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					La reordenación de la Administración periférica del Estado 
					en Ceuta se encuentra en marcha. Si bien el nuevo delegado 
					ha comenzado claramente por las áreas de Seguridad y 
					Sanidad, dos ‘patatas’ calientes en la ciudad, asistimos con 
					impaciencia al resto. 
					 
					Completado finalmente el equipo más próximo de Francisco 
					Antonio González con Francisco Verdú como Jefe de Gabinete, 
					al que le avala su larguísima trayectoria como alto 
					funcionario tanto de la Administración General del Estado 
					como de la Ciudad Autónoma, con José Ramón Olmedo, conocedor 
					como pocos de proyectos y de ejecuciones económicas con 
					sello europeo; con Antonio Gómez, de largo periplo en los 
					medios de la ciudad, trabajador y ‘notario’ periodístico de 
					los acontecimientos políticos, sociales y deportivos de los 
					últimos 20 años; y con Fatima Zhora como experta en asuntos 
					sanitarios y sociales, es tiempo ya de ver cómo avanzan los 
					demás cambios que se esperan. 
					 
					Es cierto que, conociendo las virtudes del nuevo delegado, y 
					pese a ser uno de los que más defienden en Ceuta la causa 
					del PP, su esencia y filosofía, el pragmatismo le acompaña 
					en sus decisiones, de modo que el ‘carné’ no es elemento 
					indispensable para nombrar responsables. 
					 
					De este modo las quinielas podrán realizarse pero sin 
					resultado cierto. González Pérez trata de ubicar a personas 
					capaces, muy capaces, en los puestos de alta 
					responsabilidad. No son tiempos para hacer probaturas y sí 
					de mucha labor, dedicación y esfuerzo. De ahí que, el que 
					conozca de veras al nuevo delegado del Gobierno, entenderá 
					que: primero, es difícil que acepte imposiciones; segundo, 
					que se rodee de los más aptos, sean quienes sean, y vengan 
					de donde vengan, porque, entre otras cuestiones, esa es la 
					esencia filosofal del Partido Popular. El propio presidente 
					Rajoy ha dado lecciones con sus nombramientos de buscar 
					técnicos más allá de auscultar las fichas de afiliaciones. 
					 
					Si Seguridad y Sanidad han sido las piezas que más pronto ha 
					tocado el delegado, las siguientes vendrán de inmediato. 
					Educación debe ser uno de los grandes pilares para Francisco 
					Antonio González. La ciudad cuenta con un serio problema en 
					este ámbito que ha de ser corregido con decisión y firmeza. 
					 
					Pero otras áreas de responsabilidad no son ajenas tampoco a 
					la necesidad de un cambio sustancial. La de Fomento o 
					Servicios Sociales forman parte de ese espectro en el que se 
					intuyen cambios. 
					 
					Si algo bueno tiene que el mismo color político se instale 
					en la administración local y en la central es la innecesaria 
					reiteración de ‘políticas’. 
					 
					Si, en una buena coesistencia y leal cohabitación, hubiese 
					que plasmar logros políticos, debería ser el líder más 
					próximo del terruño (administración local) el que centrase 
					en él toda la venta de la acción política. En este caso, la 
					gestión más práctica debería recaer en manos de quien 
					representa la Adoministración General del Estado 
					 
					La primera idea de este tenor ya nos la ha servido ELPUEBLO 
					al adelantar la noticia sobre la cesión de las políticas 
					activas de empleo a la Ciudad Autónoma. Algo que sucede como 
					norma en la inmensa mayoria de los territorios y que, en su 
					día, asumió la Delegación socialista para buscar un 
					clientelismo para el PSOE, del que pocos frutos se ha sacado 
					en el partido del puño y la rosa, a tenor de los resultados 
					electorales. 
					 
					De la nueva Delegación del Gobierno se espera eso, gestión, 
					resultados visibles para el interés general de los ceutíes, 
					Seguridad, Sanidad, Educación, Transporte, ‘Hecho 
					fronterizo’... y colaboración directa con la Ciudad Autónoma 
					en sus grandes proyectos socioeconómicos para la consecución 
					de una estabilidad manifiesta, y de una sostenibilidad 
					adecuada a los retos que han de afrontarse no ya en el 
					futuro, sino en el hoy más rabioso. 
					 
					La Unión Europea, su estatus de singularidad y las nuevas 
					medidas fiscales y de bonificaciones han de certificarse más 
					pronto que tarde como elementos claves y absolutamente 
					necesarios para la reactivación y dinamización económicca 
					con incidencia directa en el empleo, que es tanto para la 
					Ciudad Autónoma como para la Delegación, claro motivo de 
					preocupación. 
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