alentada para 
					cometer semejante tropelía. Pues a ella, a la gran 
					deportista ceutí, le basta llamarse Bernet de segundo 
					apellido para pensar de la misma manera que piensan los 
					dirigentes de “Caballas” al respecto. ¿Por qué será? Habría 
					que preguntárselo a ella. 
					 
					Es lo que deberían hacer todas las personas que se han dado 
					cuenta de que la Asociación Deportiva Ceuta está expuesta a 
					perderse. Tal es así, que yo no tendría inconveniente en 
					dirigirme a la consejera para que me explicara los motivos 
					con que cuenta para ir poniendo trabas al primer equipo de 
					la ciudad como si éste fuera la causa que le impidiera a los 
					jóvenes ceutíes consagrarse como grandes futbolistas.  
					 
					A la señora Bernet, perdón a la señora Román, habría que 
					recordarle que los años más gloriosos del fútbol local, en 
					cuanto a participación de jugadores de Ceuta en el primer 
					equipo, llamado Agrupación Deportiva Ceuta, fueron cuando 
					esta ciudad no contaba con apenas instalaciones. Y hasta el 
					primer equipo, cuando llovía y llovía bastante, se veía 
					precisado a ser entrenado en el José Benoliel. Cuyo terreno 
					de juego, de tierra dura y pura, era un calvario para los 
					jugadores profesionales. Hasta el punto de que las caídas en 
					dicho terreno de juego eran causantes de heridas que 
					tardaban en sanar y mermaban el rendimiento de los 
					futbolistas heridos. 
					 
					En esta ciudad, que no deja de ser pequeña, aunque grande 
					por su situación estratégica, no creo que sea necesario que 
					la consejera dedique todos sus esfuerzos a intentar ir 
					minando las pocas consideraciones de las que aún sigue 
					disfrutando un equipo que sigue representando a esta tierra. 
					 
					La tierra que ella dice amar tanto y de la que está 
					recibiendo, sin duda alguna, muestras de afectos y 
					retribuciones espléndidas por su actividad política. Las 
					muestras de afectos son claras: a SR se le recuerda más como 
					gran deportista que como mujer que anduvo haciendo campaña a 
					favor de un partido al que ahora niegan todos los que 
					participaron en él de una u otra manera.  
					 
					Por consiguiente, en el caso que nos ocupa, bien haría la 
					consejera en percatarse de que la yerba en los campos de 
					fútbol continúa siendo imprescindible. Que el llamado césped 
					artificial está bien para que el presidente de la FEF, 
					Ángel Villar, siga haciendo proselitismo de él con fines 
					que todos nos sabemos de memoria. Y que podría contárselos 
					cuando usted lo desee. Aunque en privado. Que luego salen 
					todos los tontos con balcón a la calle simulando 
					indignación.  
					 
					Y, sobre todo, estimada consejera, recuerde que ponerse a 
					bien con la oposición, cediendo ante sus pretensiones, 
					conduce irremisiblemente a que acaben jugando con usted al 
					abejorro. 
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