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                     Y es que, posiblemente, los unos y 
					los otros estén mintiendo, o al menos no diciendo toda la 
					verdad. 
					 
					Me refiero al PSOE y al PP, tras haberse conocido los datos 
					que han dejado unos y la interpretación de esos datos que 
					están haciendo los otros. Es una vergüenza. 
					 
					Así las cosas, lo que mantuvieron muy en secreto los 
					“pepeistas” durante la campaña electoral, que era la subida 
					de los impuestos, en cuanto han llegado al poder es de lo 
					primero que han tirado, argumentando que el déficit no era 
					del 6%, sino del 8%. 
					 
					Aquí, que quieren que les diga, no se salva ninguna de las 
					dos partes y mientras en el PSOE todo han sido mentiras, 
					desde que Zapatero llegó al poder, en el PP que tenían 
					hambre de estar arriba, han predominado las fábulas y han 
					tirado por el camino de en medio, como si no hubiera otro. 
					 
					Creer, particularmente, no creo a ninguno, porque, desde 
					hace tiempo, sabemos que la profesión política lleva 
					aparejada con ella la desvergüenza, el escarnio y la falta 
					de respeto a los demás, así como la corrupción galopante 
					que, cada día más, se va detectando en esta casta, por unos 
					o por otros métodos. 
					 
					Y esto está claro, unos, ahora mismo, en el banquillo, otros 
					corresponsables de aquellos y mientras tanto, con una poca 
					vergüenza que da miedo, todos ellos aparecen como si nunca 
					hubieran roto un plato. La casta política es una mala casta, 
					cada vez peor. 
					 
					Rajoy, con sus primeras decisiones, también se ha retratado, 
					posiblemente, de por vida, al no haber tenido los reaños 
					suficientes para haber tirado de las subvenciones a los 
					sindicatos y sin embargo sí haberse atrevido con la 
					congelación del sueldo de los funcionarios, que en 
					definitiva será una rebaja más al subir el IRPF. 
					 
					Con una mayoría aplastante es incomprensible la actitud de 
					Rajoy, como es incomprensible que él y su séquito no se 
					atrevan, tampoco, con las diputaciones provinciales, el 
					principal nido de tunantes, caciques y enchufados que van 
					arruinado, un poco más, la situación económica. 
					 
					Pero claro, Rajoy le está agradecido a haber sido 
					presidente, hace años, de una diputación provincial y ese 
					tema lo considera tabú, a la hora de los recortes. 
					 
					La pelotera, en estos días, es de las que hacen época, los 
					unos por haber sido y seguir siendo unos tramposos, y los 
					otros por haber sido “unos pardillos” y haberse creído que 
					el Gobierno saliente iba con sinceridad. Ahora lo único que 
					podrían hacer desde el PP es poner una medalla a cada 
					ministro anterior, como recompensa por las mentiras que les 
					han dejado ahí.. 
					 
					Vistas así las cosas, aquí no se habla de los cien días de 
					tregua al nuevo Gobierno, y no se habla de esos cien días 
					porque todo el tiempo que se pierda en falsas diplomacias es 
					tiempo perdido y no está la situación como para perder el 
					tiempo. 
					 
					Si alguien creía, yo entre otros, que los muchachos del PP 
					iban a dar una solución a los problemas, nos acabamos de 
					estrellar en esa creencia, porque 2012 será tan malo, si es 
					que no peor, de lo que fue 2011, y los deberes que los del 
					“capullo” no fueron capaces de solucionar, en los próximos 
					12 meses, tampoco, los van a solucionar los “capullos” del 
					PP, en los que hay más percha, más formación, pero organizar 
					el armario no lo van a tener nada fácil. 
					 
					Los unos y los otros no se ponen de acuerdo, son los mismos 
					perros, aunque tengan diferentes collares. 
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