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                     Cuando llegan estas tan señaladas 
					fiesta de Navidad, me viene al recuerdo una canción que 
					cantaba el genial Antonio Machín y que decía así:”Navidad 
					que con dulce cantar / Celebran las almas que saben amar / Y 
					que triste es andar por la vida / Por sendas perdidas lejos 
					de hogar / Sin oír una vez cariñosa que diga melosa llegó 
					Navidad, llegó Navidad”. 
					 
					La Navidad es algo tan íntima y tan familiar que, sin lugar 
					a duda alguna, cuando la familia se sienta en la mesa para 
					realizar la cena de estas fechas afloran los recuerdos, 
					trayendo a la memoria a todos aquellos que ya no están con 
					nosotros y que durante tantos años presidieron la mesa. Paz 
					a los hombres y mujeres de buena voluntad. 
					 
					No me gusta hacer comparaciones sobre estas fechas, porque 
					todas las comparaciones son odiosas, pero no puedo dejar de 
					reconocer que las navidades de mí época, ya no son las 
					navidades de hoy día. Han cambiado tanto las cosas, que 
					cualquier parecido con las anteriores es pura y mera 
					coincidencia. 
					 
					Antes, en esa época de mi juventud, poco teníamos para 
					celebrar las navidades, a no ser ese pollo que habíamos 
					criado desde pequeño para que nos sirviera de alimento en la 
					cena de Navidad. Sin embargo, aquella generación tenía algo, 
					llamado humanidad, que ha ido desapareciendo con el paso del 
					tiempo, convirtiéndonos en egoístas, pensando sólo en 
					nosotros, sin importarnos lo qué les pase a los demás. 
					 
					Cosa está del egoísmo, que no se daba en mi época de 
					juventud donde, precisamente, en estas señaladas fechas, se 
					pensaba en los demás, de forma que los vecinos repartían lo 
					poco que tenían entre aquello que no tenían nada, para que 
					todos pudiésemos celebrar, lo mejor posible, dentro de 
					nuestros escasos recursos, las navidades. 
					 
					Hoy, la verdad sea dicha, eso de pensar en los demás es algo 
					que a las nueva generaciones incluso les parece algo 
					trasnochado y caduco con el paso del tiempo, cada uno va a 
					lo suyo y si usted no tiene nada que llevarse a la boca en 
					esta fechas, se recurrirá a esa frase hecha y tan manida, de 
					ese es su problema. 
					 
					Es una pena, pero en esta sociedad en la que nos ha tocado 
					vivir se van perdiendo valores que jamás se volverán a 
					recuperar. Unos valores que hacían más grandes a los seres 
					humanos, y que la pérdida de ellos hace que, en estos 
					momentos, la falta de esos valores muestren las miserias que 
					tenemos los humanos. 
					 
					Dicen que nunca tiempos pasados fueron mejores. Me van a 
					permitir la licencia de dudar esta aseveración, porque en 
					esta ocasión en aquella época en que había poco que llevarse 
					a la boca, en cuanto al sentimiento de humanidad entre las 
					personas, era mucho mejor que los actuales donde todo ese 
					sentimiento de humanidad con respecto al resto de las 
					personas ha desaparecido, dando paso a un egoísmo total y 
					absoluto, que nos lleva a no pensar en los demás. 
					 
					Me quedo con las navidades de mí época porque, hoy día, sigo 
					pensando lo mismo con respecto a esos vecinos que compartían 
					lo poco que tenían, donde la palabra egoísmo no existía. 
					 
					A todos FELIZ NAVIDAD, esperando que piensen en los demás. 
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