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                     Parece que fue ayer, pero ya han 
					pasado tres años, desde la desaparición de Marta del 
					Castillo, la joven sevillana que, presumiblemente, fue 
					asesinada aquella noche, pero cuyo cadáver no ha aparecido, 
					aún. 
					 
					Estos tres años nos han demostrado que el crimen perfecto 
					puede existir y que no hace falta ser unos expertos de la 
					mafia y extorsiones para burlar todas las estratagemas 
					policiales y jurídicas, con lo que se deja un “presunto” 
					crimen en algo que se supone, pero que no se puede 
					certificar. 
					 
					Tras la sentencia y la condena a uno de los implicados, pero 
					la absolución a otros tres, queda claro que aquí han salido 
					muy mal parados, primero el prestigio de la policía que no 
					ha sido capaz de encontrar un “supuesto” cadáver y que han 
					sido burlados sus métodos por tres mequetrefes, de esos de 
					los de tres al cuarto. 
					 
					Y quien ha quedado, una vez más, a la altura, escasamente, 
					de los tobillos ha sido la justicia, en la que si antes no 
					creía el ex alcalde de Jerez de la Frontera, a partir de 
					ahora no parecen creer “ni alcaldes”, “ni concejales”, “ni 
					sacristanes”, “ni curas” y mucho menos la gente normal del 
					pueblo. 
					 
					Media España, en la tarde – noche del martes se manifestó, 
					públicamente, en apoyo a los familiares de Marta del 
					Castillo, y Ceuta no iba a ser una excepción. 
					 
					Aquí, es cierto, no hubo una manifestación multitudinaria, 
					como fue la de Sevilla, por ejemplo, pero esos más de 300 
					manifestantes dejaron claro que ellos, también, tienen 
					sentimientos y que esos sentimientos de apatía a lo que ha 
					sido el trabajo policial y judicial están presentes. 
					 
					Por encima de 300 personas se congregaban el martes en la 
					Plaza de los Reyes, y esas gentes, de todas las tendencias y 
					de todas las edades mostraban un apoyo moral e incondicional 
					a una familia, a la que las satisfacciones que se le han 
					dado, en estos tres años, han sido nulas. 
					 
					La propia madre de la desaparecida Marta del Castillo decía 
					en la manifestación de Sevilla que a ella le habría bastado 
					con poder haber ido a llevar unas flores a su hija, en vez 
					de estar en la manifestación, pero la situación, la no 
					aparición del cadáver, todavía, le ha impedido en esta 
					ocasión y le impedirá más veces poder llevar ese ramo de 
					flores, por no saber donde está el cuerpo de su hija. Es de 
					suponer que muerta, hace tres años. 
					 
					Los manifestantes de Ceuta, pretendían hacer de su silencio 
					“una bofetada moral a quienes se creen impunes y soberanos”. 
					Había, en Ceuta, como en todas las demás manifestaciones, 
					demanda de justicia, pero de justicia de verdad para 
					solucionar, de una vez, el caso de Marta del Castillo. 
					 
					Los manifestantes entraban en el verdadero meollo de la 
					cuestión que tantas deficiencias está mostrando:”leyes 
					deficientes, justicia ineficiente”. 
					 
					No se podía decir más con tan pocas palabras, palabras que 
					se repitieron en más de cuarenta ciudades españolas, casi al 
					mismo tiempo, y en todas partes había esta misma idea:”Toda 
					España piensa que los absueltos son los culpables de la 
					desaparición del cadáver de Marta del Castillo. Tenemos 
					derecho a opinar mal... A declarar una sentencia injusta... 
					¡Qué barato es asesinar en España y qué fácil resulta 
					mentir”. Manifiesto uniforme y muy a tono con lo que ha 
					sucedido y con qué forma se ha enjuiciado lo sucedido. 
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