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                     Le echo un vistazo a lo que se 
					escribió en 2010 y hallo cómo el hombre que lideraba ya la 
					coalición “Caballas” se desgañitaba contra la Asociación 
					Deportiva Ceuta. Contra los empleados de Radio Televisión 
					Ceuta. Contra el Delegado del Gobierno. Contra Juan Vivas
					y contra este periódico. La única diferencia es que 
					ahora ha dejado de meterse con la Comandancia General.  
					 
					Es decir, que un año después nada ha cambiado. Si acaso, 
					como queda dicho ya, el dichoso hombre está pasando de 
					meterse con el Ejército: Institución a la que anduvo 
					persiguiendo con cierta saña, durante no poco tiempo. 
					Aunque, conociendo el paño, tarde o temprano buscará un 
					motivo para poner a sus mandos de chupa de dómine.  
					 
					Todo sigue igual: la misma voz continúa tronando como la 
					niña del exorcista. Da miedo. Tanto miedo, créanme, que ha 
					hecho posible que hasta las personas más atrevidas pasen por 
					una fase de acoquinamiento que se ve a la legua. Y es que a 
					todas ellas no les llega la camisa al cuerpo. Pues cuando 
					sale a la palestra el líder de ‘Caballas’, que también 
					cumple tareas de sindicalista destacado, la gente se asusta, 
					se esconde donde buenamente puede, trata de pasar 
					inadvertida, o simplemente se acobarda.  
					 
					Y sucede así, porque la presencia del Fulano resulta 
					sobrecogedora. Temible. Aterradora. Y su lengua, tan de 
					corte suprema, parece diseñada por dioses con el fin de que 
					nos induzca a caminar por la senda que él nos indique. Y, 
					aunque uno cree en el hombre, a pesar de ser el animal más 
					siniestro (Sábato), este hombre, el sindicalista, 
					siempre acaba por acollonarnos. Por ponernos las congojas a 
					la altura de la nuez. 
					 
					Hasta tal punto es así, que me cabe pensar en que bien 
					pronto el sindicalista se verá recompensado con una 
					proposición que no creo pueda rechazar: la de representar a
					Frankenstein. La gran figura del terror gótico. Un 
					personaje que le viene a su forma de ser como anillo al 
					dedo. Un regalo que se ha ganado con creces el líder de 
					‘Caballas’.  
					 
					Por tal motivo, ayer comencé a recoger firmas con el fin de 
					que muchos ciudadanos se dirijan a Martín Scorsese, 
					que lo es todo en el cine estadounidense, para pedirle que 
					no pierda la ocasión de llegar a un acuerdo cuanto antes con 
					nuestro monstruo natural y capaz de representar a un 
					fantasma cual nadie. Ya que así lo ha venido haciendo desde 
					que vestía pantalón corto y le daba por imitar al Che 
					Guevara en todos los sentidos. En el vestir y en el actuar.
					 
					 
					Un fantasma que anda subido de tono, últimamente, debido a 
					que, según va diciendo por ahí, en los plenos solo ha 
					encontrado a diputados del Gobierno que valen nada y menos. 
					Con los que, además, él suele jugar al abejorro. Pobres 
					criaturas con las que asegura que se divierte haciéndoles 
					faenas de aliño.  
					 
					Como comprenderán ustedes, a un fantasma así, que también 
					podría dar muy bien como vampiro en cualquier película de la 
					serie B, es conveniente recomendárselo a Scorsese. Quien, 
					siéndolo todo en el cine de Hollywood, sin duda alguna lo 
					convertiría en el mejor Frankenstein de la historia. Un 
					Frankenstein moderno. Como es él. No perdamos la ocasión. 
					Exportemos este talento. Ya que fantasma como él, como el 
					líder de la coalición ‘Caballas’, surge uno cada equis 
					siglos. 
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