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                     No sería difícil cuantificar el 
					coste económico que, como si se tratara de una ‘kale borroka’ 
					particular de Ceuta, causa el vandalismo que afecta 
					especialmente al Príncipe y su nueva barriada aledaña, Loma 
					Colmenar. A los apedreamientos a las Fuerzas y Cuerpos de 
					Seguridad y a los servicios de emergencia, ya habituales, se 
					suman los no menos frecuentes destrozos en mobiliario 
					urbano, cuando no en sistemas completos de alumbrado 
					público, como ha sido el caso del nuevo vial, o en los 
					garajes de una promoción de vivienda pública, como son las 
					225 VPO. Los vecinos de bien claman por una solución, la ley 
					clama por una solución, Ceuta no merece estos espacios de 
					impunidad e incivismo. 
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