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					Ruslan y Boba, de ocho y siete años, no paraban de jugar con 
					el cochecito que sus ‘madres’ de acogida acababan de 
					regalarles. Nada de posar para las fotografías ni de atender 
					a algo que no fuese su nuevo juguete. Era la una de la tarde 
					de ayer y acababan de llegar a Ceuta, una tierra ya conocida 
					para ellos y a la que estaban deseando volver, según 
					explicaban quienes les esperaban en el Puerto.  
					 
					A través de AMECE (Asociación de Menores en Ceuta), doce 
					niños de Ucrania, en su mayoría residentes en orfanatos, 
					pasarán un mes -hasta el próximo 21 de enero- en Ceuta. 
					Llegaron el martes a Madrid y ayer se trasladaban a Ceuta la 
					mayoría de ellos. María del carmen Palmero destaca la 
					importancia de “dar cariño” a niños que, como Ruslan y Boba, 
					viven en centros de acogida y no tienen familia. Ya hace dos 
					años que Ruslan se convierte para María del Carmen en uno 
					más de la familia durante las vacaciones de verano y 
					Navidad, el tiempo que estos chicos pueden permanecer en 
					Ceuta en régimen de acogida.  
					 
					“Somos conscientes de que no se pueden quedar con nosotros”, 
					explica. “Al menos de momento”, matizan los demás 
					familiares. También aguarda en el Puerto Inmaculada Luna, 
					que se convertirá estos días en la ‘madre’ de Boba, para 
					quien es su segunda visita a la ciudad autónoma. Inmaculada 
					tiene tres hijos, de doce, catorce y ocho años. Esperan 
					pasar unas “navidades en familia”. 
					 
					Algunas de las familias de acogida han optado por pasar unos 
					días en la península antes de llegar a Ceuta. A lo largo de 
					la fiestas tienen planeado celebrar algunas reuniones y 
					merendolas a las que asistan todos los pequeños y sus 
					familias de acogidas.  
					 
					Anastasia, de diez años, lleva viniendo a Ceuta desde que 
					tenía seis. En esta ocasión, compartirá familia con Natalia, 
					de trece años, para la que es su primera visita a la ciudad 
					autónoma. A ambas niñas las recogió en la península la que 
					será su ‘tía’ adoptiva, que ha sido la encargada de traerlas 
					a Ceuta. Una vez en el puerto las esperaba, impaciente, 
					Héctor, el ‘padre’, para llevarlas a casa. Es la familia de 
					Rosa Ramón, presidenta de AMECE, quien destaca que la 
					llegada de estos niños no es sólo un acontecimiento para el 
					núcleo familiar, sino que la alegría se contagia entre 
					abuelos, tíos y demás familiares. 
					 
					María de los Ángeles Castañeda es la mejor prueba de ellos. 
					Con la llegada de Sasha, de catorce años, Lilya, de once, y 
					Anastasia, de seis, quienes se suman a los cuatro hijos que 
					ella ya tiene, las Navidades en su casa se convierten en 
					toda una aventura. 
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