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                     Era el nombre de un periódico, ya 
					desaparecido, que en su línea editorial trataba de llenar 
					sus páginas con todos los sucesos, por muy duros que fueran, 
					para dar cuenta de la otra España, la de los crímenes, los 
					accidentes, los robos, los atracos, los incendios y todo lo 
					más desagradable que hubiera acontecido. 
					 
					El Caso desapareció hace años, no porque no hubiera sucesos 
					de ese tipo, sino porque los gustos de las nuevas 
					generaciones iban por otros derroteros, con lo que aquella 
					línea editorial no parecía tener cabida entre los lectores 
					de prensa ya. 
					 
					Sin embargo, desde hace unas tres semanas y sin quererlo los 
					editores de la prensa de Ceuta, parece que está volviendo 
					esa serie de información a nuestra prensa de Ceuta, y no por 
					capricho, que no lo hay, sino porque, desde los medios de 
					comunicación, no se puede volver la espalda a la constante 
					actualidad de nuestra ciudad, en cualquiera de las partes de 
					ella, donde aparecen coches incendiados, aparecen 
					enfrentamientos con la policía, aparecen invasiones de sin 
					papeles, aparece, de una forma totalmente inesperada, el 
					asesinato de una joven estudiante y, con esto, todos los etc, 
					etc, que a cualquiera se le ocurran. 
					 
					Y que nadie se rasgue las vestiduras, especialmente, desde 
					la Santa Casa Madre, donde tan poco agrada que se publique 
					esto, pero que sepan ahí y en otras partes que lo publicado 
					está siendo el día a día de Ceuta, y que Ceuta, por lo que 
					en la Santa Casa Madre saben y en otras partes, también, 
					lleva más de tres semanas que es portada nacional por sus 
					acontecimientos y se ha convertido en un polvorín, muy 
					especialmente, desde que se ha empezado a meter mano en unos 
					terrenos y unos lugares que los anteriores delegados del 
					Gobierno no habían querido o no habían sabido tocar. 
					 
					El delegado del Gobierno actual ha iniciado una tarea que 
					él, por los pocos días que le quedan en el cargo, no podrá 
					terminar, pero lo que sí ha hecho es dejar abierto el camino 
					al próximo, a su sucesor, para seguir cortando y atajando 
					unos terrenos que, hasta ahora, habían sido tabú, en los que 
					nadie, por ignorancia, incompetencia o por interese 
					inconfesables, había querido entrar. 
					 
					Faltan pocos días, yo diría que escasamente un mes para que 
					a la Plaza de los Reyes llegue un nuevo inquilino y ese, sea 
					quien sea, ya tiene el primer paso dado, si es que no quiere 
					mirar para otro lado. 
					 
					Por cierto que hay ya más de uno que se está postulando para 
					ocupar ese cargo, para entrar en la línea del figureo, a lo 
					que yo, particularmente, pido a todos los dioses y a todos 
					los cielos que a la Plaza de los Reyes tiene que venir 
					alguien de fuera, que no tenga ninguna relación, de ningún 
					tipo, con Ceuta y que esté dispuesto a “quemarse” en un par 
					de años. Esa sería la forma de evitar los compadreos, los 
					amiguismos y otras cosas peores que impedirían seguir con la 
					marcha iniciada. 
					 
					Y no estoy diciendo que lo fuera a hacer por el mismo 
					camino, pero sí buscando los mismos objetivos, como es el 
					hecho de cortar “esa malla” que hay y que se está viendo que 
					es muy entrecruzada. 
					 
					Las actuaciones policiales están siendo complicadas pero más 
					efectivas de lo que, a simple vista, parece, y en poco 
					tiempo llegarán los resultados. 
					 
					La quema de vehículos, en las zonas más dispares, es el 
					reflejo de aquellos que se ven acorralados y, mientras 
					tanto, todos esperando hasta el final. 
					 
					Desde la Plaza de los Reyes se está actuando con solvencia, 
					ahora que no venga ningún “paniaguado” a hacer de bueno a 
					tolerar lo que otros, en tiempos pasados, estuvieron 
					tolerando. Porque estos sucesos, como ocurría en El Caso, no 
					son circunstanciales y esporádicos, estos son el fruto de 
					una trama perfectamente organizada. 
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