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OPINIÓN - SÁBADO, 10 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / PLUMA DE SECANO

El hombre de hierro
 


Manuel Corral
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Bien está que Rajoy haya emplazado a todos los presidentes autonómicos del PP en fecha reciente a fijarse como prioridad el objetivo de controlar y reducir el déficit. Tabla rasa que es de suponer hará con sus ministros después. Bien que trate de rendir esta crisis, que es tragedia para muchos que padecen las consecuencias, harto repetidas hasta en la sopa así sea de sobre y cuya sustancia se degusta solo en la letra impresa.

El mago de Rajoy ¿quién si no? ha sacado de la chistera de copa no un conejo cualquiera, sino el esbozo de un Plan de Reformas y medidas de ajuste sin igual para combatir la vuelta a la recesión en España. O, dicho en común lenguaje, que vienen malos tiempos para la lírica, como aventa cierta canción, y mucho peores para llenar la andorga y dar palo a la vida alegre.

Su delfín y secretaria de la cosa, la Cospedal, marca ya el paso de la oca contra el déficit allá en boinilandia (tierra amada por mí también), apostada en trinchera en primerísima línea de fuego abriendo camino entre las alambradas a sus figurados y temblorosos generales, que son el rigor y la austeridad no exenta de exigencia para la gestión pública, y que viene aplicando como fórmula de trabajo en Castilla-la Mancha. Tiene claro, me dicen mis escuchas castellanos -que son pelín de fiar porque la lengua no se les churrusca en el infierno, como pasa aquí; el alma se supone que va al cielo, en eso mira igualito que a los de aquí- que lo importante es no gastar más de lo que se ingresa, sin endeudarse. Claritito señora mía.

Recordemos que el Gobierno en retirada, mejor olvidar, ya ejecutó una subida generalizada de impuestos, el IVA entre éstos, la reforma laboral contra el derecho de los trabajadores igualmente, lo que permite despedir ahora a un trabajador abonándole sólo 25 días por año trabajado, frente a los 33 de antes. O esa otra castaña no milonga pero igual de dura para los bolsillos de los funcionarios, que ha sido una reducción cercana al 5% en las nóminas de estos trabajadores públicos, además de la contemplación del retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años, la congelación de las pensiones de nuestros mayores, etcétera. No sigo porque me encabrito y no es bueno para mi úlcera.

Bueno, con estas impopulares medidas, acaso acertadas en este momento convulso, podemos decir adios al tan cacareado Estado del Bienestar que hace aguas mayores ¡buah, qué peste!, porque la crisis de deuda impide que sigamos sosteniéndolo. Al Estado de Bienestar conste, no al preboste de turno. Que también.

Cierto es que el Estado de Bienestar, o sea, el sistema de Sanidad, de la Seguridad Social, sistemas de pensiones, prestaciones por desempleo, etc., la panacea vamos, se agota. Y no se ve claro el firmamento, tan cargado va el aire de pesimismo con que lastra este presente mudo.

Dice el primer ministro italiano Monti que: “fuera del euro sólo queda el abismo”, por cuanto la unión es medida necesaria para reducir la elevada deuda pública, relanzar la economía y fortalecer el euro. ¿Ya no vale nuestra añorada y querida Peseta, con la que llenabas el carro grande de la compra por cinco mil pesetillas, y te ibas a casita tan contento..? Nuevos sacrificios para el españolito de a pie, para el currelante. Siempre pagan los mismos, carajo.

He visto a mi buen amigo Melchor Pajares encasquetado hasta las cejas subido a lomos de su moto (no, no es el Rey Melchor, aunque casi, a éste le espero ilusionado por ver qué regalos me trae el próximo enero, cuya lista todavía no he cerrado porque le he jurado, chiss, callen, que me he portado bien), y de su rebufo me viene a la mente un correo que me mandó y que viene que ni pintiparado para la ocasión.

La cita que es antigua y veraz, data del año 55 antes de Cristo en que el también romano Marco Tulio Cicerón decía: “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.”

Okey. Chapeau. Voilà. Cojonudo. Es que no aprendemos copón. Parece que los antiguos no necesitaban de los consejos del Banco Central o Mundial, qué mas da. Gobernar para todos con rigor y austeridad, control del gasto también es lo que tiene intención nuestro presidente Rajoy, como hombre de hierro, de aplicar dentro de unos días. Es Navidad rin rin.

A falta de nuevas oportunidades para llenar de euricos la hucha de barro cocido, rompible por lo tanto (aún me veo de madrugá emborronando dos artículos diarios para este medio y tres más en otro digital), y apremiado por la urgencia de mi vejiga, que lleva la tira de tiempo sacudiéndome los bajos con calambres espasmódicos, algo así como el avisador impertinente del ambar parpadeo del testigo del depósito de mi buga, que suele ir tieso de gasofa por la puñetera crisis, me arranco por soleares hacia el evacuatorio.

Crisis que me trastoca hasta el “bebercio”, en que otrora caían jarras de cerveza rebosantes de blanca espuma, claras toca ahora; copas de Rioja de reserva, nada de crianza, canjeados por vasitos minúsculos de vino peleón de tetra-brick económico, y tanto.. ¡qué ardor Dios mio!, así como adios a esas tapitas de rico jamón, queso curado y panecitos de rosca, que ahora te despachan con una aceituna de manzanilla con palillo curvo de humedad. Y mutis por el foro.

Mi vejiga, decía, apura su estertor arreando que es gerundio. De urgencia casi. Como el amago de urgencia que trae Rajoy también de la minicumbre europea esa, en que intenta meter el gazapo famélico en la chistera para que engorde rápido así sea comiéndose el fieltro, no vaya a ser que al verlo vivito y coleando nos lo jalemos como pobres de ropa usada y alpargatas raídas en que nos han convertido a los españoles.
 

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