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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 4 DE ENERO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

Nueva falta de diligencia exigible en el INGESA
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Si existe un hecho similar a la tragedia de la falta de empleo es que teniendo un contrato laboral y cumpliendo fielmente con su trabajo, el empleado deje de percibir su salario por parte de la empresa. Y esta es la sangrante realidad de los empleados de las ambulancias MP que, pese a contar con unas obligaciones profesionales difíciles por la responsabilidad que conlleva el realizar correctamente su labor en el 061, están sufriendo una situación de impago por parte de M. Pasquau hasta el punto de que la situación puede desembocar en una huelga.

Y al tratarse de un servicio básico e imprescindible los riesgos que conllevaría un parón laboral en las ambulancias son de la suficiente envergadura como para que se lleve a cabo una pormenorizada investigación acerca de las condiciones de contratación que vinculan al INGESA con esta empresa jiennense y comprobar sí es cierto que se ha informado reiteradamente sobre incumplimientos por parte de MP en otras ciudades españolas y esta circunstancia capaz de hacer dudar sobre la solvencia de MP y su capacidad para prestar los servicios a los que se compromete, ha sido o no ha sido tomada en consideración por los responsables del organismo. Porque, si las denuncias sobre el mal funcionamiento del servicio debido a que no se abastece a las ambulancias del material exigible y no se paga sus salarios a los trabajadores son conocidas por la parte contratante, sin haber adoptado ninguna medida para erradicar los fallos, entonces estaríamos ante una clara negligencia que necesariamente ha de tener nombres y apellidos.

Y no sirve el achacar la situación al “caos” del INGESA motivado por la pésima gestión socialista, sino a errores humanos concretos dentro de la cadena de contratación. Cuando se contratan unos servicios por parte de un ente público toda precaución es poca y han tenido que existir una serie de informes previos y exhaustivos sobre la idoneidad de la empresa contratada y su cualificación para acceder al concurso. Si las Ambulancias MP ya han tenido problemas en otros lugares por situaciones de impago a los trabajadores o de deficiencias en el propio equipamiento, el INGESA tiene la obligación ineludible de conocer cualquier circunstancia existente e incluso sobrevenida que pueda modificar la valoración inicial sobre la empresa cuestionada, hasta el punto de poder llegar a la resolución del contrato por incumplimiento de alguna o algunas cláusulas.

Por parte del INGESA se han cumplido al parecer todos los compromisos de pago adquiridos con MP y podría considerarse que no es culpable de los posteriores incumplimientos de la empresa para con los trabajadores ya que no es responsable de la gestión financiera de la empresa, pero esta es una afirmación que tendríamos que poner en cuarentena ya que, en efecto el INGESA no se puede ocupar de administrar de forma correcta y gestionar las relaciones empresa-trabajadores, pero sí tiene la obligación de vigilar que los servicios se presten cumpliendo con los requisitos contractuales y desde el momento en que los trabajadores anuncian una huelga y denuncian reiteradamente las carencias de las ambulancias, sí es la obligación del organismo el intervenir exigiendo que MP se atenga estrictamente a lo contratado y desde luego no se puede haber contratado ambulancias donde faltan materiales imprescindibles y en las que los empleados no cobran sus salarios correctamente. Porque esta precariedad manifiesta y reprochable, va a repercutir en el servicio acordado que, en un momento concreto, no se va a poder llevar a cabo.

Negligencia, imprevisión o falta de control, no es función de esta parte la calificación del comportamiento de quienes se encuentran obligados, no tan sólo a satisfacer el aspecto económico de un contrato, sino también de vigilar de manera estricta el cumplimiento de lo estipulado por la parte contratada. Difícil encontrar una excusa para la pasividad del INGESA ante los problemas de los que se le ha venido haciendo partícipe ya que no puede alegar desconocimiento acerca de unos fallos y carencias reiteradamente expuestos y ante los que no ha sido capaz de reaccionar con la diligencia debida.

Según exponen los trabajadores la empresa ha cobrado pero no les ha pagado ¿Reacción inmediata? una amenaza de huelga que puede paralizar el servicio. Al parecer todos los intentos de diálogo y de negociación con MP han sido infructuosos ya que desatiende las justas reivindicaciones de sus asalariados, pero la huelga conllevaría una falta de cumplimiento de contrato suscrito entre el INGESA y MP por lo que contratante y contratada son quienes deben negociar una salida si no se desea la resolución del contrato.

¿Desconocimiento de que M. Pasquau venía arrastrando problemas? Esta circunstancia no puede alegarse ya que no constituye una excusa sino el reconocimiento de una concatenación de errores claramente inculpatorios.

Pero amén de la materia contractual hay que atender al drama humano de unos empleados que están trabajando y cumpliendo con sus horarios y obligaciones de manera estricta e impecable, que no perciben lo que se les adeuda y que se encuentran en una situación de desamparo y eso es algo que no se puede admitir ni tolerar.
 

El arte de incentivar la información sobre la delincuencia

Hasta este preciso instante la actividad de los criminales que se dedican a incendiar vehículos en lugares donde suponen un grave riesgo para la vida humana, al ser bien edificios o zonas urbanas, ha venido a “salir gratis” porque no se ha logrado detener a ningún incendiario. Y no por la falta de vigilancia policial ya que sería absurdo pensar que en cada esquina de cada calle tiene que haber una pareja de policías, absurdo e impracticable, sino por la ausencia de un buen sistema de cámaras de videovigilancia generalizado que implique para los delincuentes el tener que tomar especiales precauciones para no ser identificados y detenidos. Esas precauciones suponen el uso de pasamontañas o de cualquier sistema para ocultar los rasgos físicos y unos individuos con pasamontañas despiertan las lógicas sospechas de cualquier ciudadano que accidentalmente les detecte, con el consiguiente aviso al 091.

Parece existir en esta ciudad un tipo de delincuencia enquistada de mediana intensidad que se ha ido creciendo ante la falta de resultados policiales y de una adecuada respuesta penal. Y no es un reproche ni puede serlo a la labor policial porque es prácticamente imposible el controlarlo “todo” en “todo” momento y sin el empleo de medios técnicos adecuados, tampoco es un reproche a la actitud de los ciudadanos ya que soy consciente de que ante la comisión de un hecho delictivo la gente suele implicarse y llamar para denunciar lo que han presenciado o están presenciando, no cuadra el opinar que se practica la táctica del avestruz de ocultar la cabeza y no darse por enterado, porque hoy la ciudadanía suele estar muy concienciada sobre la trascendencia que alcanza su colaboración.

No obstante existen formas de incentivar esa necesaria cooperación y al expresar esta idea recuerdo un informativo de hace unos días donde se reflejaba la actuación de un pirómano en Hollywood que incendió 21 vehículos y la oferta inmediata de una recompensa de 60.000 dólares a la persona o personas capaces de proporcionar cualquier información útil para detener al culpable que, por cierto ya ha sido detenido ya que fue captado por unas cámaras de seguridad en plena faena, así que las Autoridades de Los Ángeles se ahorraron la suma.

Pero en este país que a veces parece mezquino, lo de ofrecer recompensas al estilo habitual de EEUU que, por cierto es el Guardián de Occidente, no es lo más común hasta que comience a serlo y los ciudadanos se vean motivados, no sólo por la obligación de denunciar cuando se es testigo presencial o de referencia de un hecho delictivo, ni por la de cooperar cumpliendo con un deber cívico, sino también por ser conscientes de que esa colaboración va a recibir una compensación económica.

De hecho y partiendo de la base de que no contamos en Ceuta con sistema de vigilancia por cámaras, es normal que los incendiarios tengan amigos, conocidos, que frecuenten determinados lugares y que alardeen de sus crímenes, porque el componente narcisista es normal en el perfil de ese tipo de delincuentes y no suelen ser excesivamente discretos ni reservados. Tampoco vivimos en una gran urbe donde existan distancias de kilómetros entre barriada y barriada cómo puede suceder en Madrid o en Barcelona donde hay zonas muy alejadas que no tienen prácticamente contacto, sino que aquí son “habas contadas”. Le pregunto al nuevo Delegado de Gobierno : ¿Por qué en Hollywood se ofrece una recompensa de 60.000 dólares por un pirómano y aquí no se ofertan ni tan siquiera 6.000 euros? ¿No pertenecen tanto Hollywood cómo Ceuta a países occidentales que cuentan con McDonald´s? ¿Por qué no se toma ejemplo de las iniciativas que puedan sernos válidas y ventajosas?.

También puede alegarse lo de las “investigaciones policiales” pero no estamos en una gran ciudad donde se puedan camuflar agentes, porque este es un lugar pequeño en el que todos se conocen en determinados ambientes y es difícil infiltrar a un topo, y por lo visto hasta ahora el concurso de una red de informadores no ha dado ningún resultado.

La seguridad es un derecho inalienable al que ningún español quiere ni puede renunciar, la seguridad es el numen de la libertad y Ceuta no va a estar de rodillas ante cuatro criminales con una lata de gasolina. En este caso el fin, sí justifica los medios.
 

Buenos propósitos para el año 2012

De entrada tendríamos que distinguir entre los propósitos y los anhelos, sobre todo en estos momentos de precariedad económica en los que millones de españoles, entre los que se cuentan las 24.000 pymes que han cerrado en este periodo, tienen metas más relevantes que la de la “lista de buenos propósitos” convencional, que podía servir en los años del bienestar aznarista, pero que hoy ha quedado frívola y obsoleta. De hecho en las encuestas de los telediarios de sobremesa los que responden a la alcachofa se centran en desear un empleo estable y si el encuestado tiene trabajo sigue deseando empleos estables para todos, porque da vergüenza hablar de hacer gimnasia y de perder los kilos de más cuando tantas criaturas están pasando calamidades, no ya en el lejano cuerno de África, sino puede que en la puerta de al lado de nuestro descansillo.

Así, para el año 2012 nuestros propósitos deben trascender a las banalidades y si la regeneración de España ha de ser una labor conjunta o no será, centrarnos en aportar lo que podamos y de paso apostemos por el movimiento simply life que es un tipo de vida más sencillo y en la que existen menos necesidades “perentorias” de consumo. Por cierto ¿Están constatando ustedes los trascendente que puede llegar a ser esta analista? Pues eso no es nada, porque todavía no me he lanzado a alabar las ventajas de la Medicina Tradicional China frente a los tratamientos químicos agresivos de la medicina occidental y como bondad añadida con la MTC (medicina tradicional china) se consiguen todos los propósitos: adelgazar, dejar de fumar, potenciar la mente para el aprendizaje y encima te obligan a hacer chi qung que es cómo el tai chi pero de otra manera, energía “chi” para acá, “prana” para acullá.Y realizo estas aseveraciones con un algo de aprensión no me vayan a acusar determinados elementos de querer también “colonizar” la milenaria sabiduría oriental esa que se anuncia con el slogan de “5.000 años de calidad al servicio del usuario”.

¿Que cómo puedo hablar de colonización en un mundo globalizado? No se han de extrañar, porque posturas xenófobas siguen existiendo en el cada día, de hecho a lo largo de este año y por el simple detalle de no haber nacido en Ceuta me llamaron “mercenaria importada” por parte de una pluma poco brillante, aunque también he leído andanadas a “los peninsulares” que desembarcan y ayer mismo un tipo aprovechó mi cercanía para hablar de “los colonos que llegan a Ceuta” ¿Xenofobia o catetería? Mitad y mitad, pero es un fenómeno que no acontece en otros lugares y lo digo habiendo vivido durante más de treinta años en distintas ciudades de España desde mi llegada de mi Nador natal. Cuando a Málaga o a Sevilla llegan un madrileño o un catalán son sencillamente eso, pero nunca se les considera “distintos” ni importados y menos aún colonos, sino españoles que por la normal movilidad laboral tienen que desplazarse de un punto a otro de España y en todos ellos, en su casa están. Porque ya hace mucho que superamos la despreciable discriminación con la que los catalanes recibían a la mano de obra andaluza en los años sesenta, eran los “charnegos” que emigraban a la próspera Cataluña a reventarse en sus fábricas, mientras escribían un capítulo negro de la historia de la Andalucía del desarraigo y la maleta de cartón atada con una guita.

Afortunadamente a nivel instituciones ceutíes, esos rechazos paletos se encuentran con la frase definitoria tan repetida en los discursos del Presidente Juan Vivas cuando, hablando del proyecto conjunto del PP, alega que “a nadie se le pregunta de donde viene”, buen principio porque lo importante no es saber el lugar de procedencia geográfica o social del que llega sino el hecho de que puede convertirse en un buen compañero en el trayecto hacia unas metas que son de todos los españoles y en todos repercuten, sean celtas, atlantes, vascos,guanches, iberos, curetes, godos, levantinos, chuetas o astures. Porque, desde la lejana Atapuerca todos cocinamos colectivamente el gran puchero de esa Iberia Vieja que marca nuestros arquetipos y nuestro ADN.

¿Un buen propósito para el 2012? Empaparnos de la historia de quienes somos y de donde venimos. ¿Otro propósito? Que Barceló recoja los pedazos de su ruinosa cúpula de gotelé, devuelva los dineros y con los millones comprar buenas equipaciones para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. ¿Y otro más? Recoger firmas para que se quede el jefe José Luis Torres, profundo conocedor de cuanto se cuece en Ceuta y que tan sólo necesita el novedoso ímpetu del Delegado Paco Antonio para culminar sus saberes en buenas operaciones, sin cortapisas ni melindres sobrevenidos.

Propósitos para el 2012 se presentan muchos y justo el doble de anhelos, para algunos su consecución sería un milagro, pero la mayoría pensamos, como David Ben Gurion que “el que no cree en los milagros es que no es realista”.
 

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