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OPINIÓN - MARTES, 17 DE ENERO DE 2012

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Lo que nos falta
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Ya es lamentable que tengan que ocurrir ciertos accidentes, para darnos cuenta de que no estamos preparados como debiéramos estar en el siglo XXI y que los servicios que tenemos, alrededor, están llenos de las carencias más imprescindibles.

Eso quedó de manifiesto, al completo, en el accidente del pasado viernes en uno de los viajes Algeciras-Ceuta, en el Milenium Dos de Acciona-Trasmediterránea, pero que si hubiera sido en cualquier otro viaje, fuera de la naviera que fuera, estaríamos en las mismas.

De momento, en el barco, no había, al menos con carácter oficial, un servicio médico, como sería muy loable, si es que no necesario, que hubiera y, en esta ocasión, gracias a que un médico del 061 se encontraba entre el pasaje y fue el encargado de atender a los heridos, en el propio barco.

Los pasajeros de ese viaje, la mayor parte con el miedo en el cuerpo y otros, incluso, con contusiones y heridas diversas, no se pueden olvidar de las casi ocho horas de angustia y tensa calma vividas en el barco, tras la colisión sufrida con el mercante maltés.

Mucho tiempo, eso se me antoja a mí, en unas circunstancias como aquella, tuvieron que estar en tal situación los pasajeros, con la confusión existente tras el choque.

Uno que, de vez en cuando, también tiene la posibilidad de hacer comparaciones, está convencido de que en una situación similar y en un lugar parecido, pero con un barco que en vez de ser español fuera inglés y unos pasajeros, en vez de ceutíes, gibraltareños no habrían estado en el barco más de hora y media.

Aquí todo es, ha sido y seguirá siendo muy distinto, por mucho que nos creamos estar a la altura de los tiempos que vivimos.

Y para ”paliar” la situación, lo que más faltó en el barco fue la información. La casi totalidad de los pasajeros a los que tocó vivir ese grave accidente naviero del pasado viernes han coincidido, en sus afirmaciones, de que no hubo una información ni clara, ni puntual, con lo que se vivieron momentos de pánico entre los pasajeros, especialmente, durante los primeros quince o veinte minutos.

Tras una primera información, pasados ya más de un cuarto de hora, no volvió a haber más informaciones, hasta pasadas otras dos horas. La última de las notificaciones fue para indicar que, tras liberar los buques, se ponía rumbo a puerto.

En esto, en la información, auténtico suspenso a Acciona-Trasmediterránea que no actuó a tono con la experiencia que una naviera de este tipo debería tener.

Un servicio, pues, de información que ya ha quedado de manifiesto que fue nulo y a destiempo.

Y un servicio de urgencias, en el barco, que no existió, para que hubiera atendido a los primeros heridos y contusionados.

Pero hay más, ni siquiera en caso de necesidad son capaces de recurrir a lo que hay fuera, porque el helicóptero que evacuó al herido más grave, podría haber dejado en el barco un servicio sanitario. Nada de eso hubo. Menos mal a que entre el pasaje viajaba un integrante del 061, que si no, todos abandonados a su suerte.

A partir de aquí, y una vez vistas las orejas al lobo, es de suponer que tanto el delegado del Gobierno, como el presidente de la Ciudad, tendrán que exigir, con carácter de urgencia que se corrijan todas esas deficiencias. Ellos son los representantes, oficialmente, de los ceutíes y no sólo para ir a las inauguraciones o a las despedidas o venidas oficiales. Aquí es donde tienen que dejarse ver y dar la cara, de verdad.
 

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