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                     Lo dice “Pichí” y yo lo refrendo. 
					Que nos preguntamos qué tendrá nuestra barriada de Zurrón, 
					que ni tiene luces ni guirnaldas ni espumillones, solo 
					cuatro naranjos no más de dulce olor, para no adornarlo y 
					embellecerlo como debiera de ser en esta Navidad. 
					 
					Que ambos nos seguimos preguntando qué olvido injusto 
					apechuga el coqueto barrio por no residir en él ninguno de 
					los políticos ceutíes que tratan de ningunearlo. 
					 
					Que insistimos en requetepreguntarnos el por qué de la 
					oscuridad en que nos tiene postergados nuestro dilecto Vivas 
					y sus colaboradores más cercanos, que parecen desplegar todo 
					su poderío, toda su gracia, sus muchas artes festeras en 
					otros menesteres. 
					 
					Esta Navidad en ciernes, que son fechas tiernas, en que se 
					dicen de hermandad, todo el mundo es “güeno”, que queremos 
					festejarlo con el espíritu que inunda la ciudad, lo es 
					visible en otros puntos no muy distantes a pies juntillas, 
					como en San José-Hadú, en la zona del Centro, del puerto, de 
					muchos rincones de esta querida ciudad pero no de nuestro 
					barrio. ¿Por qué? ¿es que no votamos aquí? ¿dejamos de pagar 
					impuestos acaso? ¿olemos mal picha? 
					 
					A los pies de la estatua que encabeza la rotonda del barrio 
					hay unos ramilletes de plantas ornamentales bien cuidadas 
					eso sí, en un camino de cruces hacia Hadú-Pedro La Mata-El 
					Mixto, donde se encuentra visible esta escultura 
					representativa femenina, una figura muy nuestra conocida por 
					“La Perla del Mediterráneo”, que asolada está, como nosotros 
					sus vecinos, sin luz alguna que muestre su belleza, sólo la 
					que alcanza a verse por las luces todavía en horas no 
					cerradas de negra noche, de lobos sedientos de alcohol y 
					daño, del cercano comercio de comestibles “Leo”, donde su 
					clientela apostada a las puertas del local deja correr la 
					luz diáfana que, como un chorro de cañón de luz, ilumina de 
					pleno a la perla mustia. La perla en sombras. 
					 
					Con esta simple exposición de argumentos no pretendemos que 
					el presidente Vivas reflexione siquiera brevemente y ordene 
					ipso facto que monten un pequeño nacimiento y cuatro 
					bombillas regordetas y venga a inaugurar el alumbrado 
					navideño en esta popular y tranquila barriada, lo que sería 
					un detalle por su parte, pero no me consuelo con este 
					posible sueño. No podría conciliarlo. 
					 
					Nosotros pueda ser que entendamos que el alumbrado reducido 
					viene impuesto por el presupuesto ¡dichosa crisis!; igual 
					que el ahorro energético contemple no sé cuantos millones de 
					vatios a la baja, pero así y todo es que me pierdo con estos 
					números que bailan refulgentes, ya sean con microlámparas, 
					con lámparas led, con carburo, con leña, con astillas… 
					 
					Aquí en mi barrio mis vecinos y yo pasamos de congregarnos 
					en grupo tumultuoso, somos pacíficos y gente de orden, que 
					no tiramos pedradas ni ocultamos nuestros rostros, por mas 
					que el buenazo de Manuel Alarcón Cortizo, alias “Pichí” para 
					los amigos, liderara una cincuentena larga de firmas 
					reivindicando hágase la luz. Por eso sólo pedimos en estas 
					líneas y con el debido respeto que como iluminación 
					ordinaria se instale acá uno de esos 128 arcos, o uno de los 
					casi 70 bonitos motivos de mimbre, o una de esas siempre 
					llamativas 80 palmeras iluminadas. O si no, un suponer, uno 
					solo de los adornos luminosos que le sobren al consistorio, 
					pongamos por caso el del Palacio de la Asamblea. Uno sólo, 
					repito. “Porfa”.  
					 
					Porque nada sería más brillante, con un lucerío tal que 
					hasta los marcianos que nos espían asomarían su verde jeta 
					por entre las rendijas de las Murallas Merinies, aquí al 
					lado, que nada daría mayor esplendor al barrio que ponerle 
					una luz potente con adornos de Navidad a nuestra bella 
					“Perla del Mediterráneo”. Y caso de arremolinarse los 
					vecinos en alegría suficiente, que no desbordante, al 
					rítmico canturreo de los villancicos revueltos con champán, 
					con sidra “El Gaitero” y algún que otro rebujito y el 
					soniquete de una zambomba o un almirez, elijan ahora que 
					estan a tiempo, y vengan vítores ahogados por la emoción al 
					Vivas humano y crecido de talla por su buen hacer. Viva la 
					Navidad. 
					 
					Sí, por el contrario, lamentablemente, creemos repetidamente 
					seguir escuchando durante las noches a una mujer que solloza 
					amargamente…Es nuestra “Perla del Mediterráneo”, que tiene 
					llantina con moquera incluída durante estas llamémosles 
					fiestas. Gracias a la insolidaridad de nuestros políticos, 
					que nos tienen abandonados como a perro flaco y lleno de 
					“purgas”. Las que ellos se merecen. 
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