Suelo pasar largas jornadas de
descanso y ocio en el Delta del Ebro, más concretamente en
L’Ampolla (3.118 h), desde donde recorro, un día sí y otro
también, sus alrededores en un radio de 50 km.
Lo hago todos los años porque sus costas me recuerdan un
poco a mi ciudad natal.
Suelo comprar, cuando lo necesito, algunas cosas en la
cercana población de L’Aldea (4.376 h), distante unos 10 km.
L’Aldea, aunque existen vestigios del neolítico, era una
antigua almunia sarracena que quedó en manos de los
Caballeros Templarios hasta que, como se sabe,
desaparecieron y entonces pasó a manos de los Hospitalarios.
Lo único que destaca de esta población, en el aspecto
turístico, son las cuatro torres. Una se llama de
Burjassénia, de base circular y altura de 14 m. Otra quedó
transformada en ermita.
Se preguntarán Vds., queridos e hipotéticos lectores, a que
viene que escriba sobre esta población… pues que ha ocurrido
un hecho que ha afectado profundamente a un amigo mío y a
toda su familia a causa de la tan manida crisis económica.
Resulta que mi amigo, junto con 2.999 personas más, tiene
una cuenta en la Cooperativa del pueblo, donde ingresa
regularmente todos sus ahorros, y cuya sección de crédito ha
bloqueado todas las cuentas bancarias al entrar, la
Cooperativa, en concurso de acreedores.
Con esto, significo que de aquí a unos días todo el pueblo
entrará en quiebra técnica, a pesar de que la Cooperativa
pasó el año pasado una auditoría sin problemas. Sin contar
con que esas familias las pasaran canutas.
Es lamentable que la gente mayor que han confiado todos sus
ahorros a esa Cooperativa, tengan que recurrir a Cáritas
para comer.
En conjunto, estas cosas salen con cuentagotas dada la
lentitud con la que actúan los entes inspectores o
interventores ajenos a las entidades bancarias. Y no se
persiguen a los culpables, de semejantes desaguisados
económicos, con la misma saña con que se persigue a los
pobres deudores a través de pesadísimos cazadores de
recompensa, como son esas agencias de recobro que han
aparecido como la espuma.
Todo eso, más lo que está sucediendo en los bancos y cajas
del país, nos deja un amplio panorama de sospechas que se
van confirmando poco a poco y nos hace pensar si no estarían
mejor nuestros ahorros en una caja de zapatos y escondida en
lugar seguro de la casa.
Aunque me líen a bandazos, sugiero a los cooperativistas de
otras entidades y otras poblaciones que corran a retirar su
dinero antes de que caigan en la cuenta de que se lo han
bloqueado. Es un aviso gratuito, sin comisiones, que pongo a
disposición de los interesados.
Pasando a otra cosa, otro tema, no me negarán Vds. que hace
tiempo os advertía, a través de esta ventana en “El Pueblo
de Ceuta”, que si nuestras autoridades no ponían coto a los
pequeños incidentes que ocurren tan a menudo, llegará el día
en que el polvorín explote de manera rotunda y rompa la
armonía característica de nuestra ciudad.
El incendio del aparcamiento es sólo un incidente más como
preaviso de un conflicto más grave que se avecina paso a
paso, más aún que los islamistas ya tiene poder en el vecino
país. Y eso da alas a los moros, como cierta bebida,
supuestamente revitalizante, a los cristianos.
Si tan confiados están los responsables de nuestra ciudad,
no me sorprendería que ocurra lo que ha ocurrido en L’Aldea
aunque en otra vertiente del problema.
Como nuestros gobernantes no sepan actuar de forma adecuada,
como un tema social grave de toda una ciudad, será un
desastre. Al tiempo.
Como siempre, ya nos tienen acostumbrados a las mentiras que
suelen soltar los conservadores con el fin de que no demos
importancia a estos incidentes, cuando dicen que no pasa
nada.
En fin. La vida sigue, yo también aunque no confiaría en el
entorno.
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