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					A Se Cumple para las obsesiones y las compulsiones: 
					 
					Las obsesiones se definen por (1), (2), (3) y (4): 
					 
					1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y 
					persistentes que se experimentan en algún momento del 
					trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o 
					malestar. 
					 
					2. Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a 
					simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida 
					real. 
					 
					3. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, 
					impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante 
					otros pensamientos o actos. 
					 
					4. La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o 
					imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no viven 
					impuestos como en la inserción del pensamiento). 
					 
					Las compulsiones se definen por (1) y (2):  
					 
					1. Comportamientos p. Ej. Lavado de manos, puesta en orden 
					de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p.ej., rezar, 
					contar o repetir palabras en silencio) de carácter 
					repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en 
					respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que 
					debe seguir estrictamente. 
					 
					2. El objetivo de estos comportamientos u operaciones 
					mentales es la prevención o reducción del malestar o la 
					prevención de algún acontecimiento negativo; sin embargo, 
					estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están 
					conectados de forma realista con aquello que pretende 
					neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excecivos. 
					 
					B. En algún momento del curso del trastorno la persona ha 
					reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan 
					excesivas o irracionales. Nota: Este punto no es aplicable 
					en los niños. 
					 
					C. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar 
					clínico significativo, representan una pérdida de tiempo 
					(suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente 
					con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales 
					o su vida social. 
					 
					D. Si hay otro trastorno en el Eje 1, el contenido de las 
					obsesiones o compulsiones no se limita a él (p.ej. 
					preocupaciones por la comida en un trastorno alimentario, 
					arranque de cabellos en la tricotilomanía, inquietud por la 
					propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, 
					preocupación por las drogas en un trastorno por consumo de 
					sustancias, preocupación por estar padeciendo una grave 
					enfermedad en la hipocondría, preocupación por las 
					necesidades o fantasías sexuales en una parafilia o 
					sentimientos repetitivos de culpabilidad en el trastorno 
					depresivo mayor). 
					 
					E. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos 
					directos de una sustancia (p.ej. drogas, fármacos) o de una 
					enfermedad médica. 
					 
					F60.5 Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad 
					[301.4] 
					 
					En la actualidad los profesionales se guían por el siguiente 
					cuadro que son los criterios para el diagnóstico del 
					trastorno obsesivo-compulsivo del DSM-IV (APA, 1994). 
					 
					A. Obsesiones o compulsiones: 
					 
					Las obsesiones se definen por: 
					 
					(1) Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y 
					persistentes que se experimentan, alguna vez durante la 
					perturbación, como intrusivos e inapropiados, y causan 
					marcada ansiedad o malestar. 
					 
					(2) Los pensamientos, impulsos o imágenes no son simplemente 
					preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida 
					cotidiana. 
					 
					(3) La persona intenta ignorar o suprimir tales pensamientos 
					o impulsos o neutralizarlos con algún otro pensa miento o 
					acción. 
					 
					(4) La persona reconoce que los pensamientos, impulsos o 
					imágenes obsesivos son un producto de su propia mente (no 
					impuestos como ocurre en la inserción del pensamiento). 
					 
					Las compulsiones se definen por: 
					 
					(1) Conductas repetitivas (por ejemplo, lavado de manos, 
					orden, comprobación) o acciones mentales (por ejemplo, 
					rezar, contar, repetir palabras en silencio) que la persona 
					se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión, 
					o de acuerdo con reglas que deben aplicarse rígidamente. 
					 
					(2) Las conductas o acciones mentales están dirigidas a 
					neutralizar o reducir el malestar o algún acontecimiento o 
					situación temida; sin embargo, estas conductas o acciones 
					mentales no están conectadas de forma realista con lo que 
					están destinadas a neutralizar o prevenir, o son claramente 
					excesivas. 
					 
					B. En algún momento durante el curso del trastorno, la 
					persona reconoce que las obsesiones o compulsiones son 
					excesivas o irracionales. Nota: esto no se aplica a niños. 
					 
					C. Las obsesiones o compulsiones producen marcado malestar; 
					pérdida de tiempo (en general, el individuo emplea más de 
					una hora diaria en ellas); o interfiere significativamente 
					con la rutina habitual del individuo, con su actividad 
					profesional, con sus actividades sociales o sus relaciones 
					con los demás. 
					 
					D. Si está presente otro trastorno del eje T, el contenido 
					de las obsesiones o compulsiones no está restringido a él 
					(por ejemplo, preocupación por la comida en presencia de un 
					trastorno alimentario; arrancarse el pelo si existe 
					tricotilomanía; preocupación por la apariencia física en un 
					trastorno dismórfico; preocupación por tener una enfermedad 
					grave en presencia de hipocondría; o rumiaciones de culpa en 
					presencia de una depresión mayor). 
					 
					E. No es debido a los efectos directos de una sustancia (por 
					ejemplo, drogas de abuso, medicación) o de una condición 
					médica. 
					 
					CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE TRASTORNO 
					OBSESIVO-COMPULSIVO DE LA PERSONALIDAD. 
					 
					Un patrón general de preocupación por el orden, el 
					perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a 
					expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la 
					eficiencia, que empieza al principio de la edad adulta y se 
					da en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de 
					los siguientes ítems: 
					 
					- Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el 
					orden, la organización y los horarios, hasta el punto de 
					perder de vista el objeto principal de la actividad. 
					 
					- Perfeccionismo que infiere con la finalización de las 
					tareas (por ejemplo, es incapaz de acabar un proyecto porque 
					no cumple sus propias exigencias, que son demasiado 
					estrictas). 
					 
					- Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con 
					excusión de las actividades de ocio y las amistades (no 
					atribuible a necesidades económicas evidentes)  
					 
					excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexible en temas de 
					moral, ética o valores (no atribuible a la identificación 
					con la cultura o la religión). 
					 
					- Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, 
					incluso cuando no tienen un valor sentimental  
					 
					- Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser 
					que éstos se sometan exactamente a su manea de hacer las 
					cosas  
					 
					- Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los 
					demás, el dinero se considera algo que hay que acumular con 
					vistas a catástrofes futuras. 
					 
					- Muestra rigidez y obstinación.  
					 
					BIBLIOGRAFÍA 
					 
					- Alcalde Lapiedra, M. T. (1991). Los trastornos de conducta 
					en la infancia y sus relaciones con las vivencias de 
					ansiedad y depresión. Zaragoza: Universidad. 
					 
					- American Psychiatric Association. (2000). Criterios de 
					Diagnóstico: DSM-IV-TR” Madrid: Asociación Americana de 
					Psiquiatría. 
					 
					- Ayuso Gutiérrez, J. L. (1988). Trastornos de angustia. 
					Barcelona: Martínez Roca. 
					 
					- Carnwath, T y Miller, D (1989): Psicoterapia conductual en 
					atención primaria. Manual práctico. Martínez Roca. 
					 
					- Miguel Tobal, J.J. (1996). La ansiedad. Madrid: Aguilar. 
					 
					- Caballo, V.E. y Cols (1996): Manual para el tratamiento 
					cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Volumen 
					I. Madrid: Ed. Siglo XXI.- Caballo,V.E. (1991) (comps): 
					Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta. 
					Edt. Siglo XXI. Madrid. Manuales de Psicología. 
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