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					En la madrugada del viernes al sábado día 3 un suceso 
					violento convulsionaba a más de 300 vecinos de Parques de 
					Ceuta que tenían que abandonar apresuradamente sus viviendas 
					por un incendio intencionado que afectaba a los garajes 
					situados en la planta de los edificios en los que residen. 
					La eficacia de los bomberos junto a la coordinación efectiva 
					de todos los servicios de emergencias hizo que el daño 
					potencial se minimizara hasta extremos realmente meritorios. 
					Atrás quedaron tres vehículos calcinados, uno de ellos de un 
					agente de la UDYCO, y serios daños materiales en la zona del 
					incendio. Posteriormente se supo que también había sido 
					afectado el coche de un agente de la Guardia Civil. La 
					indignación vecinal, razonablemente justificada en sus 
					inicios, fue serenándose gracias a la sensatez de los 
					ceutíes afectados que apelaron a la clase política para que 
					evitaran estas situaciones. 
					 
					Apenas habían pasado un par de días cuando durante la noche 
					del lunes 5 dos grupos de la UIP eran recibidos -nuevamente- 
					a pedradas cuando se encontraban en la barriada del Príncipe 
					para identificar a los causantes de una agresión anterior. 
					Los alborotadores respondían con gritos de “Alá es grande” 
					mientras lanzaban sus piedras contra los agentes. Al día 
					siguiente, martes 6, ardía una furgoneta a las diez de la 
					noche en Huerta Téllez. 
					 
					Fue el miércoles día 7 cuando la sociedad ceutí se vio 
					nuevamente sacudida por el asesinato de la joven Laura 
					Gutiérrez, estudiante de enfermería, a manos de un residente 
					del piso de estudiantes donde se encontraban. La alarma 
					social del suceso generó temor en amplias capas sociales. 
					Pero nuevos hechos delictivos iban a continuar al día 
					siguiente: otro fuego en el interior de un garaje en Galera 
					destruía el coche, la moto y una bici de un joven estudiante 
					de Magisterio. Horas después dos coches más ardían en Huerta 
					Téllez, a media noche. El sábado día 10 en la barriada del 
					Príncipe se desplegaba nuevamente la policía para llevarse 
					un vehículo que, según los propios agentes había tratado de 
					atropellar a uno de ellos unas horas antes. 
					 
					Frente a esta semana negra el gobierno del presidente Vivas 
					ha recurrido al manido mensaje de confiar en el Estado de 
					derecho y las fuerzas de Seguridad del Estado. Un recurso 
					lingüístico que no dura siempre por lo pobre y agotado del 
					mismo. La oposición que lidera a través de `Caballas’ Juan 
					Luis Aróstegui hace llegar un mensaje específico en boca de 
					Mohamed Ali: reforzar la tipificación del ‘delito de odio’ 
					en el Código Penal. Un mensaje que aun parece corto para 
					alguno de los compañeros políticos de este último que, por 
					si fuera poco, avisan a algunos periodistas de que “tengan 
					cuidado con las piedras”. Lapidar la democracia. 
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