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					Las calles y los parques de Ceuta se llenaron ayer con el 
					bullicio de los niños que salían a estrenar al aire libre 
					los juguetes traídos por los Reyes Magos de Oriente; una 
					apuesta, que a día de hoy, siguen ganando los regalos 
					tradicionales como la bicicleta o el cochecito de muñecas. 
					El buen tiempo acompañó el disfrute de los más pequeños en 
					su día favorito del año. 
					 
					A primera hora de la mañana solo se podía observar el 
					trasiego de grandes bolsas de regalos, roscones y miradas 
					ilusionadas que se cruzaban por las calles recién regadas de 
					Ceuta. Los Reyes Magos habían dejado regalos en muchos 
					hogares, pero algunos de ellos no habían ‘caído’ en lacasa 
					adecuada, así que las familias se movilizaban desde bien 
					temprano para que cada ceutí tuviera su regalo en la mañana 
					de Reyes.  
					 
					Después, con la llegada del mediodía ya iban apareciendo en 
					los parques. Las anchas sonrisas de cientos de niños con su 
					juguete nuevo bajo el brazo, o el rostro entre asustado y 
					emocionado de los que aprendían a montar sobre su primera 
					bicicleta. Ella es una de los favoritos insustituibles de 
					los Reyes Magos. Como cada seis de enero las ruedas de 
					bicicletas de todos los tamaños llenaron los parques de 
					Ceuta, acompañadas por las ruedas de carritos de muñecas: de 
					todos los colores y tamaños, otro clásico donde los haya 
					para el que parece que todavía no ha llegado la hora. Aunque 
					algún que otro niño jugaba ayer solo con su nueva consola 
					Nintendo, la mayoría disfrutaba del sol con su nuevo balón 
					de fúbol o baloncesto. También había quien se apuntaba a las 
					nuevas tecnologías y la creatividad con una cámara digital o 
					una réplica de juguete. 
					 
					Entre los más mayores, la mañana de Reyes dio para un poco 
					de todo. Desde los que no recibieron nada más allá de “un 
					madrugón laboral más”, a quienes fueron sorprendidos por un 
					moderno ipod, ropa, libros, perfumes o una bici, en este 
					caso plegable, para mantenerse en forma, como fue el caso de 
					un joven profesor local. También hubo quien encontró bajo el 
					árbol un regalo incluso para su pájaro, como el afortunado ‘Chechu’, 
					un ejemplar de Agaporni que ha recibido una piedra de calcio 
					para los huesos y afilar el pico en forma de tomate. Sus 
					Majestades, que siempre están en todo...  
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