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                     Lo que a uno le ha enseñado la 
					vida es que no es justa, pero aún así es buena. No se trata 
					de cuestionar la vida. Sólo de vivirla y aprovecharla al 
					máximo hoy. Mañana puede ser tarde. Que la vida es demasiado 
					corta como para perder el tiempo en reflexiones; algo así 
					como querer buscar la aguja en el pajar. Qué sandez.  
					 
					Nadie salvo uno es responsable de la felicidad. Pero, ¿qué 
					es la felicidad? ¿Lo es el tener muchos euros y derrocharlo 
					a manos llenas para regocijo de los amiguetes que lo 
					embaucan a uno, por necio? ¿Lo es acaso llevar una vida 
					marital vegetativa, viendo cómo pasan los días, los meses y 
					los años en la cárcel de tu morada sin arrancarse una sola 
					caricia de amor hacia tu mujer?  
					 
					¿O lo es tener viviendas y buena cartilla de ahorros, coche 
					de lujo, nómina fija pero no sucumbir ante un viaje 
					cultural, ir al cine o al teatro, o comer en agradable 
					compañía en restaurante panorámico con vistas al mar? ¿O lo 
					es rechazar un chatejo de vino porque a uno le sabe 
					avinagrado teniéndolo por caro, si es que no lo pagan otros? 
					¿Lo es ser feliz en esta vida quitándote caprichos para 
					llegar a ser sin duda alguna el más rico del cementerio? 
					 
					¿Qué es la felicidad, vuelvo a preguntarme? 
					 
					Como veo que tardan ustedes en contestar, lástima, les diré 
					que no pocos buscan en la felicidad el tener un amante. Si, 
					como suena, ser feliz es tener amante. Así están las cosas. 
					No lo digo yo, conste, lo dicen las encuestas a la chita 
					callando y también lo pudieran atestiguar sendos móviles que 
					no caben en mano temblorosa ante el bic-bic inoportuno, sms 
					o llamada perdida, ¡tierra trágame!, que supone en el mejor 
					de los casos perder todo privilegio. Toda confianza.  
					 
					En este solar llamado mundo abundan con silente aumento 
					nuevas miradas huidizas y contoneos de mujer marcando 
					cadera. Acaso en busca de un destino fatal, inesperado, bajo 
					promesas de días felices de vino y rosas. Ya. Cúan fácil 
					suele ser la propuesta; y qué difícil su cumplimiento. 
					Porque de haber hoy día serenos, o porteros como antaño, los 
					de la Brigada Político-Social se iban a poner las botas de 
					tanto folletín… 
					 
					Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. 
					Pero conviene no olvidar que la palabra amante significa 
					asimismo que es algo que nos apasiona, algo o alguien que 
					ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y 
					quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que 
					nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja 
					saber que la vida tiene motivación y sentido. A veces a 
					nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros 
					casos quizá no tan irreales puede ser hasta la panadera, la 
					vecina coqueta que te ausculta a través de la mirilla, la 
					camarera que está para comérsela, o vaya usted a saber quién 
					y qué.. 
					 
					También solemos hallarlo en la literatura -yo conozco a uno 
					que orgasmea al pasar las páginas de un buen libro-, en la 
					música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando 
					es vocacional -también sé de alguno que pretende hasta 
					heredar el puesto-. Igualmente lo hay en la buena mesa, en 
					la amistad, en el estudio, o en el placer de un hobby.. 
					(¿Puede ser cazar o pescar? Me apunto). En fin, amante es 
					alguien o algo que nos pone de cara con la vida y nos aparta 
					del triste destino de vegetar. 
					 
					¿Y qué es vegetar? Pues es tener miedo a morir. Es dedicarse 
					a espiar como viven los demás (esto me recuerda la ola de 
					chismes y bulos que se dan en ciertas ciudades cerradas y 
					pequeñas, ¿no lo creen?). Es alejarse de las gratificaciones 
					de la vida, postergando la posibilidad de disfrutar hoy. 
					 
					Lo penoso es no animarse a vivir, por eso no lo duden y 
					búsquense un amante pues para estar contento, activo y 
					sentirse feliz, hay que estar de cara con la vida. 
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