Cuando los agustinos nos llevaban de excursión a San Amaro,
paraje donde merendábamos, los detalles que más me llamaban
la atención, eran: la escultura de los niños jugando, los
cisnes, los pavos reales y, sobre todo, los monos. Puede que
fuera por aquello del parentesco.
Aquellas tardes quedaron atrás, pero el edificio de mi
colegio sigue en su sitio, y la zona emblemática, también.
Eso sí, con reformas. Sobre todo, las acometidas en el
emblemático parque .
MULTIFUNCIONAL
En un intento de buscar utilidades, San Amaro, estuvo un
tiempo como escenario de obras de teatro, bailes de danzas,
auditorio.
ABANDONOS IMPERDONABLES
El parque exhibió la bonita escultura de los tres niños
(Colofón) rota durante muchos años, demasiados.
San Amaro tiene, también, en su cuenta de abandonos
imperdonables , el haber contado con un ejemplar en vía de
extinción, la mona negra manga bey, y haber permitido, de
forma pasiva a lo largo de 19 años, se dice pronto, que
fuera trasladada de Ceuta, cuando sus síntomas de deterioro,
eran ostensibles.
El veterinario Alvaro, incansable viajero aventurero (de no
ser mecánico de los animales, podría trabajar en una agencia
de viajes), cuya bonita clínica de la calle Jáudenes, que
cerró al cabo de un tiempo, y de la que yo era un fiel
cliente con mi perro Boby, al igual que el arquitecto,
Javier Arroyo, con sus pastores alemanes, a los que tenía en
su chalet del Hacho, logró in extremis, junto a algunas
voces de lo injusto, “salvar” a un animal cuya mala suerte
fue, de un lado, caer en las redes de unos desalmados, y de
otro, que, por mor de una intervención de decomiso de la
Guardia Civil, viniese a tener como destino un pueblo cuya
conciencia era verde, y se la comió la vaca con toda la mala
leche del mundo.
Vaya para Javier Arroyo,compañero de los agustinos, colegio
con el que abrí, con cierto temor, la puerta de mis
pensamientos confinados , para desarrollar éstos
comentarios, el recuerdo de un vivo, por fuera.
Un fuerte abrazo , asimismo, para su mujer que, haciendo
honor a la memoria y petición de su marido, puso música
clásica en los últimos y tristes momentos de la presencia
material en la tierra, del compañero de clase, haciendo más
“dulce” su marcha final.
Como erudito en la materia, me fue fácil reconocer que, los
monos que durante un tiempo habían aguardado el fin de las
obras del parque, a su vuelta a San Amaro, tras permanecer
en un almacén, lo hacían con una depresión mayor o de
caballo.
De ahí que en un desesperado intento de animarles en su
tristeza, no sólo les referí (contando para tal menester con
la inestimable ayuda de los herederos de Tarzán, para la
traducción) lo aparentemente coqueto que había quedado el
entorno, la “casa”, el hábitat limitado en su espacio, de
antes.
Me permití, además, emular al estimado Tony, que en paz
descanse, para gastarles una broma a los simios, y decirles
con tono de circunstancia:
-Es preferible ser un mono guapo, a un hombre feo.
INVERTIR EN RESULTADOS
Las obras de remo delación del parque han sido importantes.
La inversión pública está ahí. Y sus efectos.
Personalmente, hay muchos aspectos de los de antes que me
gustaban más.
Se ha perdido, en mi opinión, el sabor del disfrute, el
ambiente de un espejo-reflejo de los cercanos, en el mismo
continente, ecos de los sonidos de los tambores de la jungla
africana.
Ahora, está todo muy al estilo de “mirame pero no me
toques”. Es, se ha transformado el parque, en un escenario
para la galería, más que para el ocio. Salvo determinadas
zonas.
Con todo respeto hacia las nuevas ideas, el marco de la
escultura de los niños presidiendo aquel estanque con
cisnes, era de un encanto especial. Yo nunca habría dejado
perder aquella maravillosa estampa que, aunque creo que
tampoco era la originaría, era para conservar.
San Amaro se ha quedado, está, a caballo entre un pequeño
jardín botánico, y un reducido zoo de animales y aves.
Esbozos de lo uno y de lo otro. Pero, ni una cosa, ni la
otra.
Me pregunto, seguramente por deformación profesional, por
qué en esta tierra nos tenemos que mover necesariamente a
escala reducida con determinados temas. Gibraltar es un
ejemplo con su aeropuerto.
El parque tiene unos veinte mil metros cuadrados y punto.
Pero, su mayor hándicap, radica en el hecho de que está en
una vaguada. Quien quiera que recurra a un sacapuntas para
sacar mayor aprovechamiento del lápiz que dibujó San Amaro.
Es una pena que Ceuta no tenga un parque de mayor impacto
social.
SENDERISMO
Particularmente, el senderismo es una actividad deportiva
que no me llama la atención, pero no por ello dejo de
reconocer su importancia para otros, amantes del ejercicio
físico.
San Amaro sí cuenta ahora con un trazado idóneo, cuidado al
máximo en todo su recorrido, para desarrollar esta modalidad
tan de moda. Cuenta hasta con un personal dedicado a su
limpieza , cubos de madera donde depositar la basura,
iluminación.
A FALTA DE DETALLES
La necesidad de San Amaro, como bien de interés general,
para los ceutíes es indiscutible. Basta con comprobar la
masiva afluencia de público en las señaladas fiestas locales
del “Día de la Mochila”, y de San Antonio de Padua.
Con todo, es una lástima que, pese a la dedicación, con
recursos y medios humanos, técnicos, y de mantenimiento
puntual que, en la actualidad, presta el gobierno de la
Ciudad al parque, existan todavía detalles que conseguirían
que tan lugar señero fuera aún más atractivo para la
población. Un grupo de mochileros, comentan: “la falta de
merenderos con sus mesas y bancos, que se podrían crear en
torno a los caminos del sendero. Los visitantes tienen que
tirar mantas por el suelo, por que no tienen donde descansar
y estar”, relatan.
MIRADOR CUBIERTO
Los motivos por los que los ceutíes hemos ido en alguna
ocasión al mirador de San Antonio, pueden ser tan diversos
como las vivencias de cada uno de nosotros. Pero, sobre
todo, hemos estado en ese mirador para contemplar las
maravillosas vistas que se pueden contemplar desde tan
estratégico lugar, y hacer fotos de todo tipo: panorámicas,
personales, de familia.
Ahora bien, la mayoría de los ceutíes, creo, relacionamos el
buen tiempo con ir al mirador de San Antonio. A no ser,
claro, que no nos bajemos del coche. Al estar al aire libre,
la climatología es un elemento a tener en cuenta.
Tengo que reconocer que no lo conocía. No sabía de su
existencia. Desconocía que Ceuta cuenta con un bonito
mirador, llamado de San Amaro que, al ser cerrado, no tiene
el condicionante del tiempo.
Construido con semejanza de un chalet, consta de dos
plantas; la superior, dedicada a ser las veces de mirador, y
la inferior, con funciones de vigilancia, centro de
organización, control del sistema-red de “telefonillos” ,
instalados con el fin de avisar, caso de algún contratiempo,
por parte de los visitantes.
Todavía no ha tenido un uso habitual cara al público, pero
una vez que se termine de acondicionar, el uso que se puede
obtener de éste cálido y recoleto mirador, puede ser muy
variado. Se me ocurre pensar en los niños de los colegios
celebrando concursos de pintura.
Desde mi punto de vista, cuenta el mirador con el gran,
enorme, problema del aparcamiento. Serán pocas las personas
que suban a pie hasta el lugar. Pero, es más ¿por qué no se
acondiciona una zona de aparcamiento junto al mirador?
IDEAS QUE VUELAN
Iré aún más lejos. ¿Por qué la Asamblea no lleva a cabo un
proyecto de instalación de un teleférico, como tiene la
cercana población de la Costa del Sol, Benalmádena, por
ejemplo.
Recuerdo que, en cierta ocasión, vuelvo con el apreciado
Tony, me refirió en el periódico de mi querido padre
Joaquín, que el armador griego Onasis, en su día, contempló
la idea de construir un casino en donde se situa la
fortaleza del Hacho, y desde allí montar un teleférico hasta
la playa del Desnarigado, donde fondear los yates, con el
buen tiempo.
Nunca comprobé si lo que me contó el bueno de Tony, era
cierto o me había gastado una de sus bromas, que a mi tanto
me agradaban, y él era conocedor de mi debilidad por ese
encanto suyo especial, que tan bien sabía manejar y
administrar. Pues ocurre que cuando yo las pongo en
práctica, suelo molestar. Que no es tan fácil el arte.
Entonces, recorriendo con dicho medio de transporte el
parque , el mirador podría ser un punto de partida y llegada
de los visitantes, que tendrían , gozaríamos, de una nueva
atracción , y forma de ver el parque y el incomparable
entorno de Ceuta, que se contempla desde la parte alta de
San Amaro.
El teleférico de Benalmádena es, desde su creación y puesta
en funcionamiento, fuente de riqueza como reclamo turístico.
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