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                     Corren vientos de cambios en 
					nuestro Sistema Educativo. Lo había anunciado ya el nuevo 
					Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, cuando comunicó que se 
					introduciría un año más en el actual Bachillerato. 
					 
					Bueno será hacer un breve recorrido sobre los cambios desde 
					la primitiva Ley de instrucción Pública. En la segunda mitad 
					de los años sesenta del pasado siglo, existía una Enseñanza 
					Primaria de ocho cursos. El cuarto curso, mediante una 
					prueba enviada por el propio Ministerio, cobraba una 
					especial importancia, ya que su superación posibilitaba el 
					acceso directo al Instituto para realizar el llamado 
					Bachillerato Elemental, de cuatro cursos y Reválida. A 
					partir de quinto curso, se registraba un claro descenso en 
					matriculaciones ya que se producía un alarmante abandono 
					escolar, en particular, en pequeñas poblaciones. También 
					recobraba un especial interés, para aquellos alumnos que 
					lograban conseguir llegar a los cursos 7º y 8º, tramos 
					finales de la Ley, que sólo podía impartirlos maestros 
					especializados. Los escasos alumnos que lograban conseguir 
					la titulación de Enseñanza Primaria, accedían a una, 
					todavía, devaluada Formación Profesional. ¡Y llegó, 1970, 
					con la Ley General de Educación Básica, E.G.B.! Ocho cursos 
					en dos Etapas: primera, comprendiendo desde 1º hasta 5º 
					curso; Segunda, 6º,7º y 8º, cuya superación llevaba consigo 
					la obtención del título de Graduado en la E.G.B., 
					posibilitando el acceso a Bachillerato. Se potenció la 
					Educación Infantil. 
					 
					¡Y apareció la LOGSE, con Infantil, Primaria y la ESO, con 
					dos tramos, 1º y 2º en las escuelas Primarias y 3º y 4º en 
					los centros de Enseñanza Media, con un Bachillerato de dos 
					años! 
					 
					Y, ahora, las propuestas del actual Sr. Presidente, que 
					anunciadas en su discurso de investidura, de forma general, 
					parece ser que no “suena mal”.  
					 
					Por parte de la CECE, Confederación de Centros privados y 
					concertados, religiosos y laicos, están a la espera de cómo 
					se llevarán a cabo las propuestas del Sr. Presidente, en 
					particular “la ampliación a tres años del Bachillerato”. Por 
					la respuesta del Portavoz de Educación del P.P. se confirma 
					que “el año extra de Bachillerato (de dos a tres) supone la 
					desaparición del último curso de la ESO, el cuarto. La edad 
					obligatoria de escolarización seguirá como está, es decir, 
					hasta los 16 años, pero al terminar tercero de la ESO se 
					deberá decidir el paso a la Formación Profesional, o al 
					Bachillerato. De esta manera se adelanta en un curso el paso 
					a la FP para los alumnos que lo deseen. También, por parte 
					de la misma Confederación, se argumenta que, la medida 
					“supone la reestructuración de la Secundaria” y plantea el 
					problema, no menor de un año de enseñanza obligatoria 
					(cuarto de la ESO). No es la dificultad más importante, pero 
					hay que abordarla con prudencia. Como solución se sugiere la 
					“transformación, donde haya cuarto de la ESO, en 1º de 
					Bachillerato, sin hacer reformas en gastos estructurales en 
					los Colegios”. Hay que tener en cuenta, además, que la ESO 
					es una enseñanza concertada y el Bachillerato, no. Lo que 
					realmente se piensa que es posible que haya remodelación de 
					aulas y traspaso de profesores. 
					 
					Para Escuelas Católicas que agrupa a los centros privados y 
					concertados regidos por religiosos, la organización está a 
					favor de “mejorar y reforzar el Bachillerato, de manera que 
					se le dote de los contenidos de calidad que tanto necesita”. 
					Se debería articular fórmulas alternativas, “bien 
					transformando el cuarto de la ESO en un curso de 
					orientación, tal y como proponía la LOCE, a través de 
					itinerarios, bien prolongando un año el Bachillerato”. 
					 
					Pero, ¿cuál es el objetivo teórico de Rajoy?: Potenciar la 
					calidad del Bachiller, ahora tan deteriorada, y animar a 
					alumnos de tercero de la ESO a que opten por la Formación 
					Profesional, una vía, que si se cuida puede ser mejor opción 
					que la Universidad para muchos sin una vocación y 
					capacitación intelectuales claras. 
					 
					ANPE ( Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza, 
					el Sindicato docente independiente más representativo), le 
					secunda. “Rajoy ha anunciado una reforma educativa sobre 
					unos pilares que ANPE comparte: la mejora de la educación 
					obligatoria, ya gratuita hasta los 16 años, el Bachillerato 
					de tres años y la garantía de unas enseñanzas comunes en 
					todo el territorio nacional para dar cohesión y vertebración 
					a la educación”. Además, ha propuesto un nuevo sistema 
					nacional de acceso a la función docente “que debe enmarcarse 
					en el futuro Estatuto del Profesor, para regular la carrera 
					profesional y reconocer la autoridad de los profesores”. 
					Pero también ANPE está “a la espera de que estas propuestas 
					se concreten”. Mientras tanto, exige que la formación 
					Profesional se convierta en una verdadera alternativa en el 
					Sistema formativo de los jóvenes. 
					 
					En cuanto al resto del discurso de investidura, todos 
					valoran positivamente que el Sr. Rajoy apueste por la 
					motivación e incentivación del profesorado.... y la 
					flexibilización del sistema, que debe entender que hay que 
					dar paso a la Formación Profesional para evitar el fracaso 
					escolar. 
					 
					El compromiso del flamante presidente, de promover en los 
					alumnos el valor del esfuerzo, la responsabilidad, el 
					espíritu emprendedor, vale por todo un programa de Gobierno.
					 
					 
					Todo resulta muy esperanzador, pero es una tarea que el 
					nuevo Ministro de Educación debe emprender cuanto antes. En 
					el recuerdo de todos está el rechazo que tuvo la LOCE, cuya 
					aplicación, una vez redactada, tardó en aplicarse, 
					constituyendo una enorme decepción para todos. Y pensemos 
					que el actual Bachillerato que tenemos, reducido a dos años, 
					es el más corto de Europa. 
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