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                     El Pueblo de Ceuta no va a 
					permitir que ninguna formación política o sus allegados 
					amenacen o coaccionen a los profesionales de esta casa, como 
					ha sucedido desgraciadamente en la tarde de ayer después de 
					la rueda de prensa ofrecida por Caballas en la que unos 
					elementos, acólitos, de esta organización han intentado 
					amedrentar a dos de los nuestros en las mismas puertas del 
					Palacio de la Asamblea, sencillamente porque no saben 
					admitir la crítica y no andan acostumbrados a la pluralidad 
					y libertad de pensamiento. No consentiremos que en base a 
					gestos coercitivos de individuos con poses macarras, algunos 
					intenten torcer la línea editorial de este medio que se ha 
					mantenido firme a lo largo de su historia de casi dos 
					décadas pese a todos y cada uno de los sobresaltos políticos 
					que han tenido lugar. Ni antes, ni ahora, EL PUEBLO va a dar 
					un paso atrás en sus convicciones de pluralidad, de derechos 
					y libertades de los ciudadanos; ni un paso atrás en la idea 
					de sumar y no dividir; y ni un paso atrás en la denuncia 
					hacia quienes intentan medrar, fomentar las desigualdades y 
					el victimismo para impulsar retos políticos y personales a 
					costa de dañar a la sociedad en su línea más sensible, la de 
					la convivencia. El uso de prácticas como las descritas, y 
					que han sido sufridas por dos trabajadoras de esta casa, 
					retrata a quienes se encuentran detrás de un discurso que 
					esconde un lado perverso, o eso es al menos lo que aparenta 
					en función de cuál es el comportamiento de algunos de los 
					que siguen a estos supuestos líderes. En democracia no hay 
					nada peor como intentar hacer callar a un medio de 
					comunicación. Lo han intentado otros antes de estos y 
					perdieron. A Caballas sólo les emplazamos a que se instale 
					en el camino del respeto a la pluralidad de pensamiento y 
					que evite caer en la tentación de su líder natural Juan Luis 
					Aróstegui, el uso y abuso de su posición político-sindical 
					para no perder un ápice de su presunta influencia.  
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