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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

El significativo primer viaje a España del Ministro Al Otmani

Por Nuria de Madariaga


Al igual que el primer viaje al exterior de Mariano Rajoy tuvo como destino Rabat, como claro exponente de la importancia que se otorga desde Madrid al papel de moderador del norte de África y socio principal de la Unión Europea del Reino de Marruecos, el primer desplazamiento internacional del amazigh Saadedin al Otmani, Ministro de Asuntos Exteriores del país vecino ha sido a España, lo que protocolariamente constituye un gesto de deferencia ya que ha optado por Madrid antes que por Paris.

Lo que no varían son los asuntos tratados, aunque el talante es distinto y ahora parece haber un mayor deseo de colaboración eficaz entre los dos países en temas cómo el control de la inmigración donde se puede insistir tanto en el cumplimiento de los Tratados Bilaterales firmados por ambos Reinos cómo de la necesaria colaboración económica, por parte de España, de las repatriaciones de ciudadanos de terceros países que traten de acceder ilegalmente a nuestro territorio. Es lógico que la inmigración africana que trata de llegar a Europa a través de Marruecos sea un problema y un asunto europeo y no exclusivamente marroquí.

Otra de las cuestiones son los Tratados de la Pesca y las relaciones comerciales y culturales de los dos países, de hecho existen centenares de empresas españolas instaladas en Marruecos que generan allí los 15.000 puestos de trabajo que no son capaces de generar en España y aunque el país vecino es una clara economía emergente, a los empresarios españoles les sigue siendo más lucrativo y beneficioso invertir su dinero allí para aprovechar los menores costes y la mano de obra más barata. Eso sí, como la reciprocidad es la clave del buen entendimiento lo beneficioso para todos sería el que las grandes empresas marroquíes invirtieran en España y contribuyeran aquí a la creación de puestos de trabajo.

Reciprocidad aparte, será inevitable abordar la cuestión del Sáhara que ha sido el caballo de batalla en los últimos años de parte de la izquierda cutre-progre y bastante poco inteligente porque un Sáhara marroquí implica que aquel territorio se rige por las leyes marroquíes y se integra en una administración que funciona, perteneciendo a un país que cercano a la UE. Lo que no hay que olvidar es que los lógicos intentos de quienes postulan la independencia del Sáhara, pasan por nombrarse a ellos mismos gobernantes y “gestores” de los dineros que vayan recibiendo de los diferentes países en forma de cooperación internacional y programas de ayuda, unas partidas dinerarias muy golosas y cuyo destino final es muy difícil de comprobar. Pero no está el mundo para inventar Estados Subvencionados, así que la pertenencia del Sáhara a Marruecos no debería ser jamás puesta en entredicho, por más que a la izquierda zarrapastrosa le encanten las causas perdidas.

Con respecto a Ceuta y a Melilla esta es una cuestión ya finiquitada y lo más sensato sería el que los marroquíes dejen en paz a las ciudades españolas y España frenar cualquier movimiento de apoyo a la llamada “causa saharaoui” habida cuenta de que a los españoles, todas las “causas” nos cuestan dinero y con ocho millones de pobres nacionales no nos podemos permitir el lujo de financiar chaladuras y los del Frente Polisario a muchos nos han parecido siempre una gentuza y un factor de inestabilidad para la región que Marruecos ni pue
de, ni va a permitir. Además ¿Beneficia en algo a nuestros cinco millones de parados el apoyo a la causa de los del Sáhara? En nada en absoluto y hoy por hoy nuestra prioridad son los españoles que pasan calamidades y tienen que acabar emigrando a construir las autopistas de Rumanía con la nieve hasta la cintura. O se es pragmático en este siglo XXI y a todos los niveles o nos vemos como Grecia.

En resumen, la visita del Ministro de Exteriores es un gesto que se agradece en lo que vale y que tiene que ser correspondido lo antes posible con el viaje de Rajoy a Rabat.
 

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