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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 4 DE ENERO DE 2012

 
OPINIÓN / COLABORACION

Carta personal a un amigo: ¡PEDRO GORDILLO!

Por Ángel Díez


Aveces, solo a veces, es necesario hablar de las gentes que conocemos y queremos. ¡De las gentes cuya existencia, ha sido necesaria para nuestras propias vidas!. Por eso hoy solo quiero hablar de ¡Pedro Gordillo!. Amigo y entrañable persona a quien debo tantas cosas. ¡Mal nacido sería si no reconociese mi admiración a las cosas buenas que haces y a mí deuda contigo!.

Porque tu y a tú manera. Pedro Gordillo. Muy discutible a veces, en las formas que utilizas, aminoraste la causa del germen que aniquilaba mi vida. Sin duda del cielo siempre cae todo el horrible silencio que causa la muerte. ¡Tantos años han pasado y todavía me duele ese daño!. Pero tú, sepultaste a tu manera – siempre discrepo de tus formas, aunque reconozca que son increíblemente eficaces, porque sino no serias nuestro Pedro Gordillo-, el fuego de la llama que en desierta soledad me consumía cada día. Pero fue tú reparto del pan, de las necesidades olvidadas, aquello que de alguna manera es tú verdadero patrimonio personal y que de alguna forma nos dejas a todos los demás, lo que me ayudo a seguir adelante.

Por eso te pido, que nunca dejes de cantar y hacer a tú forma. Porque tú cantar y hechos derrotan el silencio de las tristezas desconocidas. Y los demás necesitamos voces que hablen por y con nosotros. Porque siempre necesitaremos a alguien que hable, como a tu forma tú lo haces. Así es tu voz para nosotros tus amigos…y deudores, libre y sonora. ¡Oye… a veces, tus palabras suenan terribles!.

Pero, recuerda, que todavía hay mucha gente que llora en silencio y el eco de sus lágrimas y penas, son apenas oídas por los demás. Y tú de alguna manera, en tú corazón, escuchas esos lloros y lamentaciones ¡No sé como lo haces!, pero pones inmediatamente tus manos sobre las posibles soluciones, para superar sus daños. Y lo haces aquí y ahora. ¡Ese es tú don, milagro, obligación, pena y destino!.

Yo, aunque la gente no lo crea ¡No soy un hombre de Pedro Gordillo…ni…por cierto de nadie!. Pero eso sí, estoy orgulloso de tú amistad y de tus proyectos sociales. Por eso, siempre estaré a tú lado, no de forma servil, sino como persona libre que desea ayudarte en tus ideas, tan necesarias para las gentes que todavía respiramos. Y si alguien mira desde arriba, estoy seguro que también estará orgulloso de tu forma de vida, aunque eso sí, te abroncará por algunas otras cosas. ¡Supongo que como a todos nosotros, a fin de cuentas somos demasiado humanos!

¡Y ahora adelante con valor, queda mucho por hacer en nuestra ciudad!. Y esta no es una carta de adulación hacia tu persona, es por el contrario una exigencia de decirte que debes continuar con nosotros, haciendo lo que tú ya sabes hacer. Es tu obligación de hacer lo que haces, como hombre de bien en esta dura humanidad que nos rodea, lo que te exigimos. ¡Déjanos a los demás, que te queremos, solucionar los problemas que creas en tu andar. “Tú sigue igual”! Y nunca pierdas los ojos de niño asombrado que tienes.

¡Mira, Pedro! Ya para terminar. Gracias por todo aquello que me distes. Y ojala hubiera más gente como tú en este tremendo mundo que se empeña en crear carne y hueso. Y por cierto…¡Mañana me arrepentiré de estas palabras, cuando de nuevo discrepe contigo, pero gracias porque tu existencia y compañía, fue y es necesaria para la mía propia!.
 

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