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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

La ruina de Mohamed Alí
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Todos los días, y fiestas de guardar, el partido que lidera Juan Luis Aróstegui convoca una conferencia de prensa para salir a la palestra tratando de acaparar la atención de unos ciudadanos que están hasta los cojones de semejantes comparecencias. El deseo de figurar del secretario general de CCOO está produciendo el efecto contrario a sus intenciones: está generando una tirria enorme contra un partido que, antes de dominarlo él, se presentaba como una necesidad en Ceuta.

Una necesidad a cuyo frente estaba Mohamed Alí: el cual caía la mar de bien. Y, además de caer bien, ‘Caballas’ estaba destinado a ser un partido capaz no sólo de fiscalizar las actuaciones del Gobierno sino que, también, hubiera podido servirle a Alí para ir creciendo cual político a la par que obteniendo éxitos entre bastidores. Éxitos tan útiles como para ir consiguiendo, entre otras muchas cosas, el beneplácito de tirios y troyanos. Extraordinaria oportunidad que Alí no ha sabido aprovechar.

El problema de Alí ha sido dejarse engatusar por Aróstegui. Lo que no se entiende es de qué manera éste ha podido ganarse la voluntad de un hombre que se bastaba y se sobraba para obtener en las urnas el poder suficiente para ser el jefe de una oposición con mando en plaza. Un jefe de la oposición que contaba con la ayuda de todos los medios. Puesto que Alí fue siempre bien tratado por la prensa en todos los sentidos. Incluso le perdonaron sus muchas veleidades. Que fueron consideradas meteduras de pata de novato.

Pero el novato nunca supo valorar el caudal de votos que tenía entre sus manos. Tal vez porque lo que necesitaba era sentirse respaldado por una persona carente de escrúpulos políticos y dispuesta a concederle la oportunidad de sentirse protegido. Ahora entiendo lo que Alí me confesó un día: Aróstegui me ha proporcionado la oportunidad de conocer a muchas personas que ocupan cargos importantes en las instituciones locales. Lo cual me ha propiciado una enorme seguridad en mis posibilidades.

Fue entonces cuando entendí que Mohamed Alí se había echado en los brazos de un político-sindicalista que siempre antepuso su interés general al interés general en todas sus actuaciones. Ejemplos hay para empezar y no acabar. Un político que en cuanto se siente desbordado por las críticas no tiene el menor inconveniente en perder la compostura. Todavía recuerdo de qué modo trató a Antonio Rallo, senador socialista, el 19 de junio de 1989: lo calificó de “borracho” y enfermo psicológico “maniático depresivo”.

Últimamente, el hombre que ha conseguido hacerse con las riendas de ‘Caballas’, está perdiendo los estribos. Parece víctima de un ataque de iracundia que le impide darse cuenta de que está haciéndole mucho daño a la ciudad. Sus comentarios, antes de las conferencias de prensa, son abominables. Evidencian su malaúva y ponen al descubierto sus rabietas de tipo frustrado.

En la conferencia de prensa de ayer, Aróstegui comenzó diciendo que le importaba un huevo lo que se dijera de él. Porque a él, tan valiente y tan dispuesto a todo, se la traen floja las críticas. La pena es que a su vera, con cara de sentirse tan humillado como subyugado, aparecía Mohamed Alí. Lo lamentable es que éste se ha ganado a pulso su penosa situación.
 

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