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                     No sé qué tipo de fortificación 
					habrá que poner, en los alrededores de Ceuta, para evitar 
					que media África se quiera instalar, en nuestros 18 
					kilómetros cuadrados, porque desde finales de septiembre, 
					con operaciones llamada, o con lo que sea, Ceuta parece el 
					reclamo del África hambrienta, sin que haya forma de poder 
					frenar estas avalanchas. 
					 
					El día 7, el pasado miércoles, y no para celebrar el 
					trigésimo tercer aniversario de nuestra Constitución, que ya 
					había quedado atrás, otros 46 inmigrantes dicen que de Chad, 
					Camerún, Togo y República Centroafricana, llegaban a Ceuta. 
					 
					Nuevamente, el mismo método y nuevamente, el mismo 
					resultado: ya están dentro. Un numerosos grupo de 
					inmigrantes accedió a los dominios de Ceuta a través del 
					espigón fronterizo del Tarajal. 
					 
					Ya se sabe por donde está el coladero, con lo que ya se sabe 
					que ese coladero habrá que reforzarlo, para que sea 
					imposible, de todo punto, que se vuelva a colar, ni uno solo 
					más, por ahí, hasta Ceuta. 
					 
					Y es que esta última entrada masiva se une a las del pasado 
					mes de octubre, con lo que ha habido 96 nuevos ingresos en 
					el CETI que se ha convertido, que ya lleva muchos meses 
					convertido, en la casa de misericordia para todos aquellos 
					“aventureros” que llegan a nuestros dominios, dejándoles o 
					sin dejarles. 
					 
					Y va siendo hora de buscar recovecos legales o paralegales 
					para evitar que el CETI sea el lugar al que llegan y son 
					acogidos todos los que sin permiso alguno se van colando a 
					Ceuta. 
					 
					Ahora mismo, con 660 personas acogidas, el CETI está más que 
					saturado. Su capacidad se ha superado, con creces, desde 
					hace meses, y parece que ese lugar va a ir estirándose para 
					acoger a todos los otros que ya se preparan para, en breve, 
					ser inquilinos. 
					 
					En esta ocasión, los llegados, 46, eran sólo hombres, una de 
					las pocas avalanchas en la que no han llegado mujeres, 
					hombres y menores, que es lo que viene ocurriendo en las más 
					de las veces, pero la situación es la misma. El CETI está 
					saturado. 
					 
					Y la situación la tenían más que estudiada, todos ellos, 
					puesto que aprovecharon la marea baja, al amanecer, para 
					lanzarse, a la carrera, desde la playa del lado marroquí y 
					acceder hasta el territorio español. 
					 
					Aquí hay dos aspectos que debemos reseñar, uno primero es 
					que, desde el otro lado, se han dado todo tipo de 
					facilidades para esta operación, de lo contrario no hubieran 
					podido llegar hasta la playa, y un segundo punto, desde el 
					lado español habrá que reforzar, con alambradas o con lo que 
					sea, toda esa zona del espigón para hacer imposible el 
					acceso, hasta Ceuta. No hay otra cosa, esto no puede ser “el 
					paraíso buscado” de toda África. 
					 
					Y es que, una vez aquí, lo tienen todo a su favor, porque 
					son bien atendidos por la Guardia Civil, por la Policía 
					Nacional, por la Cruz Roja, además de que reciben 
					alojamiento, con lo que ya están reclamando a otros para que 
					inicien la misma ruta y busquen el mismo método que ellos 
					han seguido. 
					 
					Y siempre lo mismo, según el procedimiento establecido, los 
					inmigrantes quedaron a disposición del Cuerpo Nacional de 
					Policía, competente en Extranjería. Muy bien, pero esos ya 
					están aquí, con lo que de aquí no les echa nadie. 
					 
					No debe cabernos la menor duda de que aquí tenemos otra 
					sangría económica difícil de soportar. ¿Qué se va a hacer, 
					desde ahora?. Espero que algo diferente a lo hecho en los 
					meses precedentes. 
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