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OPINIÓN - MARTES, 27 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Con palabras y hechos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Así es como SM el Rey, Juan Calos I, se mostró en el discurso de Navidad, en uno de los momentos más difíciles para el País, puy especialmente, y para la Corona, por todo lo que se ha desatado, en torno al yerno del monarca, Iñaki Urdangarín.

Está claro que eso no lo podía pasar por alto el rey, y tenía que dar el justo aldabonazo par castigar, o censurar, los “negocios” que están en todas las tertulias del País.

En todo el discurso no apareció nadie de la Familia Real, ni siquiera en fotos, posiblemente porque ésta no era la mejor de las ocasiones para mostrar a dichos miembros.

Veladamente, pero con rotundidad, el Rey rechaza los negocios de su yerno, Urdangarín, al tiempo que apela a la Justicia para preservar a la Corona.

En palabras del propio monarca:” Las leyes son iguales para todos” y considera que es natural que en todos los órganos de la sociedad haya una reacción, contra esas prácticas.

Mucho fondo, en muy pocas palabras, pero deja en claro que ni lo aprueba, ni lo va a aceptar, por lo que representa para la sociedad y, muy particularmente, para la Corona.

Y de las palabras a los hechos. Todos recordamos los primeros discursos del Rey, hace ya muchos años, en los que aparecía toda la familia, un matrimonio joven con sus, todavía, “niños”. Era el más fiel reflejo de una de tantas familias de nuestro país.

En esta ocasión, el hecho más destacado ha sido el de la aparición, en un momento dado, de una foto, en la que aparecen el Rey en el centro, con el nuevo presidente, Mariano Rajoy, a su derecha y el ex –presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a la izquierda.

Esta foto que no es casual, ni mucho menos, debe reflejarnos la normalidad democrática a la que debemos tender todos. La instantánea no es lejana, parece que se había tomado el pasado miércoles, tras la jura del nuevo presidente del Gobierno.

Aunque los “adivinos” habían apostado con que el palacio de la Zarzuela recuperaría alguna de esas fotos de familia, nadie dio en la diana, especialmente, porque el revuelo del yerno, el ex deportista Urdangarín, no hubiera dado pie a una foto de cordialidad, en la propia Corona.

El Rey apareció, él solo, y además de esa instantánea con el ya presidente y con el ex presidente, también aparecían la bandera de España, un árbol de Navidad y un Misterio, colocado a la derecha.

Ésta, digamos que, fue la parte más sobresaliente del discurso y su localización, aunque no faltaron palabras tajantes y seguras, hacia ETA para que entregue las armas y con ello “desaparezca del terror de nuestras vidas”.

Con todo esto, y no podía ser de otra forma, el discurso del Rey, Juan Carlos I fue casi una monografía en torno a la crisis y en torno al paro. Preocupación de todos los españoles.

Terminaba el Monarca asegurando su confianza de que nos encontramos ante “una crisis que está llamada, seguramente, a modificar hábitos y comportamientos económicas y sociales.

El discurso estuvo a la altura de lo esperado, la Monarquía, y esto es lo más destacado, también quiere claridad en sus acciones.
 

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