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OPINIÓN - MARTES, 31 DE ENERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Riñas familiares y conciencia ciudadana

Por Nuria de Madariaga


¿Cuantas veces no habremos comentado el grado de deshumanización al que ha llegado la sociedad? Por lo general los ciudadanos no quieren problemas y el hecho de socorrer a una víctima y llevarla al hospital siempre genera posteriores preguntas, el tener que asistir en calidad de testigo a diversas diligencias y el verte incomodado, en una palabra. ¿Sorprendente en la época de las continuas invocaciones a valores como la solidaridad y la generosidad? En absoluto, porque una cosa es la parafernalia de los grandes principios que se predican y otra es la cruda realidad. Cuando en una barriada hay una pelea, la gente no se mete porque no quiere problemas, bastantes problemas tienen hoy los ciudadanos para poner el puchero en el fuego como para buscarse otros añadidos.

Por eso es destacable el comportamiento de Ismael, vecino del Príncipe que al comprobar que había un herido como consecuencia de una riña, sin dar opción al pensamiento egoísta de “no meterse” ni pensar en que podría ser objeto de represalias o cómo testigo tener que asistir a interrogatorios con la consiguiente pérdida de horas laborables, sencillamente siguió sus buenos instintos, montó al herido en su vehículo y le trasladó al hospital. Otros hubieran dudado temiendo que el herido se les muriera en el coche o que al llegar a Urgencias le hicieran multitud de preguntas, pero pudo más la conciencia ciudadana que es seguramente la manera con la que hoy se define lo que toda la vida se ha llamado “humanidad”. Al hecho luctuoso de un conflicto entre miembros de una familia que se saldó con una cuchillada en el cuello, que es una lesión mala porque puede seccionar la yugular y ocasionar la muerte por hemorragia, se antepone en esta ocasión el comportamiento ejemplar de un vecino que tal vez llegó a salvar la vida del herido.

Muchos se preguntarán si en esos casos es mejor “no tocar nada” y llamar al 061 para que se ocupe o dar aviso a la Policía para que se haga cargo y yo respondería que se suele decir que a quienes no hay que mover jamás es a aquellos que han sufrido un traumatismo craneoencefálico por un accidente de coche o de moto o supongo que por un palo en la cabeza, pero alguien con una herida abierta sí se puede evacuar a Urgencias y ese tipo de ayuda no es un comportamiento imprudente por poner en riesgo la vida del lesionado, sino una conducta excepcional.

La “fama” que algunos intentan dar al Príncipe tratando de estigmatizar la barriada cada vez tiene un mayor perfil de “leyenda urbana” porque en ese barrio alguna gente riñe, como en todas partes y algunos se enfrentan cómo en cualquier sitio y se producen disputas y yo añado que cualquiera se acerque a cualquier zona de bares de marcha de cualquier ciudad de España si quiere ver peleas en las puertas de las discotecas. Pero mayoritariamente en el Príncipe existen “Ismaeles” dispuestos a ayudar a sus semejantes, a prestar auxilio y a implicarse-complicarse interviniendo para trasladar a una víctima sin pararse ni tan siquiera a reflexionar que esa acción conllevaría el tener que dar múltiples explicaciones. Buena noticia, generosidad versus mala noticia, conducta violenta. Y en este caso la buena opaca a la mala.
 

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